La princesa sin reino

Capítulo ocho

Verónica Ricci caminaba con total seguridad en aquel magnifico palacio. Las personas se inclinaban al verla y solo podían tener un sentimiento de admiración hacia aquella alta y fuerte mujer, quien había sido parte fundamental dentro del ejército de Roznok y es que gracias a aquella mujer el rey Jasper había obtenido numerosas victorias en el campo de batalla.

Decir que Verónica se sentía orgullosa era quedarse corto y es que no cualquiera podía llegar a ser general oficial en el ejército de Roznok y más difícil es cuando eres mujer, pero ella había logrado lo que pocos, pero como la mayoría de los humanos ella quería más y al parecer su rey también, no por nada la había mandado llamar con urgencia.

–¡Verónica “la que alcanza la victoria”! –grito Brandon el principal consejero del rey en cuanto vio a la morena– Al fin se deja ver mi lady.

Verónica rodo sus ojos con fingido fastidio y se detuvo frente a aquel hombre de grandes músculos y dos metros de altura, Brandon podía intimidar a cualquier rey, príncipe o mendigo, pero a ella no, toda su vida había tratado con hombres y más de uno quiso pasarse listo, claramente no vivió para contarlo.

–¿no te cansas de ser el bufón del palacio? – dijo Verónica. –Ya cansas y acabo de llegar.

–Mi querida Verónica, cada día estas más amargada– respondió Brandon con burla en sus ojos y claro con su sonrisa de medio lado. – Parece que no has tenido sexo en un largo tiempo.

–Si tengo sexo o no, no es de tu incumbencia.

Verónica retomo su caminata hacia el despacho del rey y Brandon le siguió los pasos.

–¿desde cuándo los uniformes de los soldados son tan sexis? –volvió a intervenir Brandon al ver las agradables posaderas de la mujer de alado.

–¿desde cuando eres tan vulgar?

–Lo siento nena, pero no puedo evitar que tus curvas me enciendan– Verónica volteo a ver al alto hombre y gruño con desagrado mientras que Brandon solo pudo guíñale el ojo.

–Tendrás que hacer fila.

Ambos anunciaron su llegada al despacho y no fue hasta que el Rey los dejo pasar que ingresaron a aquel santuario de Jasper.

Jasper en cuanto vio a la general de su ejército sonrió y sus ojos se encendieron de lujuria pura.

Verónica vestía unos pantalones de cuero que se ajustaban a su trasero, el top que llevaba resaltaba sus dos turgentes pechos, una cazadora de piel y unas largas botas completaban su atuendo y claro no podían faltar sus suaves y oscuras ondas y su labial rojo en sus gruesos labios.

Verónica Ricci era la tentación de cualquier hombre y el rey de Roznok no era la excepción.

–Su majestad– saludaron al unísono tanto Verónica como Brandon mientras hacían una leve inclinación hacia el rey.

–Mis queridos amigos, gracias por venir– saludo Jasper y les hizo un ademan para que ambos tomaran asiento frente a su escritorio de caoba. – Aunque Brandon siempre está aquí.

–Mi deber es estar con mi rey– se justificó Brandon encogiéndose de hombros. –Aunque él no quiera.

Sin embargo, era bien sabido que Brandon prefería estar en aquel palacio que en el suyo propio por las responsabilidades que conllevaba ser señor de Westmont.

–No quiero alargar mucho la charla, sobre todo porque tengo un asunto urgente que atender– explico Jasper con premura, tomo dos vasos y les sirvió wiski a sus acompañantes– Pronto se anunciara mi compromiso con Luana Radcliffe.

–¿Qué? – Fue tarde cuando Verónica se dio cuenta de la exclamación que salió de su boca– Disculpe no lo sabía.

–Muy pocas personas tienen conocimiento del asunto– comento Jasper sin darle importancia– Verónica y Brandon ustedes tienen mi entera confianza, por lo que necesito que comiencen a idear estrategias para invadir Aldruan.

Verónica miro con impresión a su joven rey y amigo, no podía creer que le encomendaría esa tarea a ella y al bufón de Brandon. Aldruan era un reino fuerte y últimamente estaba en constantes riñas, el caos era el día y la noche de Aldruan, un nuevo reino que invadir y mas traseros que patear fue lo único positivo que pensó Verónica.

–Por lo tanto, espero que ambos se puedan quedar una temporada en palacio–siguió Jasper– Además de que mi boda se celebra en dos meses, no querrán perderse el banquete.

–Bueno pues no hay nada que decir– dijo Brandon después de darle un largo sorbo a su wiski– Ya sabe que puede contar conmigo, incondicionalmente.

–Gracias Brandon– dijo Jasper sonriéndole a su amigo.

 

–bueno pues si eso es todo, me retiro– Brandon no espero alguna respuesta por lo que a grandes zancadas salió de aquel despacho.

El silencio inundaba aquella zona del palacio. Verónica se dedicaba a darle vueltas a su vaso y lo veía atentamente el movimiento mientras que Jasper solo esperaba algún grito o mínimo una mala mirada de su amante.

–No sabía que tenías deseos de casarte–dijo finalmente la mujer aun sin dejar de mirar su vaso. –Felicita a la desafortunada.

–Ronni yo…– Jasper no sabía cómo justificarse ante ella, en realidad no tenía ninguna excusa– Sabes que nunca he querido casarme, pero ella…

–Radcliffe– dijo Verónica saboreando el apellido de la futura reina. – No lo había escuchado, supongo que es extranjera.

–Sí, es de Aldruan– contesto Jasper.

–Supongo que ahora te sientes con el poder de invadir Aldruan– Verónica miro fijamente a Jasper, ya no como su rey sino como su amigo y algo más– Solo te casas por ambición.

–Ronni, me conoces no estoy interesado en casarme por amor.

–Solo espero que no la hagas infeliz– susurro Verónica.

–Créeme ella estará feliz.

 

 

 

Los árboles se alzaban a los lados de aquel camino de concreto, donde aquel automóvil podía pasar perfectamente. Luana miraba fascinada aquellos paisajes desconocidos ante sus ojos, nunca había visto pinos tan altos, un cielo tan claro, un camino sin baches. Y más se sorprendió la joven al ver aquel magnánimo palacio de paredes blancas y altas torres en ellas las banderas moradas ondeaban por el viento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.