La Princesa del Infierno

Capítulo 7

Baje las gradas de mi casa cuando escuché el timbre, hace dos días que había regresado.

Cuando le conté a Brandon lo que me pasó, me dijo que no me preocupe, que tal vez solo estaba con demasiado estrés o preocupación encima y que eso ocasionaba que escuche esos ruidos, aunque créanme que parecía que lo decía para convencerse más a él mismo que a mí, ya que se había tensado y se había puesto serio.

- Hola – saludó Elián con una sonrisa

- Hola – suspiré y me hice al lado – pasa

- Gracias

- Bueno, ¿sobre qué es de hacer el trabajo? – él me miró con una ceja enarcada

- No me digas que no pusiste atención a clase – se burló

- Si puse atención – me quejé – solo que no me acuerdo

- Cabeza hueca – dijo en medio de una sonrisa

- Idiota – contradije

- Niña caprichosa

- Imbécil

- Consentida

- Tarado

- Loca

- Cabeza de chorlito

- Bipolar

- Sapo – esperen, dije ¿sapo?

- ¿Sapo?, ¿en serio? – una carcajada se le escapó – que original

- Idiota – volví a decir

- Se ve que no eres muy creativa con los insultos

- Y tú no eres muy maduro tampoco

- Pero siquiera si pongo atención a clase – se defendió

- Eso no te incumbe

- Claro que si me incumbe

Después de pasar una media hora peleando sobre el trabajo habíamos decidido hacer la maqueta sobre la segunda guerra mundial, era uno de los temas más conocidos en todo el mundo y que íbamos a poder sacar mucha información para poder tener una buena calificación.

Imprimí el trabajo escrito que habíamos estado haciendo hace dos horas, miré hacia la mesa de comedor y vi que estaba toda desordenada con papeles, laminas, cartulinas y todos lo que habíamos necesitado.

- ¿Qué hora es? – preguntó Elián sentándose en un mueble

- Son las siete – respondí y puse el trabajo en una carpeta

- Se nos hizo tarde

- Sí – mi estómago sonó ya que no había comido nada durante horas - ¿pedimos pizza?

- Claro – asintió

Marqué el número y luego de tres timbres contestaron, pedí una pizza familiar y luego de que me dieran el tiempo colgué.

Dante bajó las gradas y empezó a maullar como si la vida se le fuera en ello, eso solo significaba una cosa, hambre, no le había visto desde que Elián había llegado, supongo que tuvo que estar durmiendo o haciendo lo que haga cuando no está conmigo.

- Dante, ven – le llamé haciendo una seña con mi mano que miró pero paso por alto, gato malagradecido – vamos a darte de comer

- Hola – saludó Elián al gato y este instintivamente se giró hacia él maullando - ¿cómo has estado? – preguntó acariciándolo

- Dante, vamos – entré a la cocina y puse las croquetas en su plato – aquí tienes – dije y Dan se puso a comer

El timbre sonó y yo fui hasta la puerta para recibir la pizza, la abrí y me encontré con un chico con ojos cafés y una sonrisa.

- Hola – saludó y me dio la caja – son 15 dólares

- Claro, gracias – respondí y le di el dinero

- Gracias a ti – dijo y se dio la vuelta para irse

Cerré la puerta y dejé la caja en la mesa del centro de la sala, Elián estaba sentado en el mueble con su celular, saqué dos vasos y puse jugo para luego llevarlos donde estaba la pizza.

- ¿Y tus papás? – preguntó Elián mientras se llevaba un trozo de pizza a su boca

- De viaje – respondí mirándole y él me devolvió la mirada

- ¿De paseo?

- De trabajo – dije sin darle importancia - ¿y los tuyos?

- Ellos están en otro país – respondió y yo alcé una ceja

- ¿Vives solo? – la pregunta salió de mis labios antes de poder retenerla




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