."La Princesa Perdida de Noveria: El Despertar del Hielo"

Capítulo 20: "La Princesa Perdida de Noveria"

La tormenta azotaba Noveria con furia, como si el reino mismo estuviera sufriendo. Dos niñas, Madison y Deysi, jugaban bajo la luz tenue de las velas, creando hechizos de magia, soñando con ser las brujas más poderosas de todo el reino. Eran inseparables, como hermanas que compartían más que la sangre: compartían su mundo, sus sueños y su felicidad. Sin embargo, ese vínculo comenzó a desmoronarse a medida que crecían.

A los 15 años, las diferencias se hicieron más evidentes. Los padres de las niñas empezaron a prestar más atención a una, mientras que la otra se sentía cada vez más abandonada. Madison, la brillante, la perfecta, siempre fue la favorita. Y Deysi, la que siempre quedó en segundo plano, comenzó a sentir cómo el resentimiento se apoderaba de su corazón.

Mamá, tengo una presentación de magia mañana —dijo Madison, llena de entusiasmo, sin saber el dolor que causaba.

Bien, mi hija, ahí estaremos. —respondió la Reina, con una sonrisa radiante.

Pero Deysi, incapaz de ocultar su tristeza, murmuró: "Pero mañana es... nada." Y se fue, con las lágrimas quemándole la piel. Mientras sus padres reían y celebraban el éxito de Madison, Deysi se quedaba sola, enfrentando su vacío.

Esa noche, mientras Madison recibía el amor y la admiración que Deysi siempre había soñado tener, Deysi se preparaba para su propia presentación, una que nadie vio. Nadie se preocupó por ella, y la soledad la rodeó con más fuerza que nunca.

A la semana siguiente, Deysi, con una leve esperanza, bajó las escaleras con la ilusión de que algo cambiaría.

Ya estoy lista, mamá. ¿A dónde vamos a ir? —dijo con una sonrisa falsa.

Ir, no sé tú, pero nosotros vamos al centro con tu hermana, que quiere salir, dice. —respondió la Reina sin mirarla.

"Hoy es... mi cumpleaños..." Deysi pensó, pero no pudo decir nada más. Finalmente, se quedó en casa. Cuando sus padres se fueron, Deysi salió sola a la tienda, compró un pastel y cantó "Feliz Cumpleaños" a sí misma. Fue en ese momento, mientras apagaba las velas, cuando sus pensamientos se oscurecieron aún más: "Deseo que me quieran al menos un poco como a Madison..." Fue más que un deseo; fue una plegaria cargada de rabia, de desesperación. La niña olvidada y rechazada ahora albergaba un fuego que consumía su alma.

Los años pasaron, y el reino de Noveria floreció bajo el reinado de Madison. Pero Deysi, desde las sombras, observaba con el corazón lleno de amargura. Sin embargo, todo cambió el día que Madison anunció que estaba embarazada.

"Mi gente bella, quisiera anunciar que se viene la heredera real, es una niña." La noticia fue recibida con júbilo, pero para Deysi, fue solo un recordatorio de lo que siempre quedaría fuera de su alcance.

Pasaron los nueve meses, y toda la corte, junto con las criaturas mágicas, se reunió para dar la bienvenida a la pequeña Amelia. Sin embargo, lo que debería haber sido un momento feliz se convirtió en una tragedia. La reina Madison gritó desesperada:

"¡No está! ¡No está mi hija! ¡No está!" —gritó mientras se desmoronaba, buscando a su bebé en cada rincón del castillo.

El rey ordenó a los guardias que buscaran a la niña, pero lo que no sabían era que Deysi ya tenía a Amelia en sus manos.

Horas antes...

Deysi había entrado en la habitación de Amelia. El guardia que estaba allí, confiado y desprevenido, no pudo reaccionar cuando Deysi lo golpeó en la cabeza, dejándolo inconsciente. Con una determinación fría, Deysi tomó a la bebé y la envolvió en una manta. La niña, ajena a su destino, dormía plácidamente. La tomó en brazos y la llevó fuera del castillo, a orillas del río. El agua fluía en la oscuridad, como una invitación al olvido. "Si no puedo ser la favorita, nadie lo será," pensó Deysi mientras dejaba a Amelia en la corriente, con la esperanza de que el río se encargara de ella.

De regreso en el castillo...

Los guardias buscaban desesperados, mientras Deysi llegaba al castillo fingiendo preocupación. "¿Qué ha pasado?" preguntó, actuando como si no supiera nada.

"Se la llevaron, Deysi..." —respondió Madison entre sollozos.

Deysi la miró fijamente, un leve brillo de satisfacción en sus ojos. "No te preocupes, Madison. Yo te ayudaré a buscarla." —respondió, mientras la oscuridad de su corazón se fortalecía aún más.




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