La princesita del Ceo

Capítulo 8: Tenemos un trato

Corrí tras mi pequeña. No entendía cómo Eric pudo decir algo como eso delante de mi hija, pero cuando la encontrara me iba a escuchar. Aarón se puso de pie.

—Eres idiota, como dices algo así enfrente de la niña —dijo con ira golpeando la mesa y también salió corriendo tras Ángela.

—Esperemos que la encuentren —frunció los labios mi madre, poniéndose de pie.

Cuando salimos del restaurante, tanto Aarón como yo corrimos por el pasillo que llevaba a la playa.

—Ve tú por el lado izquierdo que yo iré por el derecho y en un rato nos vemos aquí —pronunció cuando llegamos al final del pasillo y asentí. Mientras la buscaba por todas partes, no evité derramar algunas lágrimas y pensar en todos los errores que había cometido como madre. Mi hija merecía saber quién era su padre, al menos su nombre, o al menos no se merecía tener un padrastro como Eric. Pensé que Eric la quería, al menos él siempre decía que la veía como si fuera su propia hija.

—¡Ángela! ¡Angi! —repetía su nombre llamándola como loca sin lograr encontrarla.

Aarón corrió buscando a la pequeña.

—Ángela, Ángela —exclamaba caminando pir toda la orilla de la playa, mirando en todas las direcciones y vio un pequeño parque a lo lejos. La niña estaba sentada en uno de los columpios y Aarón suspiró aliviado al verla. Se acercó a ella y no dijo nada, simplemente empezó a empujarla suave en el columpio.

—Tu madre está muy preocupada por ti, ¿lo sabías? —pronunció al estar cerca de ella y la pequeña permaneció en silencio.—Mejor vayamos a buscarla.

—No quiero volver —se cruzó de brazos —. Estoy muy enojada.

—Te entiendo, pero te quiero proponer un trato —propuso Aarón y la pequeña lo miró con curiosidad.

—¿Qué trato?

—Si me ayudas a tener una cita a solas con tu madre, te ayudaré a encontrar a tu padre —dijo Aarón extendiendo la mano hacia la pequeña.

—Mamá tiene novio ¿lo sabías?

—Lo sé, pero creo que a ti tampoco te cae muy bien el novio de tu madre. —afirmó y la niña lo miró cautelosamente.

—Pero debes prometer que cuando tengas una cita con mamá me ayudarás a encontrar a mi padre—planteó la niña.

—Lo prometo —respondió, extendiendo la mano hacia la pequeña—, ahora somos socios, ¿verdad?

—Sí—dijo la niña tomando su mano, simulando que habían cerrado el trato.

—Escucha lo que haremos —mencionó Aarón—Esta noche, luego de la cena le dirás a tu madre que quieres pasar tiempo con ella a solas para que conozca al nuevo amigo que hiciste en este parque, entonces vendrás aquí y me esperarán y yo vendré y hablaré con tu madre.

—Está bien—respondió Ángela.

—No lo olvidarás, ¿verdad?

—No, tengo una buena memoria, Aarón—dijo y él sonrió.

—Ya vayamos, tu madre debe estar muypreocupada —dijoo tomando la mano de la niña mientras ambos caminaban hacia la entrada al restaurante del hotel. Yo iba llegando y al verlos corrí hacia ellos me arrodillé y abracé a la pequeña.

—Mi niña, perdóname—pronuncié y ella también me abrazó.

—Te quiero más que a nada en el mundo—le dije

—También te quiero mamá—dijo besando mi rostro.

—Gracias—dije mirando a los ojos de Aarón. Cargué a la pequeña para ir con ella a la habitación.

—Cariño—dijo Eric

—Ahora no quiero hablar contigo, más tarde hablaremos seriamente sobre lo que pasó—afirmé alejándome y la niña sonrió y le sacó la lengua en son de burla.

—¿Me llamaste idiota?—le preguntó Eric a Aarón.

—Hay algunos temas y conversaciones que no se deben tener enfrente de los niños. Es un principio básico que debes saber antes de tener un hijo o andar con una mujer que los tenga. Voy a mi habitación mi novia debe estar preguntándose donde estoy—dijo Aarón antes de alejarse de Eric que lo miró con cierto grado de recelo, más porque pensó que le daría la razón a él o mínimo se disculparía por llamarlo idiota ya que eran socios y Eric pensaba que Aarón debía hacer todo lo posible por mantener la cordialidad entre ambos.

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Aarón:

Llegué a mi habitación y allí me esperaba Lea, acostada en la cama con un juego de bikini rojo:

—Cariño llevo mucho tiempo esperándote—pronunció, su cuerpo era perfecto, cintura fina, caderas anchas, lleno de curvas, el pelo largo,rostro delicado y perfilado. Físicamente me atraía bastante, no lo puedo negar. —Me pones protector —dijo con voz coqueta, volteándose de espaldas. Tomé el protector y empecé a aplicarlo en su espalda, bajé cuidadosamente hasta sus nalgas y muslos y empecé a acariciar esa zona. Como era de esperarse, comencé a desprenderme de mi ropa, seguí tocándola más.

—¿Sabes lo que más me gusta de ti Elena? —pregunté en su oído con vos ronca.

—Amor—pronunció ella.

—Elena—repetí—deseo cada centímetro de tu piel y tu cuerpo perfecto, odio verte con otro hombre. —agregué y Lea se volteó enojada.

—¡¿Quién carajos es Elena?! —me reclamó sacàndome de mi distorsionada realidad y me di una bofetada mental, en qué problema me había metido.

—¿Elena? ¿De qué hablas Lea?

—Acabas de mencionar ese nombre dos veces, Elena, ¿crees que soy tonta? —reclamó.

—Ya basta amor. Dije Lea, ¡Lea! No Elena. Debes haber escuchado mal. —dije levantándome de la cama y empecé a ponerme la ropa.

—¿Aarón a dónde vas?

—Eres muy tóxica, siempre arruinas nuestros momentos especiales con tus dudas imaginarias—dije saliendo de allí .

—Aarón, no te vayas y me dejes así—reclamó y fingí no escucharla, caminé hacia la playa y me senté en la arena, pasando ambas manos por mi rostro. Nunca había querido a nadie más después de Elena, había terminado hiendo de mujer en mujer buscando alguien que llenara el vacío que sentía y todo era en vano. Ahora, seis años después cuando por fin la encontraba, luego de buscarla por tanto tiempo tenía pareja y nada más y nada menos que mi nuevo socio. Y también tenía una hija, una pequeña de seis años, seis años hacía que había terminado mi relación con Elena y me vi obligado a casarme con la hija de Baruch, por alguna razón sospechaba fuertemente de que Ángela podía ser mi hija.¿ Será que esa pequeña si era mi hija y Elena lo había ocultado debido a cómo terminaron las cosas entre nosotros y todo el daño que le hice? Fuera como fuera esta noche iba a descubrir toda la verdad.




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