La princesa del mafioso

Capítulo 3

Sebastian:

Finalmente llegamos a la mansión luego de dos horas de viaje. Tomo a la chica en mis brazos, ya que se había quedado dormida, y uno de los guardias me abre la puerta. Camino hasta una de las habitaciones libres y la dejo sobre la cama. La miro unos segundos detallando su rostro, estaba tan tranquila. Me fue imposible no acariciar su mejilla y suspirar antes de salir de la habitación.

Entro a mi despacho y me encuentro con la seria mirada de Dylan. Me siento en la silla de mi escritorio, esperando a que hable.

Entonces explota.

-¡¿Acaso te volviste loco?!- Exclama incrédulo pero me mantengo tranquilo.

-¿Podrías calmarte? Sabes que odiaría tener que ponerte un tranquilizante... Otra vez.- Hablo neutro y ruedo los ojos.

-¿Qué planeas hacer con la chica? Sabes que no puedes hacerte cargo del niño. Ni siquiera sabes si es tuyo.

-Sí lo sé, Dylan. El niño es mío.- Digo seguro de mis palabras.

De todas las chicas con las que he estado a lo largo de mi vida, Olivia fue la única que logró ocupar un lugar en mi cabeza. Durante semanas no pude sacarla de mi mente y estaba pensando en contactarla para hacerla mi amante a cambio de algo de dinero, pero el asunto del bebé me tomó por sorpresa. Siempre que estaba con alguien usaba preservativo, no importaba lo borracho que estuviera, nunca lo olvidaba. Aparentemente esa noche estaba tan concentrado en sus ojos mirándome con tanta inocencia, sus expresiones faciales cada vez que la hacía sentir placer, su pequeño cuerpo debajo del mío... No sé qué hizo para tenerme así, pero, aunque no lo supiera, me tenía en su red. Más con el bebé en su vientre, por el cual me emocioné ya que mi familia estuvo tocándome demasiado las bolas estas semanas con querer que me case con una chica y forme una familia: Olivia lo hizo más fácil para mí.

-¿Cómo estás tan seguro? Ella puede estar mintiéndonos. ¿Y si Jackson la envió aquí para investigar sobre nuestros puntos débiles?

Me tensé al escuchar ese nombre. Jackson Hale, la única persona a la que odiaba casi tanto como a mi padre. Cuando asumí mi lugar como rey de la mafia tras la muerte de mi tío, él se ha ocupado --hasta el día de hoy-- de hacer lo imposible para quitarme mi lugar por los estúpidos celos que me ha tenido desde que éramos adolescentes.
Recuerdo la época en ls que nos llevábamos bien, se podría decir que éramos algo así como mejores amigos, pero todo se fue a la mierda ese día.

-Ellos dos son mi asunto, no intentes meterte en esto. Lo que yo decida hacer con ellos es mi problema, no tuyo.- Se voltea y me mira confundido, hasta parecía un poco dolido.

-Te conozco desde pequeño, Sebastian, sé cada maldito detalle acerca de ti, hemos pasado por las peores cosas y las hemos superado juntos... ¿y aun luego de todo eso, eres capaz de asesinarme solo por una pequeña perra embarazada?- Me mira ofendido.

-Sabes que eres como un hermano para mí... pero si te acercas a ella, juro que te dispararé, Dylan.- Estaba muy seguro de mis palabras y más por la forma en la que sostenía el arma de forma tan firme.

'Mi padre estaría orgulloso de mí, por primera vez' fue inevitable que pensara.

-Soy tu mejor amigo, Sebastian, y creo que tengo derecho a decir que estás loco. Estás mal psicológicamente y esto es solo otra de tus locuras. Un día te cansarás de esa chica y le harás daño, como hiciste con...

-No la nombres si aprecias tu vida.- Le saco el seguro al arma y él niega con la cabeza.

Claro que además de las chicas de una sola vez hubo un amor. En realidad, tuve tres amores, pero de diferentes formas: dos que creí que realmente me amaban, que se quedarían a mi lado siempre, me apoyarían, podríamos ser felices... y otra que pudo romper por completo la poca confianza en las mujeres que aún me quedaba.
Desde ese momento, dejé de creer en las mujeres, para mí solo eran un descargo; romperles el corazón a las que se ilusionaron como lo hicieron conmigo era mi pasatiempo favorito.

-Yo entiendo lo tu padre te hizo, es por eso que necesitas ayuda. Puedo llevarte con un psicólogo, él te ayudará, como lo hizo conmigo. Pero esto no nos sirve, Sebastian. Pones a la chica y al niño en peligro, porque si tú te hundes, los arrastras a ambos contigo.

-¡Nunca vuelvas a mencionar a ese hijo de perra! ¡Yo no necesito un psicólogo! ¡No estoy loco!- Grito mientras rompo las cosas que se encuentran sobre mi escritorio. Dylan intentó detenerme pero lo empujo.

-Sebastian, calmate. Hey, tranquilo.- Me toma por los hombros intentando tranquilizarme.

-T-trae a Olivia, n-necesito hablar con ella.- Él me mira con desconfianza-. ¡Es una orden, Dylan! ¡Maldición, solo traela! ¡La necesito aquí!

Sale rápidamente del despacho y sigo rompiendo las cosas que se encuentran a mi alrededor.

"Mata a ese hombre". "Deja de llorar como una niñita. ¡Eres un hombre, comportate como uno!". "Si no quieres recibir una paliza peor que la de ayer, será mejor que hagas lo que te digo". "Debes convertirte en un asesino perfecto y seguir con el legado familiar. ¿Lo entiendes?". Sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez como la letra de una canción... Una canción interminable que solo me hace daño.




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