La princesa sin reino

Capítulo cuarenta y cuatro : Reuniones y anuncios

Luana no había extrañado ni un poco los carruajes que se usaban tanto en Borgoña como en Aldruan, se había acostumbrado rápidamente a los vehículos elegantes de Roznok. Eran tan extrañas las diferencias entre unos reinos y otros, tanto en tecnología como en infraestructura y no se hable del clima, mientras que Aldruan nevaba la mayor parte del año, Roznok tenía un clima más llevadero y eso tenía que admitir que le gustaba.

En realidad, nunca se había quejado de Roznok, al contrario, en muy poco tiempo sintió aquel reino como su casa nada que ver con el sentimiento que tenía hacia Borgoña, el cual para ella representaba amargura y soledad.

Se asomo levemente por la ventana del carruaje, iban llegando hacia el camino azul; era llamado así porque durante el invierno estaba completamente congelado, era un camino inestable, que casi nadie usaba y esa era una ventaja para ellos cabe señalar que dicho camino conectaba a Aldruan y a Borgoña.

Luana suspiro, estaba cansada de aquel viaje, habían tardado cuatro días en llegar, tal vez hubieran llegado antes si hubieran seguido con el vehículo, pero lo que no querían era levantar sospechas, para ese momento Luana, Smith y Omar se habían cambiado a unas ropas más adecuadas para el invierno de Aldruan.

–¿siempre ibas vestida así? – inquirió Smith frente a ella.

Bajo sus ojos hacia su vestido, por supuesto que una princesa de Aldruan jamás se vestiría así, traía ropas de una persona del servicio, era sencilla y cómoda pero lejos de lo que ella acostumbraba a vestir.

–Es ropa de la clase baja– dijo Luana viendo el vestido blanco que había tenido mejores días– Es muy cómodo y no pesa tanto.

–En fin, cosas de ricos– dijo Smith incomodo con su vestimenta porque odiaba el frio y llevar abrigos gruesos.

El carruaje se detuvo, Smith cerro las ventanas del carruaje mientras que Luana alisaba su vestido, aunque estaba tan arrugado que el movimiento no funcionaba. Tanto la reina como el guardia alcanzaban a distinguir la voz de Omar y de otro hombre, un par de comentarios y después una risa. Ninguno de los dos pareció haber notado que habían dejado de respirar hasta que el carruaje comenzó a avanzar.

–¿todo bien adentro? – pregunto Omar abriendo una pequeña ventana que daba hacia el compartimiento.

–creo que lo ideal sería preguntar ¿todo bien afuera? –dijo Luana con nerviosismo.

–Pues hemos pasado la frontera, majestad– dijo Omar viendo hacia el frente del camino, llevaba una sonrisa satisfecha, pero ni Luana ni Smith lo vieron– Bienvenida a Aldruan.

<Supongo que ya pasamos la peor parte> Pensó Luana abriendo la ventanilla y viendo la nieve por aquel pueblo llamado Anterden, donde se dedicaban a la extracción de asbesto.

Veía todo con nostalgia, no había personas caminando tan temprano, pero Luana sabía que pronto comenzaría la actividad sobre todo de los hombres que trabajaban en las minas abiertas para la extracción del mineral de la zona.

Diez minutos habían transcurrido cuando se detuvieron, Omar les abrió la puerta y ayudo a bajar a Luana, la joven vio curiosa la casa que se alzaba frente a ella; la casa era de madera, tres ventanas en la parte de abajo y se veía una ventana pequeña en la parte de arriba, claramente era una casa modesta y estaba en medio de la nada.

–¿Dónde estamos? –Pregunto Smith mirando a su alrededor.

–En casa de mis padres– explico Omar con simpleza– Debemos descansar porque mañana partimos a la capital, que es donde está el grupo rebelde.

Omar avanzo hacia la casa y estuvo a punto de tocar la puerta, pero la puerta abrió sorpresivamente dejando ver a una mujer de unos 50 años; de tes oscura, ojos grandes y saltones, tenía sobrepeso, pero tenía una mirada brillosa y una gran sonrisa.

–Sabía que eras tu– dijo la señora abrazando a Omar efusivamente, el joven un tanto incomodo le devolvió el abrazo–Esos malditos del gobierno diciendo que habías muerto, mi niño es demasiado inteligente para morir.

–Madre…–susurro Omar. –Tenemos visitas.

–Oh– dijo la mujer–Pasen, pasen están en su casa.

El trio avanzó tras la mujer de mayor edad. Luana veía todo con curiosidad al igual que Smith, la casa era pequeña, una cocina, comedor, una sala con dos sillones, y se alcanzaban a vislumbrar tres puertas, supuso que eran dos habitaciones y un baño, también supuso que las escaleras daban hacia un ártico en la parte de arriba.

–Por favor tomen asiento, mi niño nunca viene con invitados– decía la señora. –deben estar hambrientos.

–Antes que nada, debo presentarte a mis acompañantes, madre–dijo Omar con seriedad– Ella es la princesa Luana Radcliffe– quiso reír al ver la sorpresa en los ojos de su madre– Y él es Smith su guardia personal. Ella es Evelyn mi madre.

–¿L-l-la p-princesa? –Preguntó consternada Evelyn.

–Es un gusto conocerla, señora– Luana se posiciono frente a la señora con una agradable sonrisa. –De antemano sé que nuestra visita es inesperada y esperamos no traerle problemas.

–Pero usted… su familia– decía la mujer de tes oscura. –Todos pensamos que estaban…bueno usted sabe.

–Si, somos difíciles de matar– dijo Luana rascando su brazo con incomodidad.




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