La Princesa del Infierno

Capítulo 28

Miré al techo de la celda como pidiendo una idea, sabíamos dónde estaban las llaves pero no como traerlas hasta aquí, tamborilee los dedos en mi pierna pensando en algo que nos pudiera ayudar hasta que escuché un canto sumamente suave por donde estábamos.

¡Eso es!

Me puse de pie rápidamente y me acerqué a la pequeña ventana que había en esa celda y pude ver a lo lejos a Ignis – al final se había quedado conmigo después de haberse curado el ala – esto tenía que funcionar.

- ¡Ignis! – la llamé pero no me escucho - ¡Ignis!, ¡Ignis! – la llamé más fuerte y al quinto llamado sus ojos viajaron a mi dirección - ¡ven aquí, ven! – dije haciendo señas para que viniera

El fénix voló hasta donde estaba y se paró en la ventana, me quedó mirando y sus plumas se iluminaron con los últimos rayos del sol.

- ¿Me puedes hacer un favor? – pregunté y asintió, estos animales en serio que son inteligentes

- Buena elección – dijo Brandon acercándose – los fénix son las aves más fieles de todas

- Lo sé – asentí y me volví hacia el ave - ¿puedes traerme unas llaves sin qué el dueño sé dé cuenta? – él volvió a asentir – Brandon explícale lo que tiene que hacer

- Muy bien, lo que tienes que hacer….

Brandon le empezó a explicar detenidamente lo que tenía que hacer pero yo me desconecté de su conversación, mi mente voló donde mis padres y mi corazón volvió a encogerse, cada vez que cerraba los ojos veía como la sangre bajaba por la pierna de mi padre y los gritos de mi madre no dejaban de rondar mi mente.

Me abracé a mí misma e inspiré fuertemente tratando de tranquilizarme, unos brazos me atrajeron hacía ellos y me apretaron suavemente, apoyé mi cabeza en su pecho buscando consuelo.

- No te preocupes Cas – susurró cálidamente – van a estar bien

- Tú no les viste asustados e indefensos – dije secamente – y ¿si los matan?

- Eso no va a pasar – respondió serio – lo que te dijo Elián es verdad, los arcángeles no pueden matar a los humanos

- Pero los van a torturar – me quejé enojada – y todo por mi culpa

- Los vamos a salvar Casandra, de eso no lo dudes – su mano acarició mi cabeza haciendo que me relaje

Había pasado – según mis cálculos – media hora desde que Ignis había salido por la ventana para traer las llaves de la celda pero cada minuto que pasaba a mí me parecían una eternidad.

Froté mis manos en un intento de dejar mis nervios aparte pero no lo logré, mi pierna estaba subiendo y bajando frenéticamente como un segundero, no sabía cómo nos iba a salir nuestro intento de fuga y eso hacía que cada vez me ponga más nerviosa.

Vi como Ignis pasó volando encima de nosotros y dejó caer las llaves en el suelo para salir volando por la ventana, en una sola zancada cogí las llaves y traté de abrir la puerta pero Brandon me apartó la mano suavemente.

- ¿Qué pasa? – pregunté frunciendo el ceño

- No puedes abrir la puerta precipitadamente – respondió haciendo que dé un paso hacia atrás – no sabemos quién está allí afuera pero de seguro no van a escuchar tus razones y nos van a volver a encerrar, así que esperemos un momento para ver que tal van las cosas.

Brandon se acercó a la celda para escuchar o ver algo pero yo no percibía nada, luego de unos minutos abrió la celda haciendo el menor ruido posible y salimos de allí.

Caminamos por varios pasillos que parecían un laberinto de tantas vueltas que dábamos, yo iba detrás de Brandon y cada cierto tiempo miraba a todos lados tratando de encontrar algo pero no había nada allí.

Estábamos girando a otro pasillo cuando mi mejor amigo me jaló hacia la derecha y nos apegamos a la pared, mis ojos lo buscaron tratando de entender que estaba pasando pero él simplemente se llevó un dedo a sus labios para indicarme que hiciera silencio.

Al cabo de un momento vi como varios guardias pasaron corriendo por nuestro lado haciendo que contenga la respiración al pensar que nos iban a encontrar pero pasaron de largo sin mirar a ningún otro lado.

Reanudamos nuestra marcha y después de algunos minutos y varios pasillos más al fin llegamos a una escalera que era sumamente larga y no alcanzaba a ver el final pero eso no era lo complicado, lo complicado eran los dos guardias que estaban al pie custodiándola.




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