Después del tatuador paseamos en auto por la ciudad hasta parar en una de las plazas. Vimos una batalla de baile de hip hop y Nick me empujo al centro, termine bailando con los muchachos de allí hasta el cansancio. Hacía mucho que no salíamos sólo los dos ni que nos divertiamos tanto.
Era extraño verlo tan relajado y feliz, nuestra vida era una constante carrera de supervivencia llena de pasiones. Admitía que había extrañado demasiado estos efímeros momentos en que solo eramos nosotros y nada mas importaba.
- Ya vengo amor, voy al baño.
- Ten cuidado hermosa - dijo sonriendome.
- Sé cuidarme sola - le contesté a Nick con una sonrisa, me guiño un ojo y emprendí mi camino hacia uno de los locales cercanos.
Llegué a un cubículo de paredes blancas y pisos en baldosa. Este se encontraba solo y desde sus ventanas se podían escuchar ciertos murmullos casi incomprensibles. Reconocí una voz, la de Logan y Sephora. Ella vestía una camisa negra con escote hasta el ombligo cerrado por un aro, un pantalón azul y unos tacones negros. Él iba arreglado con su típico traje negro de negocios, pegue mi oído a la pared y escuché:
- No tenemos el dinero Logan.
- O consiguen mis ochenta mil dólares o caerán - sonrio.
- No tienes nuestra ubicación.
- ¿Tú crees?, pueden tener el apoyo de Alina pero necesitan más que eso para salir adelante, pidele prestado a "Alaska" ¿no son familia, acaso? ¿No tiene ella ya un imperio? - notaba el odio y burla en su voz, mi ceño se frunció y una sonrisa asesina se formo en mi boca, de ninguna manera.
- Ella no se va a ensuciar las manos tanto, lo que te deba noche blanca lo pagaremos, pero danos tiempo - ella comenzaba a fruncir el ceño, sabía que odiaba tener que hacer ese papel.
- Hecho, tienen dos semanas sino tú - sonrio - Zoe, Nayla, Verónica y Nyara me pertenecerán.
- Vale, no tendras a la princesa del bajo mundo, Nick no dejaría que le pongas un dedo encima - susurro con una mano en su espalda.
- Quien dijo que el amante se enterara - sonreia de forma cínica, me repugnaba saber que aveces nos pareciamos mucho.
- Idiota, ¿fuiste tú, verdad? - una mirada llena de odio en sus ojos - el del ataque en la fiesta de Alina.
- Los arreglos con la policía para mantener mi libertad son muy jugosos.
Me agache antes de que me vieran, mientras la estupefacción y la rabia recorrían mi rostro. Noche blanca nos había vendido como prepago y eso sólo aumentaba mi asco, no sabía cómo conseguiría el dinero pero ahora les recordaría porque era la princesa del bajo mundo.
Salí con mis dagas en mano, me dirigí a la salida del local y capté la mirada confusa de Nick en mi nuca. Cogí mi pistola y le di la vuelta al lugar. Les disparé en el pecho - entre la tercera y cuarta costilla - a tres de los guardias de Logan.
- ¡¿Pero que mierda?! - gritó Logan.
- Tendrás tu asqueroso dinero dentro de dos semanas - escupí con una sonrisa burlona - ahora lárgate antes de que me arrepienta de dejarte con vida.
- No se supone que tu prima es la despiadada - fruncía el ceño alejandose.
- No, ahora vete antes de que te mate - dije disparándole en la pierna.
- ¡Perra! - gritó.
Reí arrogante.
Dicho esto se fue cojeando. Sephora me miró con una sonrisa y Nick me vio con los ojos orgullosos, les miré con una sonrisa. Hora de dejar de fingir, no puedes huir del pasado.
- Demostremosle al bajo mundo que su princesa volvió - sonreí burlona.
Así pasó la noche entre excesos y risas. Llegamos a casa hacia las tres de la mañana, algo tomados, pero felices como hace años. Dejamos a Sephora; fuimos a nuestra habitación, nos besamos y caímos en los brazos de morfeo.
A las seis sonó el despertador y empecé a arreglarme para ir a entrenar. Después tendría que ver a mi prima, a ver si se le ocurría algo para conseguir el dinero. Me vestí y me dirigí a la sala de entrenamiento, empecé. Primero combate cuerpo a cuerpo con Zoe, luego combate de armas con Cris y Will, después dagas con Nayla y Veronica, entre otras.
Así fue toda la mañana.
En la tarde fui a la mansión de mi prima donde Adam y ella me saludaron con una sonrisa - Nena, no sabíamos que venias, mis chicos quedaron intimidados cuando se encontraron a la princesa del bajo mundo y la llamaron una cualquiera - dijo con una sonrisa burlona. Mi prima no cambiaba. Era la típica bogotana que hablaba cantado y medio mal.
Reí eso no se me olvidaría - Si, lo noté, casi se pegan un tiro.
- Y que te trae por aquí, primita - dijo abrazandome.
- Necesito un favor.
- ¿Qué sucede?.
Le conté todo y ella hizo una mueca de asco - desgraciado infeliz.
- Si, el punto es, no se como conseguir ochenta mil dólares.
- Las peleas, carreras, noches de póker - hizo una pausa mirándome fijamente - la respuesta es simple, tienes que volver.
- Sabes que no puedo, sino ya no podré salir - suspire.