...ContinuaciónFlashBack...
Corrí hasta mi hermano y lo abrace mientras las lágrimas bajaban por mis ojos hasta que Nick me saco por una ventana. Pasaron tres meses de su muerte en los que prácticamente me tenían que obligar a comer, a dormir y a dejar de golpear el saco de boxeo de mi hermano. Tammbién me entere que lo habían torturado para que no dijera nada sobre algo que había descubierto. Me negaba a creer que había sido mi tío.
Que ingenua.
Pasaron otros meses en los que cada viernes salía y me perdía en la misma azotea de un edificio abandonado con un cigarrillo. Allí se veía todo el bajo mundo. Una cloaca de mierda maquillada con la promesa de dinero facíl. Así fue hasta que colme la paciencia de Nick y este me hizo volver a la realidad.
- Nyara, no estas sola y aunque se que eso probablemente no sirva de nada, recobra la puta razón por un momento - respiraba agitado - crees que a tu hermano le gustaría verte así después de lo que hizo por ti - gritó pasando las manos por su cabello.
Lo se, en comparación a él yo era una loca impulsiva.
- No, maldita sea, soy una miseria pero que se supone que haga - grite - ¡murió por mi culpa! - volvi a gritar dejándome caer en la cama.
- Levantarte y demostrarle que no murió en vano - murmuro él tomando mi rostro y limpiando mis lágrimas. Me sentía tan vacía, tan culpable, tan repugnante, tan frágil... No me reconocía y sentía la falta de mi hermano pero amaba a Nick y sabía que tenía razón. Por él y por mi saldría adelante.
- Está bien - asentí levantando mi vista y juntandola con la suya al tiempo que le robaba un beso.
Después de eso recibí un informe médico. Mi enfermedad estaba alborotada y si volvía a fumarme un cigarrillo podría quedar en coma.
Esto cada vez es mejor.
Me recuperé pronto y deje sanar esa herida.
...FinFlashBack...
Me levanté de esa silla del bar y me dirigí al balcon. Necesitaba aire fresco y un trago o me derrumbaría como antes. Llegue y me recoste en la baranda.
- Que quieres, muñeca? - preguntó un mesero con una bandeja de multiples bebidas.
Yo debía tener un aspecto siniestro.
- Un martini - conteste seca observando cómo elegía mi bebida.
En eso sentí una mano en mis hombros. Estaba tensa y sin pensarlo mucho le hice una llave a Thiago - vaya Nyara, la princesa no pierde su toque.
- Piérdete, Thiago, no estoy de humor - conteste tomando mi martini de un sorbo, unos tres más y estaría de mejor humor.
- Se que el amante no va a venir porque sabe que necesitas estar sola pero no va a quitarte un ojo de encima, - me miro fijamente - ¿eres consciente de eso, no? - termino y mis ojos se llenaron de lágrimas. No entendía como me aguantaba.
- Si - conteste con un hilo de voz - largo, Aguirre, me das mañana el numero de mi hermano.
- Él esta cerca de America - dijo molesto y cargando su arma.
- Dame un shot de aguardiente - grite al mesero sacando mi daga. Este asintió asustado y en menos de nada ya lo tenía frente a mi con mi bebida. Otra que me tome de un sorbo.
- ¿Donde? - conteste con ganas de golpear algo.
- El amante ya sabe así que ve con él. No te mandare sola con tu hermano en ese estado. Eres capaz de cualquier cosa - contestó con su arma lista y dos guardaespaldas a su lado - aun hago trabajo de campo así que trae a tu novio y empaca maletas nos vamos a Nueva Zelanda. Ilai se encargará de correr el rumor de que estas aquí - Ilai un chico de quince años heredero de la mafia Aguirre y ya la dirigía como si su padre ya no viviera.
- Esta bien, los veo en el hotel, necesito hacer algo - de alguna forma tenía que sacar toda la drenalina y rabia mezclada con trsiteza que recorria mi cuerpo.
- Yo de ti no iría hacia allá en ese estado - contesto él tomándome del brazo y deteniéndome. Mi paciencia se estaba acabando.
- Quita esa mano - contesté safandome - no me digas que hacer o que no.
Me dirigi hacia el improvisado octagono que había allí. Al parecer les faltaba un luchador. Perfecto.
- Hola linda - contesto el "maestro de ceremonias" recorriendome de arriba abajo y mordiendo su labio.
Sonrei. Cretino. Repugnante.
- Hola bebe - conteste con una sonrisa coqueta poniendo mi peso en el escritorio haciendo que mi pecho resaltara. Sinceramente no tenia mucho pero sabia utilizarlo a mi favor. Su mirada se dirigió a mi escote.
- Y dime ¿Que busca una princesa como tu por acá? - contestó levantándose y tomando mi cadera.
Ya lo tenia.
- Quiero pelear - susurre en su oído provocandolo. Frunció el ceño.
- Las fieras como tu son fáciles de domesticar, es simple no pelean, las mujeres no pelean - contestó, vaya machista. Cada vez me caía peor.
- Y si apostamos una carrera - conteste con una sonrisa coqueta sacando mi daga de mi muslo haciendo que mi corta falda se levantara un poco. Espero que Nick no se enoje... Aunque ya era casi imposible.
- ¿Y qué gano yo? - contestó él acercándose a mi y tocando mi trasero.