La princesa sin reino

Capítulo cuarenta y ocho: Golpes políticos

Escuchaba atentamente a su consejera de Guerra quien últimamente estaba trabajando con Aron; era muy extraña la combinación, pero estaban obteniendo buenos resultados ya que Aron, además de Luana, era el que más sabia sobre Aldruan y Verónica sabia todo de Roznok.

Al principió Jasper había sugerido que Verónica y Luana trabajaran juntas, pero su esposa había rechazado la oferta de inmediato porque ella reconocía que no iban a estar de acuerdo en muchas cosas. La reina sabía que debía evitar tener conflictos con los consejeros de su esposo.

Y ahora que lo pensaba, su mujer aun no llegaba a la reunión. Si no se equivocaba aquel día tenía un evento en uno de los centros para mujeres violentadas, pero ella le había asegurado que llegaría a tiempo, al parecer se equivocó.

Aunque instantes después Luana había entrado con apresuramiento a la reunión, Jasper quiso burlarse diciéndole que llegaba tarde pero no dijo nada porque no estaban solos y porque su esposa llevaba una enorme sonrisa y le brillaban sus ojos de emoción.

–Disculpen la tardanza– se disculpó Luana sin pena alguna mientras se dirigía a sentarse al espacio vacío junto a su esposo– Acabo de recibir una carta de Aldruan, parece que la divulgación de videos ha dado resultados positivos– anunció con entera felicidad y orgullosa de sí misma– Me han comunicado que más personas se han unido a la causa.

–Es una excelente noticia, Lu– comentó Alexander con orgullo y una sonrisa que prometían travesuras.

Alexander asintió sutilmente hacia su cuñado John quien entendió que era su turno de participar.

–Los Radcliffe deberían ser los primeros en llegar a Aldruan– Dijo John sin mirar a nadie en específico.

A Jasper se le formó un vacío en el estómago al escuchar al escuchar al rey de Raisen.

–Sera mejor que te expliques– exigió Jasper intentando controlar su enojo.

–Luana, Briseida, Alexander y Aron deberían llegar a Aldruan lo antes posible, como un frente unido. La prole gusta de las familias unidas y necesitan conocer a la fututa regente.

A Verónica no le gustó mucho esa sugerencia.

–En ese caso los que deberían partir primero son el rey Jasper y la reina Luana. 

La habitación se quedó en completo silencio.

–Nos necesitan aquí. – afirmó Jasper.

–Aldruan necesita a su reina. – Dijo Luana con cierto pesar mientras entrelazaba su mano con la de Jasper. –Me gustaría ir de nuevo.

Jasper soltó la mano de Luana como si esta le quemara, aquel gesto provoco una mueca en la joven.

–déjennos–siseó Jasper con frialdad.

–Jasper…– empezó a decir Verónica.

–¡FUERA! – exclamó Jasper golpeando la mesa.

Alexander y John fingieron no haberse asustado y salieron apresurados seguido de los demás consejeros y de Aron. Ninguno de ellos lo habían visto tan alterado por un tema sin importancia.

–Parece que el rey quisiera encerrar a la reina– dijo uno de los concejeros con sarcasmo.

–La chica es intrépida–comentó Casio, otro de los consejeros– Valiente y ambiciosa.

–Tal vez demasiado ambiciosa– dijo Verónica tras aquellos dos hombres.

Por otro lado, Luana veía a su esposo dar vueltas por la sala de reuniones. La joven sabía que se avecinaba una grande, de antemano sabía que ir a Aldruan en son de paz no formaba parte en los planes de Jasper, pero Luana necesitaba ir, quería ver al ejército, ya habían pasado un par de semanas.

–Algo me estas ocultando– dijo Jasper sin dejar de caminar por la sala.

–¿De que estas hablando, Jasper? – inquirió Luana levantándose. Caminó hasta Jasper y lo tomo del brazo con delicadeza.

Jasper sintió el suave agarre de Luana a su espalda.

–Se que hay una razón por la que no quieren que vaya a Aldruan. –Se dio la vuelta y miro con fijeza aquellos ojos azules que lo tenían tan idiotizado. –Lo único que tu familia ha hecho es traicionarme, no me sorprendería que los estuvieras apoyando ahora mismo.

Luana sintió que se le helaba la sangre y parpadeo con rapidez. No quería ocultarle información a Jasper, pero si Jasper iba a Aldruan todos sabrían que él quería Aldruan para él mismo, lo cual, en cierta parte, aceptaba, pero los ciudadanos no lo harían.

–Somos un equipo– susurró Luana mirándolo a los ojos. –No hay bandos entre nosotros, no importa si los demás trabajan para Aldruan o para Roznok porque nosotros somos los dos reinos y ambos vamos a gobernarlos. Pero necesito que confíes en mí.

–Y yo te pido lo mismo, Luana. – exigió Jasper tomándola de la cintura– Ayúdame a entender esto, no actuemos a nuestras espaldas porque si no tenemos confianza entre nosotros, lo perderemos todo.

Luana bajo sus ojos y miró el pecho de Jasper, tenía que confiar en él, no importaba cuanto amara a su abuela, cuanto hubiese extrañado a sus hermanos, a fin de cuentas, Jasper era su familia. Él había estado con ella el último año, tal vez su matrimonio no había sido por amor, pero aquel hombre, que para las demás personas era un sanguinario, para ella había y es un gran apoyo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.