La princesa sin reino

Capítulo seis

Decir que Cordelia estaba encanta era quedarse corto.

Su ahijada y su hijo.

Dos reinos poderosos.

Al fin el trabajo de los últimos cuatro años habría valido la pena. Si tal vez era ser muy ambiciosa pero los grandes imperios se debían formar de esa manera: esfuerzo, dedicación y una que otra manipulación.

La complacía en demasía la imagen frente a sus ojos, Luana con un precioso vestido color terracota con un listón ajustado en su cintura, iba completamente sin maquillaje, cabello suelto y rizado, su cabello cubierto con un sombrero que le daba un toque mas sofisticado a la joven.

Cordelia suspiro con una gran sonrisa, claro que se gustarían, se necesitaban el uno al otro, aunque ellos no tuvieran todavía conciencia de eso.

­­­­–Te ves hermosa, mi querida Luana– comento Cordelia admirando a la joven– Te esperan abajo.

– En seguida bajo– contesto Luana frotando sus manos en su vestido.

Todos le habían afirmado que el rey de Roznok ya la conocía por medio de fotos, incluso que la ubico en el salón de baile en Borgoña, pero las inseguridades la invadían y mas cuando recordaba que básicamente era la única esperanza que tenia o al menos eso le hizo creer su abuelo.

Aunado a lo anterior, a Luana la invadían una serie de emociones mientras bajaba las escaleras, en su vida había sentido o al menos hace mucho que no las había experimentado: nervios, entusiasmo, curiosidad hacia una persona del sexo masculino había escuchado todo tipo de comentarios de aquel joven rey, algunos malos y otros buenos.

Finalmente, Luana llego a la entrada de aquella mansión, ahí ya se encontraba Lucas, su abuelo y dos jóvenes, uno demasiado alto, musculoso, en cierta manera le recordaba a Alan y el otro joven de cabellera rubia la cual le caía por los hombros, intensos ojos negros, era alto, pero no tanto como el otro hombre, no era alguien muy corpulento, pero tenía algo atrayente.

–Rey Jasper, permítame presentarle a mi querida nieta Luana Radcliffe– dijo su abuelo tomando a Luana con su mano y con una pequeña sonrisa el hombre vio que tanto Jasper como Luana se inspeccionaban y no había desagrado en sus miradas– Luana te presento a su majestad, el rey Jasper de Roznok.

–Un placer, princesa Luana– respondió Jasper estrechando su mano, algo muy masculino desde el punto de vista de viejo Michael, jóvenes quien los entendía.

En tanto, Luana trato de no mostrar sorpresa ante el “princesa” utilizado por aquel rubio. Obviamente Luana reconocía que era una princesa, pero ¿exactamente de que le servía? Vivía como una arrimada o al menos eso era lo que le recalcaba su tío Anthony en cada oportunidad, por lo que el termino princesa, desde el punto de vista de Luana era completamente inutilizable.

–El gusto es mío, majestad. –respondió Luana con una pequeña sonrisa, aunque después dirigió sus ojos al hombre altísimo al lado del rey de Roznok, de cerca se veía mucho más intimidante.

–disculpe mi mala educación–dijo de repente el joven rey ante la mirada de Luana sobre Brandon Carpenter– Le presento a Brandon, mi mano derecha.

–Un placer princesa– saludo el hombre de cabellos largos y larga barba.

–Igualmente, señor Carpenter.

Lo único que Luana quería era salir corriendo de ahí, se sentía incomoda ante las miradas de todos, quería volver, regresar al pasado, pero terriblemente ese era su fatídico presente.

–¿le gustaría dar un paseo? – pregunto Jasper hacia Luana

–Claro– respondió esta con alivio.

Ambos salieron de la mansión y comenzaron a caminar por aquellos lujosos jardines. Luana se imagino la escena y de repente le llego el pensamiento de que seguramente ese escenario era muy similar a cuando su hermana se veía con su prometido.

–Ojalá pudiera prometerle que algún día la voy a poder amar– dijo Jasper repentinamente mientras se detenía para mirar fijamente a Luana. –Usted sabe que esto es un ganar-ganar, pero me temo que esto no será un cuento de hadas y lo que menos quiero es que se haga ilusiones. Aun así ¿aceptara mi propuesta de casarse conmigo, princesa Luana?

Mientras ella lo miro con sorpresa, demasiado directo a su parecer, pero Jasper era así directo y honesto, no le gustaba estar dándole vueltas a los asuntos y esta vez no era la excepción.

–No sé qué decirle.

–Soy un hombre muy directo, princesa Luana– aclaro el hombre mirándola con intensidad en tanto Luana trataba de no mostrarse nerviosa–No le puedo prometer un matrimonio amoroso, como el de sus padres, pero le aseguro que tratare de hacerla feliz y nunca le faltara nada a mi lado.

La mención de sus padres le revolvió el estómago y prefirió ignorar aquel comentario.

Agradeció internamente la honestidad de aquel rey, una parte de ella decía que no aceptara aquella propuesta, había demasiadas lagunas, además de que ella sabía que se merecía mas que un matrimonio de conveniencia, eso sería lo primero que le diría su madre si estuviera presente. Pero existía la posibilidad de aceptar a ese rey que tenia mala fama: Era guapo, seguramente le ganaría con unos dos o tres años, tenia claro sus objetivos y le había dejado claro las cosas.

Si aceptaba podría dejar de preocuparse por si su tío la casaría con un viejo, o si la correría o que alguien llegara a encontrarla… tal vez por primera vez en cuatro años se podría sentir segura.

Roznok era un reino poderoso, con varias legiones militares, un rey poderoso, seguro, estaba segura que si en algún momento alguien de su pasado regresa aquel rey la protegería a como diera lugar.

–Le agradezco mucho que sea honesto conmigo– dijo Luana después de un momento–Y solo quiero decirle que acepto casarme con usted.

Y finalmente el plan que tanto habían ideado Alice, Lucas, Cordelia y el viejo Michael iba a llevarse a cabo.

Ese día había marcado un antes y un después dentro de las vidas de no solo aquellos jóvenes sino de también dos reinos.




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