"Nabii- mara, ven de inmediato, por favor".
—Enseguida, Majestad.
—no , no vas a ir. respondió Nora, la madrastra y actual reina.
—Como ordene mi reina. dijo mara haciendo una reverencia.
—Mara, te pedí que vinieras, por favor.
—¿Y tú quién eres?
—Perdón?, soy tu princesa. Tienes que respetarme como yo lo hago con todas ustedes.
—Mi soberana verdadera es la reina Nora. Lo siento, 'princesa', pero ya el rey murió y usted no es sangre de la reina Nora, así que no creo que tenga autoridad en este palacio.
—¿De qué hablas? Soy la hija del difunto rey y reina. Nora solamente es la viuda de mi padre. Yo siempre voy a ser la princesa.
—Sus padres ya están muertos y enterrados, y la dueña de la corona es la reina Nora. Con permiso.
Nabii se retiró, pensando: "Ya no era la gobernante de ese reino. O al menos eso era lo que todo el mundo decía. Era como una princesa olvidada. Nora se había apoderado completamente de mi reino y mi autoridad ya no era nada allí".
Mientras tanto, la reina Nora hablaba con el príncipe Jade: "Escuchen atentamente lo que van a hacer. La princesa siempre ha estado enamorada de ti, príncipe Jade. Cuando su padre estaba vivo, él la quería casar contigo debido a que tu padre era amigo de mi difunto esposo, pero me enteré de que nunca amaste a la princesa".
—Yo jamás la amé ni siquiera la quise. Yo me estaba casando solamente por complacer a mi padre, pero verdaderamente nunca me llamó la atención esa típica princesa. Ella era como simple, ni siquiera se puede decir que era una belleza. No tiene gracia, la verdad.
—Excelente, entonces serías capaz de cumplir un favor para mí, príncipe.
—Lo que ordene una reina verdaderamente bella.
—Excelente, pero no te equivoques, no creas que porque vas a hacer esto por mí ya te vaya a dar una oportunidad para estar conmigo.
—Claro que no, mi reina. Solamente quiero cumplir con órdenes de tan majestuosa belleza.
—Excelente, llevarás a la princesa engañada y le dirás cosas de amor. Ya sabes, vas a hacer que su corazón arda de enamoramiento. Le llevarás los ojos amarrados, diciéndole que vas a darle una sorpresa o algo así. Tú verás lo que haces. Y cuando ella menos se lo espere, la vas a lanzar en el barranco de espinas.
—Eso es una buena idea, mi reina. De cierta forma, ya ni siquiera tiene autoridad aquí. Solamente es un estorbo que está allí, solamente existiendo.
—Eso es totalmente correcto. ya nadie la considera princesa.
—Claro que lo haré, mi reina. ¿Cuándo quiere que lo haga?
—Que sea mañana. Quiero convencerla hoy de que la 'quiero' y que tú estás interesado en ella, para que acepte. La muy ingenua está enamorada de ti, así que no se va a negar. Y mañana, cuando se hagan las 6 de la tarde, la vas a llevar y allí la princesa la tirarás.
El príncipe Jade se inclinó y besó la mano de la reina Nora. "Sus deseos son órdenes, mi reina Nora".
Mientras tanto, Nabii pensaba: "Si mi padre estuviera vivo, fuera diferente. Volviera a ser la misma princesa que
antes. No entiendo por qué mis empleadas me odian tanto. Nunca las traté como sirvientas, siempre tuve respeto hacia ellas, y ahora ya no hacen nada de lo que les pido. A Nora se le subió el poder a la cabeza y ahora yo, que soy en este palacio... ¿entonces qué soy?".
Nora entró en la habitación:
—Hola, Nabii. ¿Cómo estás? ¿Por qué no te encuentras en tu trono?
—Reina, ¿por qué todo el mundo le hace caso a usted?"
—Porque soy la reina, y sería una insolencia que no lo hicieran.
—Me están llevando a tomar medidas extremas. Puedo castigar al que se atreva a desobedecerme, y todo el mundo en este palacio está anulando mis órdenes.
—Tú no puedes hacer eso, y sabes por qué. Porque yo lo digo. No vas a tomar medidas extremas con nadie.
—Ellos tienen que tener respeto hacia mí. Soy la princesa.
—Pero yo soy la reina, Nabii. Entiende que tu padre está muerto, y el único que tenía más autoridad que yo era él. Pero ahora tengo más autoridad que tú, y por eso es que nadie te hace caso.
—Eso es totalmente injusto. Yo sigo siendo princesa, sigo teniendo la corona de la heredera al trono.
—Ya es suficiente, Nabii. Venía a darte una noticia importante, pero si no la quieres escuchar, pues entonces ya me voy.
—Espera, ¿cuál es la noticia? Dime.
—El príncipe Jade quiere verte mañana.
—¿El príncipe Jade? ¿Y eso para qué?
—No lo sé, él está enamorado de ti, y tú también de él. ¿No es así?
—Claro que sí, tú sabes que es el hombre que amo y siempre he amado.
—Entonces él te verá mañana a las 6. Te recomiendo que te pongas hermosa, ponte la corona que te regaló tu padre cuando te hizo princesa.
Nabii sonrió, emocionada: "¡Eso es lo que voy a hacer! Gracias por avisarme. ¡Será que al fin encontraré mi príncipe azul!".
Editado: 20.03.2025