La princesa sin reino

Capitulo cuarenta y seis: Reuniones parte I

Capitulo cuarenta y seis parte uno 

 –Que vicio tan horrible– Luana sonrió ante el tono desagradable que empleó Smith, su fiel compañero de travesuras, aunque su “compañero” en numerosas ocasiones estaba obligado a hacer dichas travesuras.

Ambos se encontraban en el patio trasero de la casa de los padres de Omar. Luana estaba cómodamente en una silla viendo hacia la nada mientras se fumaba un cigarrillo y Smith solo estaba en una esquina viendo con asco dicho acto.

–Si te molesta puedes entrar. – Se encogió de hombros con despreocupación.

Estaba claro que a Luana no le preocupaba el olor que dejaba, incluso pareciera que le gustaba dicho olor alrededor de ella. Smith gruñó y se alejó un poco de la reina para que el olor del cigarro no se impregnara en sus ropas ni en su corto cabello.

–¿Cuándo nos iremos? –cambio drásticamente de tema el guardia.

–Cuando haya terminado con mis deberes.

–¿Y eso será…?

–espero que pronto, Smith– La joven soltó una leve risa por el tono desesperado de su guardia– ¿Ya te cansaste del frio?

–Me canse de estar de arrimado en una casa tan pequeña– dijo el guardia rascando su cuello.

–Nos han tratado muy bien, incluso el padre de Omar. Aunque claro no lo vemos mucho porque trabaja en la mina, pero son buenas personas.

–Y no lo dudo, pero no deberíamos estar aquí.  Todos en Roznok deben estar preocupadísimos por usted.

–No hace falta que me trates con tanta normalidad, Smith– aclaró Luana hacia su amigo– Este viaje es sumamente importante, parece que Jasper no entiende que no solo puede ir conquistando reinos a diestra y siniestra. Me niego a utilizar la fuerza con mi propio pueblo.

–Estas arriesgando tu vida por nada. Tal vez el plan de Jasper sea muy radical, pero ha funcionado.

La reina negó con la cabeza, pareciera que todos los habitantes de Roznok pensaban igual que su esposo. No siempre se deben de seguir los mismos métodos, se debe evolucionar y evitar a toda costa derramamiento de sangre porque ella quería ser una reina no una conquistadora.

–Entiendo tu punto, Smith. Pero hay otras maneras y quiero ser la reina de Aldruan a mi manera.

Smith ladeo su cabeza y miro con extrañeza a su reina y amiga. Nunca la había escuchado querer ir en contra de las ideas de Jasper, al menos no cuando se trataba de conquistar Aldruan.

–No me mires de esta manera…

Luana no pudo terminar de hablar porque en ese momento se vio interrumpida cuando Omar salió de la casa.

–Majestad, tiene visitas. – comento Omar viendo directamente hacia la mujer.

–Gracias Omar. –dijo extrañada puesto que ella no recibía visitas.

Se levanto de la silla donde estaba, vio rápidamente sus ropas e intento alisar las arrugas de su vestido el cual era muy sencillo y esperaba que su “visita” inesperada no la juzgara por su atuendo.

Luana entró a la casa acompañada por Omar y se dirigieron directamente hacia la entrada, donde se podía vislumbrar un carruaje discreto, solo era negro sin ningún emblema familiar como normalmente se acostumbraba en Aldruan.

Pronto se dio a conocer quién o más bien quienes viajaban en dicho vehículo. Primero diviso los tacones azul oscuro junto con el vestido elegante color blanco con ciertos matices grises y finalmente Alice, su abuela bajaba sin dificultad del carruaje, ni siquiera necesito ayuda a pesar de su edad.

–¡Abuela! – Exclamó Luana completamente descolocada de que su abuela estuviera en Aldruan. Se acerco rápidamente hacia la mujer y la tomo de las manos–Por los Dioses ¿Qué haces aquí?

Alice vio la unión de sus manos y sonrió con ternura hacia su nieta, vaya que la había extrañado, aunque no habían estado separadas tanto tiempo. La abuela Alice se soltó del agarre y se engancho al brazo de su querida nieta y la insto a pasar a la casa donde podrían conversar mejor.

–Cuando Jasper no quiso nuestra presencia en Roznok, Dumas y yo decidimos tomar caminos diferentes. Por mi parte vine a Aldruan a mover algunos hilos.

–Si, siento mucho la actitud de Jasper– decía Luana mientras ambas entraban a la humilde casa.

–No hay nada que sentir, tu abuelo William hubiera hecho lo mismo si se hubiera encontrado en la misma situación– dijo Alice dándole golpecitos en la mano de Luana– Ahora, hablemos de cosas que son más importantes…–un carraspeo la interrumpió y Alice volteo enfadado por dicha intromisión, pero recordó que había olvidado a Boris–Bueno primero déjame presentarte a alguien, soy una olvidadiza discúlpeme general.

–Sin problemas, majestad. – dijo el mencionado.

Luana le echo un vistazo al hombre; su piel era clara, de estatura alta, un tanto robusto, su pelo era rubio, liso y recortado mientras que sus ojos eran celestes y caídos, su rostro era alargado y se mostraba serio, tal como Luana lo recordaba.

–Boris Tano–Dijo Luana observando al hombre con desconfianza– El mejor amigo de mi padre.




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