48. La Luna De Miel En Tierras Lejanas.

El aire estaba lleno de la dulce fragancia de flores exóticas mientras Lephrah y Kael caminaban por los jardines de un palacio lejano.

Este no era su reino, pero habían elegido un lugar mágico y distante para su luna de miel. Los pétalos de las flores caían como confeti del cielo mientras se dirigían hacia la playa, donde las olas susurraban secretos antiguos.

Lephrah sonriendo.

"Kael, este lugar es asombroso. Estoy agradecida de compartir estos momentos contigo".

Kael tomándola de la mano dijo.

"Y yo agradezco cada instante a tu lado, mi amor. Esta luna de miel es solo el comienzo de nuestra vida juntos".

Caminaron descalzos por la orilla, dejando que las olas acariciaran sus pies. Se sentaron en la arena, observando cómo el sol se sumergía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos.

Lephrah suspirando dijo.

"¿Puedes creer que ahora somos reyes?".

Kael acariciando su cabello.

"Y aún así, aquí estamos, disfrutando de la simplicidad de la vida. Eso es lo que amo de ti, Lephrah. Nunca olvidas lo que realmente importa".

Lephrah mirándolo a los ojos.

"Tú eres mi ancla, Kael. Incluso en medio de la grandeza, encuentro mi mayor felicidad en los momentos simples a tu lado".

Decidieron cenar en una pequeña choza junto a la playa, donde las luces parpadeantes creaban una atmósfera íntima. Conversaron sobre sus sueños, sus planes para el reino y, entre risas, compartieron promesas de amor eterno.

Después de la cena, regresaron a su suite real. La cama estaba decorada con pétalos de flores, y velas perfumadas iluminaban la habitación.

Kael tomó a Lephrah en sus brazos, bailando suavemente al son de la música que llenaba el aire.

Kael susurrando dijo.

"Hoy marca el comienzo de nuestra vida como reyes y como esposos. Pero esta noche, solo somos dos almas enamoradas".

Lephrah acurrucándose contra él.

"Sí, mi rey. Dos almas que se encontraron en medio de la adversidad y construyeron un reino de amor".

La brisa del océano susurraba melodías antiguas mientras Lephrah y Kael continuaban su baile. En la intimidad de su suite, el tiempo se desvanecía, dejando solo espacio para la conexión entre sus corazones.

Kael deslizó una mano suavemente por la mejilla de Lephrah, admirando cada rasgo de su rostro iluminado por la luz de las velas.

Kael susurrando dijo.

"Eres la reina de mi corazón, Lephrah. Y esta noche, este rey solo tiene ojos para ti".

Lephrah sonriendo dijo.

"Y tú, mi amado rey, eres mi anhelo hecho realidad. Cada día a tu lado es un regalo".

La luna llena se reflejaba en el océano, creando un sendero plateado que parecía llevar directamente hacia ellos.

Kael tomó su mano y la guió hacia el balcón, donde una vista panorámica del mar se extendía hasta donde alcanzaba la vista.

Kael mirando al horizonte.

"Lephrah, aquí, bajo la luz de la luna y rodeados por la inmensidad del océano, quiero hacerte una promesa".

Lephrah emocionada y expectante.

"Dime, Kael, ¿qué promesa haces?".

Kael se arrodilló frente a ella, sosteniendo su mano con delicadeza.

Kael verdadera y seriamente dijo.

"Prometo amarte en cada amanecer y en cada anochecer. Prometo ser tu compañero en la alegría y en la tristeza.
Seré tu fuerza cuando te sientas débil y tu apoyo cuando enfrentemos desafíos. Nuestro amor será eterno, como las olas que besan la orilla".

Lephrah emocionada dijo.

"Y yo, Kael, prometo caminar a tu lado en todas las estaciones de la vida. Seré tu refugio en la tormenta y tu alegría en la calma. Nuestro amor será la brújula que guíe nuestras vidas".

Kael deslizó un anillo de oro con una piedra preciosa en el dedo de Lephrah, sellando su promesa. Se levantaron juntos, sus ojos reflejando la certeza de un compromiso eterno.

El resto de la noche se desvaneció en risas, caricias y susurros de amor. Juntos, se adentraron en el viaje de descubrir las maravillas que la vida tenía reservadas para ellos.

El sol se asomó en el horizonte, marcando el inicio de un nuevo día. Lephrah y Kael se despertaron abrazados, sintiendo la dicha de saber que cada amanecer sería compartido con el amor de sus vidas.

Este fue solo el comienzo de su historia como reyes y como almas entrelazadas.

En los días venideros, enfrentarían desafíos y celebrarían triunfos, pero siempre, cada noche, encontrarían consuelo en los brazos del otro, recordando la promesa hecha bajo la luz de una luna lejana.

Los días pasaron como un sueño, y cada amanecer en tierras lejanas ofrecía nuevas aventuras para los recién casados.

Decidieron explorar la isla, descubriendo jardines encantados y playas escondidas.

En una de sus excursiones, encontraron a un anciano sabio que les habló sobre la magia oculta en la isla.

Anciano Sabio sonriendo.

"Jóvenes reyes, esta tierra guarda secretos que solo revela a aquellos con corazones puros".

Lephrah interesada dijo.

"¿Secretos? ¿Qué nos puedes contar?".

Anciano Sabio dijo.

"Hay un santuario mágico en lo profundo de la selva. Se dice que aquellos que lo encuentran experimentan la magia más pura y se fortalecen en amor y sabiduría".

Intrigados, Lephrah y Kael decidieron embarcarse en la búsqueda del santuario.

Atravesaron bosques antiguos y cruzaron arroyos cristalinos hasta que, finalmente, llegaron a un claro donde la magia flotaba en el aire.

En el centro del claro, encontraron un arco de flores resplandecientes.

Se miraron el uno al otro, y sin decir una palabra, entendieron que debían atravesarlo juntos.

Al cruzar el arco, una luz brillante los envolvió. Sintieron una energía cálida y reconfortante que les llenó el corazón.

Visiones de su pasado, presente y futuro se desplegaron ante ellos, y vieron cómo su amor había influido en la vida de su pueblo y más allá.

Cuando la luz se desvaneció, el anciano sabio apareció ante ellos.