La Princesa del Infierno

Capítulo 38

Ella alzó su brazo apuntando con sus dedos hacia arriba y de manera instintiva yo hice lo mismo haciendo que nuestras manos se toquen, sentí una pequeña corriente pasar por mi cuerpo al momento de juntar nuestra mano izquierda y derecha haciendo que nuestros cuerpos queden tan pegados que nada podría pasar por allí. Nuestros cuerpos eran uno solo y se podía ver con cuanta perfección se unían sin dejar un solo espacio pero en el momento en que nuestras cabezas se unieron, pude escuchar un ruido de algo romperse haciendo que mis ojos busquen de manera rápida el lugar de donde provenía el ruido y lo encontré justo en las muñecas y tobillos de ella. Las gruesas cadenas que la detenían al fin se habían roto y eso era la señal de que yo la había aceptado por completo, vi como cada cadena iba desapareciendo en la oscuridad pero en ese mismo momento podía sentir una fuerte energía proviniendo de ella y sus pupilas ahora parecían que estaban envueltas en llamas. Kenya apretó su agarre con el objetivo de que suba mi vista hacia su rostro pero mis ojos no se quedaron allí sino que fueron a nuestras manos donde la suya estaba desapareciendo en la mía, respiré profundamente.

La unión había comenzado.

Cerré mis ojos y me dejé llevar, podía sentir como nos íbamos uniendo poco a poco, su esencia y la mía se iban juntando y mezclándose para volverse una sola, nuestros pensamientos y recuerdos iban pasando como flashbacks a través de nuestros ojos.

Cuando estábamos en el vientre de nuestra madre.

Cuando nacimos.

Cuando nuestra madre nos vio por primera vez y sus últimas palabras fueron “mi mayor tesoro”.

Cuando nuestro padre nos levantó en sus brazos.

Cuando nos dejaron con nuestros padres adoptivos.

La primera vez que aprendí a montar en bici.

El primer día de escuela.

Cuando conocí a Amy.

La primera vez en el instituto.

Cuando conocí a Brandon.

La primera vez que estuve en el rectorado.

Cuando recogí a Dante.

La primera vez que vi a Elián.

Cuando descubrí quienes eran mis verdaderos padres.

Cuando besé por primera vez a Elián.

Cuando me dieron mi auto.

Cuando nos enfrentamos contra Simael.

Cuando llegué al Infierno.

Cuando secuestraron a mis padres.

Cuando me quedé en su lugar.

Los latigazos que marcaron mi espalda.

Cuando conocí por primera vez a Kenya.

La espada que se rompió al frente de mis ojos.

Elián y Brandon luchando contra los arcángeles.

Brandon sonriéndome.

Elián asustado al verme.

Y por último, yo uniéndome a Kenya, mi esencia demoníaca.

Me sentí mareada al momento en que las imágenes desaparecieron dejando espacio a un solo destello blanco que hizo que quisiera cerrar mis ojos para protegerme de la luz pero no pude ya que venía de mi mente así que traté de abrir mis ojos pero no lo logré debido a que algo me estaba impidiendo hacerlo y era porque aún no estaba lista.

No sé cuánto tiempo paso, tampoco sé si en algún momento cambie de posición o en qué momento la transformación terminó, no sé si me desmaye o si simplemente mi mente no captó el momento en que ambas nos habíamos unido, solo sabía que todo había terminado.

Mis ojos se abrieron de golpe cuando sentí algo frío contra mi mejilla pero ni bien abrí los ojos una punzada traspaso mi cabeza haciendo que me la agarré fuertemente tratando de hacer desaparecer el dolor.

Fruncí el ceño al ver que me encontraba en una habitación de espejos, donde me podía reflejar en cualquier parte pero mayor fue mi sorpresa al fijarme en mi cuerpo. La persona que se estaba reflejando en los espejos, era alguien diferente a mí aunque si te fijabas bien podías darte cuenta que aún tenía algunos rasgos de antes. Me paré con dificultad tratando de no caerme y estudié minuciosamente cada parte.

Mi rostro se había alargado, mis labios estaban más gruesos y de color rojo carmín, mi cabello había crecido hasta mis caderas con varios mechones de color azul eléctrico, mi cintura se había estrechado bastante, mis caderas se habían ensanchado y mi busto había crecido pero lo más impresionante de todo eran mis ojos.

Ojos rojos que parecían fuego.

Los cerré y los volví a abrir haciendo que adquieran un color gris con motas rojas lo que hacía que se vieran mucho más profundos y su mirada era desafiante, fui tocando cada parte de mi cuerpo sin poder creer lo que veía, no solo me sentía más fuerte internamente sino que había cambiado también físicamente. Mis ojos estudiaron las prendas que estaba vistiendo y no habían cambiado mucho de las que me dio Brandon el día que volvimos a la tierra, lo único que había cambiado eran los guantes ya que esta vez no los tenía.

Pero mi inspección no duro mucho ya que de un momento a otro me sentí mareada y mi cabeza empezó a doler fuertemente haciendo que mi cuerpo caiga de un solo golpe al suelo y pierda la consciencia una vez más.




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