La Princesa del Infierno

Capítulo 16

- Casandra – escuché que alguien me llamaba – Cas

- ¿Qué? – balbuceé dándome la vuelta – déjame

- No puedo – se negó – tienes que levantarte

- Cinco minutos más – pedí tratando de volver a hundirme en los brazos de Morfeo

- Creo que no se va a poder – me movió el brazo – llegamos a tu casa hace una hora

- ¿A mi casa? – pregunté abriendo los ojos y me encontré en la sala - ¿cuándo llegamos?

- Si, a tu casa – dijo Elián, quien estaba demasiado cerca para mi gusto – te traje porque te quedaste dormida en mi auto

- ¿Y por qué no solo me dejaste aquí y ya? – bostecé, había dormido mejor que en las últimas noches

- Cuando te quise dejar no me soltaste – confesó – y entre sueños me pediste que me quede

- ¿En serio? – pregunté incrédulamente, no me acordaba que solía hablar entre sueños

- Sí – asintió y se levantó – no podía moverme ya que te abrazaste a mi cintura – sonrió y yo mire hacia otro lado avergonzada, rogando que mis mejillas no estuvieran rojas

- Por cierto ¿qué pasó con el chico que se hizo pasar por ti? – pregunté acordándome del chico que se abalanzó contra mí

- Le dejé en claro que no se te acerque – respondió, encogiéndose de hombros sin importancia

- ¿Lo mataste? – lo miré tratando de tragarme el nudo en la garganta que se me había formado

- Casi pero no

- ¿Qué era? – cuestioné, me había dicho que no era un angel

- Un ángel caído – informó y yo le miré entre sorprendida y confusa

- Y ellos, ¿por qué quieren matarme?

- Seguro que los ángeles les ofrecieron algo a cambio de que te maten

- Ya veo – dije pensativamente

- Pero lo que me sorprendió fue la mancha de una herida en su pierna – alcé la vista y sus ojos se chocaron con los míos - ¿tú lo hiciste?

- Sí – acepté, fue por defensa propia – cuando supe que no eras tú

- ¿Cómo lo supiste?

- Él era demasiado atento y cariñoso – contesté – tú no eres así, eres todo lo contrario

- Golpe bajo – dijo y yo reí por la cara de ofensa que había puesto

Alcé a Dante y le di un beso en su frente haciendo que él me lama la mejilla unos segundos después lo que hizo que ría bajito, lo llevé hasta la cocina para darle de comer y yo también para hacerme la cena ya que ya había anochecido.

Freí huevos y beicon y puse jugo de naranja en un vaso, los dejé en la mesa y me puse a comer lentamente mirando un punto cualquiera en la habitación, Dante maulló y salió de la cocina, eso significaba que ya había acabado.

Lavé los platos y luego de arreglar la cocina, subí a mi habitación y saqué los cuadernos para hacer los deberes, puse música en la laptop y comencé con la primera pregunta.

- Hola – saludó un señor de cabellos negros con destellos azules eléctricos

- Hola – respondí mirando alrededor - ¿quién es?

- Supongo que no me reconoces, ¿verdad?

- Disculpe pero no – suspiré

- Soy Amaciel – respondió y mis ojos se abrieron como platos – tu padre – mi cuerpo entró en shock, no podía hablar ni mucho menos moverme, estaba plantada mirándole – Kenya, ¿estás bien?

- S-sí – tartamudeé, aún no podía creer que él era mi padre – ¿no estás muerto? – pregunté, que falta de delicadeza, me dije a mí misma

- Estoy muerto – aceptó y yo le miré más raro, aún si se podía – pero puedo aparecer en tus sueños

- ¿Estoy soñando? – mis ojos se despegaron del imponente hombre que estaba a mi frente para quedar en el suelo

- Sí, pequeña – dijo y se acercó a mí – eres hermosa

- Gracias, pero ¿por qué apareces ahora? – pregunté en un susurro

- Porque ya es tiempo de que sepas quién eres




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