Llegué dando saltitos hasta mi puerta y volví hacer otro baile pero sentí la mirada de alguien en mi espalda, me volví y me encontré con la mirada burlona de Elián, sentí que la sangre me subió hasta las mejillas.
- ¿Qué quieres? – pregunté cuando vi que estaba en mi entrada
- ¿Cómo están tus papás? – respondió con otra pregunta, haciendo que yo arqueé una ceja
- ¿Acaso ahora te dedicas a espiar mi vida privada?
- No la espío – dijo y se acercó a mí – solamente lo sé
- Es que no tienes nada mejor que hacer – puse mis manos en mis caderas
- Justamente ahora… - se detuvo mirando a todos lados y luego la posó en mí – …no
- Entonces busca que hacer – dije, pero sentí su anatomía atrás de la mía haciendo que mi piel se erice - ve a jugar fútbol, a hablar con Brandon, a comprar almas, yo que sé
- ¿No me vas a mostrar tu nuevo auto? – preguntó muy cerca de mi oído
- Supongo que ya sabes cómo es aunque no te lo muestre – respondí tratando de no hacer caso al hormigueo que estaba esparciéndose en mi cuerpo
- Me gustaría que me lo muestres – dijo con voz ronca
- Es una pena pero no te lo voy a mostrar – me di la vuelta y me di cuenta que estábamos demasiado cerca, haciendo que respiremos el mismo oxígeno – así que quítate que quiero entrar – traté de empujarle a un lado pero no se movió ni un centímetro, parecía hecho de piedra
- No – se negó – no me voy a ir de aquí
- Vamos Elián, quítate
- No quiero – dijo y una sonrisa enigmática cruzo por su rostro – tres - ¿eh? – dos – siguió contando y yo le vi raro – uno – sus ojos me miraron y paso lo que nunca tuvo que pasar, mi estómago rugió fuerte, reclamando por comida – creo que tienes hambre, Cas
- No es de tu incumbencia – dije poniendo los ojos en blancos – así que retírate por favor
- Te voy a dejar entrar con una condición – me miró y sus ojos azules parecieron brillar más – si me invitas a comer lo que tu prepares
- ¿Acaso no puedes hacer tu comida o comprar algo?
- ¿Cuál es tu respuesta? – dijo y se inclinó hacia mi haciendo que su cabello cayera en su frente – ten en cuenta que yo puedo vivir sin comer – sonrió
- Entonces yo también – dije con una mano en mi barbilla – soy mitad demonio lo que hace que también tenga algunas de sus capacidades – asentí y él negó con la cabeza
- Tú no puedes hacer eso – respondió mirándome bajo sus pestañas – tu cuerpo está acostumbrado a vivir como humano, lo que hace que tenga su mismo metabolismo y aun cuando tienes nuestras habilidades, tu cuerpo… - puso un dedo bajo mi barbilla - … puede morir sino se alimenta, así que, ¿qué decides?
Mi estómago volvió a sonar, reclamando por comida, parecía que hasta mi cuerpo se ponía en mi contra, dejé salir de mi boca un suspiro profundo y tomé una decisión.
- Está bien – dije resignada – te puedes quedar
- Eso me gusta – dijo haciéndose al lado para que pase
Entramos a la casa y fui directamente a la cocina, no había desayunado y con toda la noticia de mis padres, básicamente había olvidado la comida, alcé la vista y me fije en el reloj que marcaba las once y cuarenta de la mañana, ¿cuándo pasó tan rápido el tiempo?, ya casi era hora del almuerzo.
Resignándome a que ya perdí el desayuno, hice lo que más rápido me parecía, sinceramente no quería cocinar y quería comer lo más rápido posible, cogí mi celular y marqué el número del local de pizzas. Después de un par de timbrazos, contestaron el teléfono.
- Pizzería Seraph, buenos días, ¿en qué podemos ayudarle?
- Buenos días, quisiera ordenar dos pizzas tamaño familiar, por favor – dije sentándome en un taburete
Luego de pedir las pizzas, salí de la cocina y me senté en el sofá de la sala, donde estaba Elián mirando la televisión. Se giró y me miró con una ceja enarcada.
- ¿No estás haciendo la comida?
- Sí – asentí con la cabeza – ya mismo esta lista