Había pasado un día desde que Lucifer y Samael habían despertado y cinco desde que la Guerra entre los dos mundos se terminó al hacer el pacto de que yo nunca iba a volver a subir a la tierra y de esta manera, la estabilidad regresó a todos los mundos y la guerra solo quedó como un mal recuerdo.
Suspiré y me senté en el comedor, donde como siempre, ya me estaban esperando los dos chicos más importantes para mí, la mesa estaba a rebosar con la comida del desayuno, aún no podía creer como era que comían tanto y no engordaban, eso debía ser algún truco del infierno, no tenía otra explicación.
- Kenya ¿has escuchado sobre la unión de sangre? – preguntó Elián haciendo que Samael se atragante con el café que estaba tomando
- No – respondí mirándole interesada, ya que la reacción de mi mejor amigo había hecho que me interese más – ¿qué es?
- No estarás pensando en hacerlo ¿verdad, Lucifer? – preguntó Samael luego de recomponerse y limpiarse los labios con una servilleta
- Y ¿por qué no? – respondió Lucifer mirándole – yo la amo, Samael, y no veo nada de malo en hacerlo
- La unión de sangre es algo serio – dijo mi mejor amigo y yo lo miré con una ceja enarcada – es más serio e importante que el matrimonio
- ¿Qué? – pregunté atónita – ¿matrimonio? – dije tratando de parecer tranquila, en mi vida yo había pensado en casarme
- No es matrimonio – respondió Lucifer mirándome – la unión de sangre es un acto en donde delante de todos unimos nuestras almas mediante la mezcla de nuestras sangre y prometemos estar juntos – explicó y yo enarqué una ceja – en el momento que hacemos eso, todos aceptan que tú eres mi compañera y la única mujer en mi vida – sus ojos cada vez iban adoptando un brillo más intenso – este pacto casi nunca se hace ya que los demonios no tienen una sola pareja pero cuando se lo hace es para siempre y para hacerlo debemos estar seguros de amar y adorar a nuestra pareja con todo nuestro cuerpo y alma – dijo haciendo que lo mire con los ojos como platos
Él no me estaba ofreciendo un matrimonio que cuando una de las partes moría se terminaba o se podía romper, él estaba ofreciéndome una unión en la cual, aún si moríamos o nos separábamos, nuestras almas iban a estar entrelazadas para siempre, hasta el final de los tiempos. Lucifer me había propuesto una unión en la cual nunca podría separarme de él, aunque yo tampoco concebía una vida sin él, yo no me podía ver ni en esta vida ni en ninguna otra sin él, sabía que desde que nací yo estaba destinada a él como él a mí.
“Sigue tu corazón”
Las palabras de mi padre retumbaron en mi cabeza haciendo que me remueva en mi asiento, era verdad, yo a él lo amaba y lo adoraba más que a nada y a nadie en este mundo, así que no me importaba si tenía que hacer una unión, un matrimonio o lo que sea, yo lo iba hacer porque yo quería estar con él y nadie me podría hacer cambiar de opinión.
- ¿Me lo estás proponiendo? – pregunté mirándole con una sonrisa - ¿o solo me lo estás comentado? – vi como sus ojos brillaron y una sonrisa se plantó en su rostro
- Te lo estoy proponiendo – respondió y se paró haciendo que mi mejor amigo lo mire con los ojos como platos y yo simplemente me quedé de piedra – Kenya Dantes Stone ¿me harías el honor de estar conmigo desde ahora hasta la eternidad? – preguntó con una rodilla en el suelo y mirándome a los ojos, había utilizado los apellidos de mis padres biológicos
- S – sí – acepté tartamudeando, nunca pensé que el día que me propusieran algo como esto iba a ser así pero aunque no sea nada romántico y planeado, para mí era lo más hermoso que podía haber – sí, quiero – dije y me arrodillé a su frente mientras lo abrazaba
- Te amo – susurró y yo sonreí, en verdad si en este momento mi corazón no se salía de mi pecho, nunca más lo iba a hacer, era un momento que nunca me iba a olvidar – Te amo pequeña humana – volvió a decir haciendo que mi sonrisa se agrandara
- Te amo – dije en un hilo de voz – te amo Lucifer – escondí mi rostro en el hueco de su cuello y aspiré su perfume que tenía una mezcla entre dulce y agrio, perfecto para él
- Felicitaciones – habló Samael mirándonos con una sonrisa – me alegro por ti, Kenya
- Gracias – dije y Lucifer me ayudó a levantarme
- Espero que la cuides y la respetes – señaló a Lucifer por segunda vez en dos días
- No te preocupes, Samael – dijo Lucifer – la voy a cuidar más que a mi propia vida – me miró y me abrazó, creo que no había un día más feliz para mí