Después de una pequeña siesta nocturna, me encontraba despierta en los brazos de Nick y ya se acercaba la madrugada. Decidí levantarme para empezar con las cosas de la universidad y uno que otro trabajo, no queria siquiera pensar en la idea de volver al bajo mundo. Sabía que esa era la razón de mi insomnio. Sentí una mano halando mi brazo en cuanto me pare.
- ¿No te volverás a ir, verdad? - me preguntó él con los ojos preocupados.
- No, amor, solo voy a terminar unos trabajos, no he podido dormir - conteste dolida.
- No vuelvas a huir, eres y vales más que eso - me abrazo.
- Vale, no lo volveré a hacer - me recosté en su pecho.
Me cogió de la mano y volvimos a acostarnos, esta vez nos quedarnos dormidos. Era sábado y decidimos ir de compras con las chicas. Pasando por todos las tiendas de la ciudad. En la noche fuimos con los chicos al bajo mundo. Nick se inscribió en las peleas, Jena ganó tres carreras, yo gané cinco y concurse en dos peleas. Bailamos con Nick mientras bebíamos. La estaba pasando increíble hasta que a lo lejos escuchamos unas sirenas. Vi a Tiana y a Logan con una sonrisa arrogante. Ellos los habían llamado. Nos habían delatado.
Me subí al auto de Nick, ya que, había dejado mi moto en casa. Nos montamos y emprendimos como cuando teníamos una carrera. Nos alejamos con cinco autos detrás. Todos nuestros amigos mientras escuchábamos los gritos alertando al resto de la policía.
Estábamos en los autos intentando perderlos. Hasta que nos separamos y lograron acorralarnos en un callejón. Bajamos del auto. Ambos con miradas amenazantes. Fue entonces que notamos que ellos eran bastardos de Logan, sus sirvientes haciéndose pasar por la ley y completando ese fiasco. Tenían a Jena y Ryan, a Cris y Zara, a Will y Riley. Me sorprendia ver a esos ultimos cuatro juntos, en fin, mis amigos nos miraron con miedo mientras Logan entraba triunfal. Todo había sido una trampa y habíamos caído en ella. Llena de furia saque mis dagas las cuales estaban guardadas meticulosamente en mi bolso. Nick sacó su pistola. Estábamos muy molestos y nadie se metía con nuestras familias.
- Vaya, Nyara, no creí que me dejarás tres nuevas muñecas para el mercado - dijo Logan burlón, acariciando la mejilla de Jena. Ryan estaba furioso e intento soltarse - no la toques - lo golpeo en el estomago, desgraciado infeliz.
- Les pones un dedo encima y te mueres, Logan - ya me estaba sacando de quicio.
- ¿O que vas a hacer? - rió - el resto escaparon dejándolos aquí y de los que están en mi poder solo dos se saben defender - sonrió arrogante.
Sonreí. Eso era una mentira. Todos luchaban, no estaban tan entrenados como nosotros los once pero se sabían defender y ahora iba a usar eso a mi favor - De hecho - hice una pausa - ¿porque no hacemos un trato? - sonreí coqueta - ellas por mi. Iré voluntariamente, solo sueltalos a todos - dije mientras sentía las miradas molestas de mis conocidos junto con los murmullos vulgares de los bastardos de Logan.
- Mas te vale que no la toques - gruñó Nick. Sabía que reaccionaría así, después de todo él odiaba a Logan y odiaba que me tocaran.
- Es una gran oferta, mi reina y sería un tonto si la rechazó así que adelante- me tendió su mano. Solté mis dagas.
- Hecho.
Me acerqué a Logan con una sonrisa coqueta, moviendo mis caderas al caminar. Llevaba en mi espalda una pistola. Le puse el silenciador y me pegue a él como cuando bailaba con Nick pero no los soltó.
Bueno, plan B. Saqué mi pistola sin que él lo notara y le apunte a la cabeza. Eso fue una señal para los chicos quienes aprovecharon el despiste de los guardias para soltarse y tomar sus armas. Corrieron hacia mi novio y esperaron apuntando al resto.
- Se te olvido algo, Reyes, nadie me amenaza a mi o a mi familia - dije mordaz.
- Pronto eso cambiará princesita del bajo mundo, te veré caer y serás mía - sonrio con una mirada gélida.
- Pudrete, Logan.
Dicho eso, le seguí apuntando hasta dejarlo en el suelo inconsciente tras un golpe en la cabeza con el arma.
Sus hombres corrieron tras él y en eso logramos escapar. Fuimos a casa e hicimos maletas. Llame a mi prima y fijamos un rumbo a Bogotá, la capital de Colombia, mi hogar. Nos dirigimos al aeropuerto y nos subimos al avión privado de mi prima. Ella ya había heredado la mafia Moreno.