La princesa del mafioso

Capítulo 5

Olivia:

Ya han pasado tres días desde que estoy aquí, hoy es sábado y esta noche será la estúpida fiesta que Sebastian planeó. ¿Acaso es tan importante anunciar mi embarazo? No quiero estar en esa tonta fiesta llena de viejos amargados apegados a las tradiciones de antes que me juzgarán por haberme embarazado joven.

Tuve que ponerme un vestido rojo largo simple, aunque es muy bonito, con unos tacones también rojos y un anillo de compromiso que él me dio. Aún estoy dudando sobre si seguir con esta farsa, no soy una fanática de las mentiras. Pero ya estoy metida en esto así que no hay vuelta atrás. Puedo sentir la presión que hay sobre mí: si lo hago mal, no sólo perderé mi libertad, sino que también la vida. En esa parte dudo si primero me matará Sebastian o toda su familia.

Termino con los últimos retoques en mi cabello; había recogido mi cabello a un lado y tenía un ligero maquillaje. Era simple, no era de la clase de chica que se arreglaba mucho para las fiestas ya que no me gustaba mucho salir. En la secundaria solo tenía una amiga --además de la difunta Freya-- y hacíamos pijamadas. La única vez que decidí en serio celebrar es la razón por la que ahora estoy aquí. Tenía experiencia con el alcohol ya que desde los 16 años tomaba, pero el tequila era mi debilidad.

Me pongo el collar que uso desde el día en que nací. Cuando me encontraron en la entrada de la Iglesia donde fui abandonada, solo tenía una nota con mi nombre, una marca de nacimiento que todos consideraban extraña (a mí siempre me.pareció genial, me hacía... diferente a los demás) y este collar que seguramente era de mi progenitora. En mi vida pocas veces la he llamado madre --tan pocas que podría contarlas con mis dedos--, solo es la mujer que me dio a luz y luego me abandonó porque no quiso hacerse cargo de mí. No la odiaba, había algo que me impedía hacerlo; no sabía la razón por la que hizo lo que hizo, y esa es una de las preguntas que recorren mi mente cada vez que soy tan masoquista como para recordar mi pasado.

¿Por qué lo hizo? ¿No me quería? ¿Y mi padre, él sabía que yo existía? ¿La abandonó y no pudo hacerse cargo? No lo sabía. Para mí, las respuestas a esas preguntas eran imposibles de saber.

Salgo de mi ensoñamiento al escuchar que tocan la puerta, doy una última rápida mirada al espejo y volteo.

-Pasa.- Digo y Sebastian aparece en mi campo de visión.

-¿Estás lista?- Suspiro pero asiento. Los nervios se apoderan de mí. ¿Y si digo algo erróneo?-. Siempre debes estar cerca de mí o de Dylan. No estés nerviosa, solo serán tres horas y luego les diremos a todos que te sientes mal.

-Gracias.- Sonrío un poco más tranquila.

Me toma de la mano para bajar lentamente las escaleras. Hay muchas personas abajo, la mayoría son ancianos con sus esposas --algunas parecen de mi edad-- y otros más jóvenes también acompañados de sus parejas. La sala se queda en silencio al vernos bajar, lo que provoca que mis nervios aumenten.

-Muchas gracias por asistir a la fiesta, familia. Espero estén disfrutando, en la hora de la cena les daremos un importante anuncio.- Habla el peliblanco amablemente, lo que me resulta extraño en él.

Bajamos los últimos escalones y nos acercamos a una pareja a mayor. Me sonríen amablemente, por lo que les devuelvo la sonrisa.

-Olivia, te presento a mis tíos David y Kayla. Tíos, les presento a Olivia, mi esposa.- Dijo Sebastian, ambos parecían estar sorprendidos.

-Es un gusto conocerlos.- Estrecho las manos con ambos.

-El gusto es nuestro, querida. Me alegra que mi pequeño Sebastian al fin encontrara a una buena mujer.- Me dice Kayla. Asiento aún con mi sonrisa en el rostro.

-Muchas gracias, señora.- Hablo respetuosamente.

-Bueno, debemos irnos.- Dice el ojiazul y sus tíos asienten.

Nos alejamos de ellos y Sebastian me presenta a varias parejas a las que saludo con falsas sonrisas. Luego de David y Kayla, todos me miran con odio, asco y --por parte de las mujeres-- celos. ¿En serio mi bebé crecería con una familia como esta? ¿Acaso ellos saben del negocio que realiza Sebastian o solo les interesa el dinero que este les da, sin importarles de dónde venga?

-¿Esto ya termina? Me estoy aburriendo y tengo hambre.- Comento en un susurro.

-Ya casi, solo falta una persona.- Contesta sin mirarme. Parece estar buscando a alguien con la mirada, pero suspira con rendición-. Mejor vamos a cenar.

Todos pasan a la extensa mesa luego de que una de las cocineras anuncia que la cena estará lista en unos minutos. Me siento en la cabecera de la mesa y él en la otra, todos los demás a nuestros costados. Finamente llega la comida y un silencio se apodera de la sala, uno que otro comentario sale de sus bocas. Pude sentir varias veces las miradas sobre mí, esperando que dijera algo, pero sólo me quedé callada.

-Buenas noches. Lamento llegar tarde, tuve un pequeño percance.- Un chico castaño de bellos ojos azules apareció en el umbral de la puerta.

¿Es extraño pensar que creo conocerlo?

-Jackson. Llegaste justo a tiempo. Siéntate por favor, estaba a punto de dar dos grandes noticias.- El peliblanco se acerca al chico y le indica que se siente en una silla a su lado. Se puede sentir la tensión y nerviosismo por parte de los invitados, lo que me confunde-. Como ya les había mencionado anteriormente, Olivia es mi esposa. Una de las grandes noticias es que ella está embarazada; un nuevo Hayes se sumará a la familia.




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