Dante volvió a lanzarme a su espalda – parece que esto ya se está haciendo costumbre – y empezó a correr con Elián, me sujeté bien de su pelaje ya que cada vez corrían más rápido, supuse que nos habían encontrado y eso era malo.
MI cabeza daba vueltas, aún no podía entender como había terminado en mitad de una lucha entre ángeles y demonios.
Vi de nuevo las sombras que pasaban demasiado rápido, solo siendo un borrón entre los árboles aunque no creo que sean muy importantes porque Elián pasaba sin hacerles caso.
<<Ya comenzó>>
Dijo una voz en mi cabeza haciendo que cierre los ojos para ver si desaparecía pero no lo hizo.
<< ¿Qué comenzó?>>
Pregunté en mi mente, tratando de que algo se me aclare de todo lo que está pasando.
<<La batalla de los dos mundos>>
La voz a veces se escuchaba lejana y otras veces demasiado cerca pero nunca cambiaba su tono fantasmagórico.
<< ¿Quién eres?>>
Dije frunciendo mi ceño, cada vez que aparecía le sentía más familiar.
<< ¿Aún no me reconoces, Kenya?>>
Preguntó con una risa hueca haciendo que mi piel se erice.
<<No, no sé quién eres, así que dímelo>>
<<Soy tú>>
<<No, no eres yo>>
<<Sí, lo soy, soy tu parte demonio>>
Dijo y yo abrí de golpe los ojos, eso no podía ser.
<<No te creo>>
<<Kenya, ya es hora que hagas que me despierte, estar diecisiete años dormida no es bueno, ¿sabes?>>
<<Yo veo que ya estas despierta>>
<<No lo estoy, te estoy hablando desde tu subconsciente>>
<<No puedo hacer eso>>
<<Claro que puedes, ¿sino cómo te vas a enfrentar a los arcángeles?, ¿cómo una simple humana, demasiado frágil?>>
Dante y Elián se pararon haciendo que me desconecte de esa voz, Elián se posicionó delante de nosotros y mi gato se acostó haciendo que yo me bajé de su espalda y luego él se puso al lado de Elián haciendo una barrera que me protegía, esto no era bueno.
Vi que de los árboles empezaron a salir sombras que poco a poco iban cogiendo forma humana y se iban acercando a nosotros a paso lento, las ramas se movieron y de ellas saltó un chico de unos diecisiete años.
Lo mire entornando los ojos y no había duda de que era Brandon pero había algo que decía que no me acerqué a él, mis ojos viajaron hacia los lados y noté que estábamos rodeados y nosotros solo éramos tres.
Elián se irguió y encuadró sus hombros haciéndose ver más atemorizante que nunca, Dante se puso en guardia y sus flamas cada vez se hacían más grandes haciendo que sienta calor aun cuando estaba a unos pasos de él.
- Lucifer – habló el chico que estaba a menos de medio metro de nosotros – que sorpresa encontrarte aquí
- Lo mismo digo, Simael – dijo Elián - ¿Qué hace un trono en la tierra?
- Vengo por… - hizo una pausa y sus ojos verdes se encontraron con los míos haciendo que mi estómago se revuelva - … ella – me señaló
- No te la puedo entregar – negó Elián - lo siento
- Es una lástima – sus palabras eran tan frías como el hielo – entonces me la tendré que llevar por la fuerza
- Inténtalo – su voz sonó amenazante – y lo lamentarás
- Eso lo tendremos que ver – dijo
Alcé la vista para ver al ángel pero ya no se encontraba allí, sentí un viento y luego una presencia atrás mío – ¿acaso era tan rápido para aparecer y desaparecer en segundos? – su mano se posicionó en mi hombro haciendo que me sobresalte y lo mire de reojo.
- Así que tú eres la humana que nos ha estado dando dolores de cabeza – dijo el trono dándome la vuelta para quedar cara a cara – pero ya no lo harás más
- Creo que eso está un poco complicado – dije mirándole – porque no pienso morir todavía – me sorprendí de que dijera eso tan firmemente ya que estaba demasiado nerviosa