La princesa del mafioso

Capítulo 2

Olivia:

Me remuevo incómoda en el sofá mientras escucho a mi mejor amiga hablar por teléfono con el chico que provocó lo que está creciendo en mi interior.

Freya corta la llamada y se dirige hacia mí.

-Él viene en camino.- Dijo y sentí mi estómago revolverse.

-¿Qué haré cuando llegue? ¿Qué le digo?- Pregunto mordiendome el labio inferior nerviosa. No quería hacer esto, pero sabía que debía hacerlo.

Este bebé va a nacer, eso es algo que ya decidí. No puedo quitármelo, se ha convertido en una parte de mí; a pesar de solo tener 20 años, realmente lo quiero, es mi bebé. Aún no me he acostumbrado del todo, hasta se me hace un poco extraño de que entre todas las chicas que existen en el mundo y tienen sexo a diaria, yo (que solo tuve sexo una vez y fue con el chico del club) quedara embarazada.

-Bueno, si es tan estúpido como para preguntarte: "¿y cómo es que quedaste embarazada?"- Imita la voz de un hombre-, tú debes responderle: cuando una mami y un papi se aman mucho, ellos...

-Eres una estúpida.- La interrumpo y empezamos a reír como locas-. Gracias por apoyarme en esto.

-Siempre juntas, Evans.- Sonreí y asentí.

-Siempre juntas, Novak.- Entrelazamos nuestros meñiques.

Tocaron la puerta y los nervios volvieron a mí. Freya me da una tranquilizante mirada y una suave sonrisa. Suspiro antes de asentir, ella abre la puerta... Lo reconozco en segundos. Es él.

Sus ojos azules que hacían un costraste con su piel pálida, su cabello extrañamente blanco, sus numerosos tatuajes y dos perforaciones en la oreja izquierda. Sí, definitivamente el bad boy con el que toda chica sueña, excepto yo. Nunca me llamaron la atención los chicos como él, los que fuman, se metan en problemas y tratan mal a todo el mundo; pienso que simplemente no recibieron suficiente atención de sus padres.

Nos miramos fijamente por unos segundos que parecen eternos. Recuerdos de esa noche vuelven a mi mente, sus ojos clavados en los míos en todo momento, grabándose cada facción de mi rostro con todo lo que me hacía sentir... Bajo la mirada algo avergonzada.

-Pasen por favor.- Le pide la rubia al peliblanco y a los que parecen ser sus acompañantes. Éstos lo hacen-. Sientense si gustan.

-No tenemos mucho tiempo así que dime por qué me llamaste.- Habla Sebastian fríamente y mira mal a sus acompañantes al ver que estos iban a sentarse en los sofás blancos de la sala.

El peliblanco se sienta en una silla y otro chico de cabello castaño a su lado.

-Hay algo que debo decirte, Sebastian.- Este me mira neutro. Me muerdo levemente el labio y suspiro, tomando valor para decirle lo siguiente-. Estoy embarazada.

La sala queda en un silencio que me pone aún más nerviosa e incómoda, además de que siento las pesadas miradas de todos sobre mí. Puedo ver que mis manos están temblando al igual que todo mi ser. Se refleja la sorpresa en el rostro de Sebastian pero vuelve a su fría mirada.

Pongo mis manos sobre mi vientre por inercia, queriendo proteger a esa personita dentro de mí.

-¿Cómo puedo estar seguro de que el niño es mío?- Preguntó serio.

Su pregunta me deja algo descolocada. Aparentemente no recuerda nada de esa noche, no creo ni siquiera que recuerde mi nombre a menos que Freya se lo haya dicho.

-Las fechas coinciden, además...

-¿Qué... Olivia?- Pregunta enarcando una ceja.

Sí, recuerda mi nombre, a duras penas ya que parecía algo desconfiado al decirlo pero lo recuerda.

Inhalo profundamente, no puedo creer que estoy a punto de decir esto.

'Las cosas que hago por ti, pequeño' pensé.

-Tú fuiste mi primera vez.- Susurro por lo bajo, pero sé que me escuchó. Mantengo mi mirada en clavada en el suelo por la vergüenza de sentir nuevamente las miradas sobre mí. Suspira y asiente.

-Eso lo sabremos luego de hacer un examen de sangre.- Se levanta de la silla al igual que yo.

Levanté abruptamente la mirada, con el ceño fruncido.

-¿Me estás tratando de zorra?- Pregunté ofendida y enojada.

-Puede que haya sido tu primera vez, pero no sé si la última.- Le doy una bofetada que resuena en toda la sala. Creo que me dolió más a mí que a él. Levanta su mano dispuesto a impactarla en mi mejilla, pero Freya lo detiene.

-¡No te atrevas a tocarla, hijo de perra!- Le grita furiosa. Sebastian se mantiene neutro, sus ojos clavados en los míos, que luego bajan a mi vientre, el cual estoy acariciando.

-Lleven a la chica al auto y esperenme ahí.- Ordena a sus hombres y abro los ojos sorprendida.

-Ella no se irá a ningún lado contigo.- Mi amiga se pone frente a mí para protegerme y el ojiazul rueda los ojos.

-Como ya dije, no tengo tiempo para estúpidas escenas dramáticas.- Mira al chico castaño-. Dylan... ya sabes qué hacer.- El nombrado asiente y saca un arma. Ambas retrocedemos varios pasos por el miedo.

'¿Con quién me metí?' pienso al ver el arma plateada en su mano, la cual sostiene sin siquiera temblar.




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