En el infinito universo se encuentra navegando en su eterno recorrido el ser más antiguo jamás conocido, la Tortuga, una criatura más grande que un planeta, en la superficie de su caparazón están los dominios del emperador del universo; mientras que en el rincón más alejado y oscuro del caparazón está la prisión más custodiada y la más peligrosa para aquel que tenga la desdicha de terminar ahí. El Páramo, lugar donde están encerrados los peores criminales que han aterrado el universo.
Acaba de llegar un nuevo prisionero, Damian el Demonio, oriundo del planeta Tierra, un ser de apariencia joven y piel roja como la sangre, cabello negro y grandes cuernos que sobresalen de su cabeza; Damian está siendo custodiado por los guardias, al recorrer cada pasillo de la prisión es recibido por gritos, burlas y amenazas del resto de prisioneros, pero Damian los ignora hasta llegar a su celda.
—Será mejor que te acostumbres a esos gritos de esos bastardos... Porque será el único lenguaje en el que se te tratará en este agujero— Le dice uno de los guardias a Damian antes de retirarse.
Mientras los guardias se retiran escuchan un ruido sospechoso en una de las celdas, se acercan poco a poco y gritan al prisionero de la celda 1180, Hellsing, quien se encontraba golpeando los muros de la celda con su cabeza. —Hey! GUARDA SILENCIO GIGANTÓN!-?— Le llaman la atención los guardias y finalmente se retiran.
Horas más tarde es la hora del receso, la única hora de día en la que los prisioneros pueden salir de sus celdas y deambular en el comedor o el patio, igual están vigilados por los guardias para evitar cualquier comportamiento fuera de lugar; Damian está sentado solo en el comedor hasta que se le acerca un grupo de prisioneros liderados por un hombre musculoso y cabeza rapada con muchas cicatrices y este le habla con un tono amenazante a Damian. —Con que tú eres el nuevo, qué gracia. Eres solo un niño, sabes quién soy? Me llaman Karrion, y si crees que seremos gentiles contigo solo porque eres un mocoso, estás equivocado. Cuando menos te des cuenta serás comido vivo en este lugar, y a mí me gusta la carne fresca...— Sin embargo Damian no le da ninguna importancia y desafía a Karrion. —No soy yo quien tiene que cuidarse la espalda— El rostro de Damián cambia de indiferencia a una mirada feroz, el demonio apunta con sus dedos el rostro de Karrion, como una amenaza a dispararle un ataque; pero Damian mira confundido y Karrion se ríe de él. —Jejeje. Déjame adivinar, trataste de lanzarme un ataque especial, que inocente eres. Está prisión tiene un hechizo especial que inhibe los ataques especiales, no puedes lanzar fuego o rayos de energía, aquí solo te puedes valer a puño limpio, entendiste muchachito?—
Sin embargo otro prisionero aparece detrás de Damian. —Será mejor que no te quieras pasar de listo jovencito, este no es tu mundo.— Karrion y su grupo comienzan a rodear a Damian, pero de un cabezazo Damian le rompe la nariz a Karrion y se desata una pelea en el comedor, al principio la desventaja es de Damian al luchar solo contra 8 prisioneros pero uno por uno los noquea y al último lo asesina rompiendole el cuello; Damian se da vuelta para amenazar a Karrion y a Papa Cors, el hombre que lo quería atacar por la espalda, Karrion escapa pero Cors se levanta para seguir peleando con Damian mientras el resto de prisioneros siguen peleando hasta que llegan los guardias a poner orden.
—TODOS GUARDEN SILENCIO Y REGRESEN A SUS CELDAS, MISERABLES CUCARACHAS!— Grita uno de los guardias amenazando y controlando a los presos con macanas eléctricas. Damian y Cors son rodeados por los guardias y se detienen, justo antes de que este último apuñalara a Damian con una garra retractil de su muñeca. —Ya te tengo en la mira, muchachito...— Le dice Cors a Damian antes de volver a su celda.
Los guardias limpian el desorden provocado por la pelea, al menos 25 prisioneros murieron en la riña y al lugar llegan Serj y Vein, unos guerreros reptilianos, los guardias reales del emperador. —Este es un barril de pólvora listo a estallar.— Dice Serj a su compañero, a lo que Vein respónde —Lo que el emperador debe hacer es destruir este lugar con todos estos gusanos adentro.—
Mientras tanto el resto de guardias salen al patio del Páramo a ordenar al resto de prisioneros —Atención todos ustedes! El receso terminó, vuelvan a sus celdas ahora y sin hacer escándalo!— Es lo que gritan los guardias pero uno de los prisioneros alza la voz y se queja, un hombre con cabeza de coyote y un parche en el ojo —Aún faltan 15 minutos para que acabe el receso!— Pero el guardia le responde —Sucedió una pelea en el comedor, ahora métete!— Los guardias se acercan a uno de los prisioneros que no obedece la orden, un hombre de cabello anaranjado, piel lila y bien parecido —No escuchaste? El receso terminó!— No se preocupe guardia, ya volveré. Solo estaba viendo las estrellas, dentro de tres equinoccios comenzará una ola de calor, sabía?— Dijo el hombre con voz elocuente, los guardias le gritan y lo obligan a regresar a su celda; uno de los guardias pregunta quién es ese prisionero a lo que le dicen que su nombre es Sir Cremino y mencionan que lo que tiene de elocuente y educado lo tiene de sádico.
Por otro lado los guardias entran al gimnasio donde los presos llevan a cabo peleas clandestinas, y ven pelear a Kelly, una mujer fornida de cabello rojo y cuernos en la cabeza; contra Kronos, un hombre musculoso de cuatro brazos; pero antes de que su pelea termine son interrumpidos por los guardias quienes les ordenan regresar.
Mientras tanto Serj y Vein están saliendo de la prisión y se encuentran con Kairi, la real consejera del emperador.
—Qué fue lo que sucedió allá adentro?— Pregunta Kairi —Una pelea provocada por el nuevo prisionero, como siempre cada que llega uno nuevo— Le responde Vein. Kairi les dice que el emperador quiere verlos en el palacio y que ella se encargará de que los presos no provoquen más desastre.