Nota de la autora: Este es el final de mi libro que se encuentra completo en mi otra cuenta, que se llama incógnito, si no has leído el libro te invito a leerlo antes de que leas esto.
Lamentablemente perdí mi cuenta asi que este es el final de la princesa destruida, espero que les guste los quiero mucho.
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Mi historia se ve muy simple desde el principio, una chica "perfecta", con una vida "perfecta", el novio "perfecto", la amiga "perfecta", hasta los padres "perfectos", esos éramos nosotros frente a todo el mundo, la familia perfecta.
Todo mi mundo perfecto se fue a la mierda cuando mi padre trato de obligarme a casarme con alguien a quien yo ya no amaba. Yo pensaba que él y yo siempre estaríamos juntos, que él y yo siempre seríamos uno solo y que a pesar de los problemas seguiríamos unidos, no sucedió eso, él y yo no estábamos destinados y seguro que nunca lo estuvimos. La realidad era de que fuimos obligados a estarlo.
Pero me enteré que todo era un plan de nuestros padres, que él conocía a la perfección. Cuando cancele todo, cuando me negué a ser solo una inversión, el peligro nos persiguió, porque mi padre no solo había hecho un trato con el padre de aquel muchacho, mi padre había hecho tratos con un delincuente, que por obras del destino era el padre de mi mejor amigo.
Todo mi alrededor se destruyó, pero hubo una persona que intento recoger cada pedazo y regresarlo a su lugar, él con sus hermosos ojos verdes, con su extraña amabilidad y con su encantadora sonrisa, trato de juntar cada pedazo. No funcionó, mi vida nunca volvió a ser la misma y no solo yo cambié, todos lo hicimos, claro que de diferente manera, pero lo hicimos.
Blake y yo tomamos caminos diferentes, él a New York y yo a Canadá, intentamos seguir nuestra vida, intentamos que todo volviera a la normalidad, tampoco funcionó.
Después de toda mi historia llena de sufrimiento, pero también de amor, llegué aquí, encerrada en una sucia habitación, con un colchón en el suelo y con mi tobillo amarrado por una cadena, con un cuaderno en mis manos y un lápiz escribiendo todo esto para intentar mantenerme cuerda.
Todo es realmente difícil para mí, llevo un mes aquí, encerrada en la oscuridad, ni siquiera se porque me tienen aún viva, pero dudo que sea por algo bueno. Mi vida que ya de por sí era una mierda, ahora es peor, si desobedesco en algo me golpean y no me refiero a un simple puño (Ya que ahora para mí un puño es algo simple), me azotan y me torturan, hasta que mi cuerpo no da a más, es realmente horrible...
Dejo de escribir cuando siento que alguien abre la puerta, veo a número once, con una bandeja en la mano y en esta hay comida. Él fue quien me dió el cuaderno y el lápiz, para que tenga algo con que entretenerme mientras estaba acá encerrada.
-Te traje algo de comida - Dice acercándose a mí.
-No tengo hambre - Digo indiferente, pero mi estómago se hace presente contradiciendome
-Sabes que el Sr. P aún no te quiere muerta así que come. - Él coloca la bandeja con comida frente a mi. Nunca eh visto su rostro siempre está cubierto por una máscara.
-Pues prefiero morir de una puta vez. - Me cruzo de brazos y el se sienta frente a mi
-¿Cómo te sientes? - Me pregunta. Número once es el único que no se comporta como un verdadero imbécil conmigo.
-¿Cómo quieres que me sienta? Llevo un mes encerrada, tengo la espalda y la pierna llenas de marcas por azotes. - Miro mis manos.
-Te dije que no lo contradigas. - Me reclama y yo ruedo los ojos.
-No lo he hecho, pero tampoco soy un muñeco sin opinión. - El suspira.
-Bueno pues deberías finjir no tenerla cuando estás con él o con algun otro.
-¿Por qué eres agradable? - Le pregunto y lo miro, pero él esquiva mi mirada.
-No estoy muy de acuerdo con lo que el hace.
-¿Por qué lo haces, entonces?
-¿Si te lo digo vas a comer? - Elevo los hombros. - Prometelo.
Pongo los ojos en blanco y asiento. - Bien, lo prometo, idiota. - Él ríe suavemente.
-Es mi hermano. - Me susurra. - Ahora come. - Yo empiezo a comer sin decir palabra alguna.
Es su hermano, eso podría beneficiarme demasiado, podría usarlo a él como carnada, necesitaba idear un plan.
-Me tengo que ir yá. - Dice número once cuando término de comer, toma la bandeja ya vacía y camina hacia la puerta.
-Espera. - Él se detiene y voltea a mirarme. - Necesito ir al baño, por favor.
-Bien, espérame, iré por la llave para quitarte eso del tobillo - Yo asiento y él se va.
Guardo un tenedor que logre tomar antes de que número once se llevará la bandeja, entre el escote de mi vestido, se que no podrá hacer demasiado daño, pero podría ser una buena arma.
Número once regresa y me quita la cadena del tobillo. Él me toma del brazo y salimos de esa habitación.
-Numero once. - Lo llamo y él me mira - ¿Donde están los demás? - Pregunto al ver el pasillo completamente solitario.
-Estan reunidos junto con Pearce, parece que tienen nuevos planes. - Yo asiento.
¿Entonces solo estamos él y yo?, Eso me beneficia un poco, al llegar al baño entro y él se queda afuera esperándome.
Me veo en el espejo, mi rostro está sucio, delgado y palido, mi cabello desarreglado, mis labios están resecos y tengo grandes ojeras bajo mis ojos. Lavo mi rostro.
Cuando me siento lista me coloco detrás de la puerta, respiro hondo y con el tenedor en la mano, grito.
-¡Número once!
Él entra rápidamente y antes de que me encuentre le clavo el tenedor en el hombro, él suelta un quejido de dolor y yo lo golpeó en su parte sensible, él cae y yo le quito sus llaves de las manos. Salgo corriendo de ahí.
Empiezo a correr y a buscar una puerta de salida, ni siquiera se hacía donde me dirijo, yo solo corro, veo una puerta y por suerte no hay nadie, la abro con ayuda de la llave y veo la luz de la luna. Salgo.