La atmosfera se volvió pesada, era como si alguien me estuviera observando, los cabellos de mi nuca se erizaron y vi que Dante estaba lanzando arañazos a la nada, yo no me quedaba aquí.
Cargué mi mochila, cogí una sudadera que estaba en un mueble y alcé a Dan en mis brazos, abrí la puerta y salí literalmente corriendo a la vereda.
Se me hizo eterno esperar diez minutos a Brandon, el viento soplaba fuerte y aunque estaba puesta la sudadera, el viento calaba hasta mis huesos, mi gato se metió en mi sudadera y solo sacó su cabeza para poder respirar, yo aún estaba temblando y Dante no dejaba de maullar, eso era un mal augurio.
Inconscientemente mi vista se posó en la casa del frente pero todo estaba oscuro, como si nadie estuviera allí.
- Hola – saludó Brandon haciendo que yo me sobresaltara
- Brandon – dije y corrí donde estaba él
- ¿Qué te pasó? – preguntó cogiendo mi cara con sus dos manos – estas pálida y helada
- Fue… - las palabras se quedaron estancadas en mi garganta, no sabía cómo explicarle lo que pasó
- Ya estoy aquí – dijo rodeándome con sus brazos y atrayéndome a su pecho – está bien, ya pasó
- ¿Puedo quedarme a dormir en tu casa? – pregunte contra su pecho
- Claro – aceptó
- Gracias – fue lo único que pude decir
Brandon condujo hasta su casa, el camino fue largo y en silencio, la noche había llegado como un susurro, sin entrada ni invitación, su manto se había extendido por todo el cielo, oscureciendo hasta el más pequeño rincón, hoy no habían salido las estrellas, solo la luna era la única compañera que me acompañaba en esta noche tan extraña iluminando el camino por el que viajábamos.
Dante se acurrucó más en mi pecho ronroneando, mis brazos estaban alrededor de la cintura de Brandon para no caerme, sabía que estaba preocupado por lo que me había pasado y no preguntó más para no presionarme pero en algún momento tenía que contarle pero ¿cómo le iba a decir que escuche ruidos en la casa y en el instituto?, va creer que estoy loca.
Llegamos a su casa en unos minutos y él aparcó su moto en la entrada, me bajé y caminé hasta la puerta, Brandon la abrió y entramos, nos recibió una bonita y cálida sala, su casa me gustaba porque siempre pasaba calentita aun cuando afuera estuviera helando.
- ¿Están tus papás? – pregunte volviéndome hacia él
- No – respondió mientras se sentaba en un mueble
- Pero no estaban en una cena familiar – se me hizo extraño que sus papás no estuvieran, siendo que hoy había sido la cena
- Sí, lo estábamos, pero luego de terminar se tuvieron que retirar por motivos de trabajo – se encogió de hombros sin darle importancia – ya sabes, viajes de trabajo
- Sí, supongo – dije sentándome a su lado – pasan demasiado ocupados – lo comprendía, ya que mis padres eran iguales
- Bueno, eso no importa – pasó su brazo por mis hombros – igual, no estoy solo
- En eso, tienes razón – asentí, siempre estábamos los dos acompañándonos o antes éramos los tres con Amy
- ¿Trajiste a Dante? – preguntó buscándolo con la mirada – ¿o lo dejaste?
- No soy capaz de dejarlo solo y menos ahora – negué con la cabeza – lo traje conmigo – abrí el cierre de mi sudadera haciendo que él maullé y se acomode en mis piernas
- Hola Dan – saludo Brandon acariciándolo – supongo que estás cansada así que querrás dormir
- Sí, creo que si
- Mañana podemos hablar de lo que paso – puso su mano en su nuca – si quieres
- Si, gracias – me quedé dudando un momento en pedirle que me deje dormir con él y a la final hablé – Brandon ¿puedo dormir esta noche contigo? – pregunté mirándolo
- Tienes que preguntar – sonrío – dormimos juntos desde que nos conocimos porque me lo preguntas – sonreí, lo había olvidado, por algo le considero como mi hermano
- Gracias – dije y lo abracé