La princesa sin reino

Capítulo treinta y tres: Paranoia

El mal sabor de boca que le había dejado aquel comentario de Briseida no se había ido en todo el día; la voz de su hermana sonaba una y otra vez en su cabeza, era tan claro el mensaje y las intenciones que tenía su hermana que incluso coincidían en los planes de su esposo.

¿Estaba mal en no tener las mismas ambiciones que su hermana? Ambas habían sufrido, ambas se habían casado para tener seguridad, pero las princesas de Aldruan diferían mucho en cuanto a sus planes. Sí Luana apoyaba incondicionalmente a su esposo mientras que Briseida era apoyada por su esposo para obtener el trono que habían perdido.

Cada día se complicaba más la situación.

Aunque tal vez lo más sencillo en aquella travesía era el recuperar Aldruan, pero, al menos desde el punto de vista de Luana, nadie había pensado en quien gobernaría Aldruan después de que se deshicieran del usurpador.

Lo más probable es que Jasper pensara en ser rey de Aldruan y reclamar el trono junto con Luana, el problema era que Briseida era mayor por lo tanto esta última tenía más derecho sobre el trono, eso y que además geográficamente hablando a Raisen le conviene unir su reino junto con el de Aldruan.

Mi pregunta es, siendo el caso anterior ¿Qué pasaría con las ambiciones del joven rey de Roznok?

Jasper le dio un sorbo a su té, demasiado amargo para su gusto, rasco su barbilla y presto atención a la conversación de su nueva cuñada y su esposa. Ambas estaban intentando retomar el tiempo perdido, pero algo en el rey no cuadraba, claramente Briseida sabía que Luana estaba viva, pero ¿por qué no la buscó? Espero cuatro años, una boda y una casual visita para volverla a ver.

A Jasper no se le escapaba casi nada, recordaba que la reina Briseida había comentado acerca de un ellos. Tanto misterio y tantos obstáculos, la obtención e Aldruan cada vez se mostraba más difícil y la seguridad del rey de Roznok flaqueaba y más al saber sobre el envenenamiento de la Reina Rosella.

–¿usted que opina, rey Jasper? – Jasper sacudió levemente su cabeza y parpadeo confundido ante la pregunta de su cuñada. – Sobre la visita que haremos mi esposo y yo a Roznok ¿habrá algún problema?

El rey lo pensó, no confiaba en ellos, pero los necesitaban.

–Son bienvenidos a Roznok el tiempo que deseen– dijo Jasper sonriéndole a su esposa y tomando su mano.

–En ese caso, nos comunicaremos sobre nuestra visita– añadió John juntando las palmas de sus manos.

Ambas parejas de desearon buenas noches y salieron del comedor. Luana iba pensativa y tomaba con fuerza la mano de Jasper, lo había notado extraño en la cena, pensativo y algo tenso.

–¿va todo bien? – pregunto Luana cuando entraron a su habitación.

Jasper soltó su mano y se alejo para quitarse el molesto chaleco color rojo y con estampado estrafalario.

–¿Qué tanto conoces a tu hermana? – inquirió el rey a su esposa.

Luana levanto sus dos cejas oscuras y miro con sorpresa a Jasper ¿a que venia aquella pregunta?

–Es mi hermana, Jasper – dijo con deje de burla–¿Cómo no la voy a conocer?

–Solo responde, Luana– exigió Jasper con voz seca, Luana negó con su cabeza, no entendía que estaba pasando– Ambos sabemos que la muerte de la reina Rosella no fue coincidencia.

–Eso todos lo sabemos.

–Fue envenenada frente a toda la corte, Luana. – Explico Jasper con desesperación–¿sabes qué? Olvídalo. Deberíamos descansar.

Su esposa lo observo con desconcierto, pero prefirió no ahondar en el tema, suponía que cuando Jasper estuviera listo lo diría todo lo pensaba o al menos eso esperaba.

A la mañana siguiente Luana ayudaba a su doncella a empacar sus cosas porque aquella mañana regresarían a Roznok, lo cual dejaba aliviados a Luana y a Jasper porque ya se sentían un tanto incomodos en aquella corte de aspecto medieval y que además seguían utilizando métodos incivilizados como el envenenamiento o al menos eso pensaba Jasper.

Eso sin contar que este último se encontraba paranoico y lo que necesitaba era rodearse de personas confiables y no de su cuñada y su esposo, tal vez aquella alianza le traería más problemas.

Mientras Jasper se encontraba checando con el chofer los vehículos en los que llegaron, Luana acomodaba su ropa junto con Ariana.

–¿todo bien con tu hermana? – Ariana se encontraba curiosa ante la vida de su amiga Luana, tanto misterio la mantenía despierta aun así la pelirroja suponía que Luana soltaría todo cuando estuviera lista… si es que en algún momento lo estuviera.

–Creo que si– dudó Luana doblando el vestido celeste, regalo de Briseida– ¿puedo confiar en ti, Ariana?

–Completamente– contesto sin dudarlo la doncella.

Luana confiaba ciegamente en Ariana, pero su doncella trabajaba para Jasper y hubiera sido normal que su lealtad fuera hacia su esposo y no hacia ella, lo comprendería si fuera el caso, pero en este asunto necesitaba que la conversación quedara entre ellas.

–Necesito que esto se quede entre nosotras ¿lo entiendes? – Ariana frunció el ceño, pero asintió convencida– Se supone que cuando te casas tu nueva familia consiste en tu esposo ¿no? – Luana froto sus manos contra las mismas y noto la mirada intensa de Ariana sobre ella, sin embargo, la reina la esquivo aquella mirada–Eso significa que ahora debo ser fiel a Jasper, pero ¿Qué sucede cuando tu hermana esta de por medio? ¿debo ser fiel a mi esposo o a mi hermana?




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