La Profecía

Capítulo 6: No confíes en nadie

The shadows disguised and I don't know why.

 

El nudo se hace más fuerte en mi garganta mientras escucho como el director dice unas palabras sobre Alexa. Su foto descansa a lado de una corona de flores. No puedo evitar sentir que su muerte tiene algo que ver conmigo. Que esa frase estuviera escrita no puede ser ninguna coincidencia.

La ceremonia termina permitiéndonos regresar a nuestros labores. Bash y yo bajamos las gradas encontrándonos con Molly y Jackson.

—Aún no puedo creer que se haya ido—Molly dice viendo la fotografía.

—¿Saben quién fue?—pregunto recordando que su padre es policía. Puede que él tenga algo de información.

—No. Seguirán cuestionando a Cynthia cuando se recupere del shock. Pero quién sea fue listo. No encontraron ninguna huella en el baño.

Pienso en el hombre con la serpiente tatuada. Él pudo aparecer y desaparecer sin dejar rastro.

—Es mejor que vayamos a clase—Jackson nos dice siguiendo a los demás.

Bash sostiene mi mano guiando el camino por los pasillos hasta llegar a mi primer salón. Se despide de mí antes de irse a su clase. Estoy tan absorta en mis pensamientos que el tiempo fluye con velocidad. Estoy por salir por la puerta cuando alguien se para en frente de mi impidiéndome el paso.

—Tenemos que hablar.

—No tenemos nada de qué hablar—paso a lado de Ethan siguiendo mi camino hasta mi casillero.

—Por favor. Tienes que escucharme.

—¡No!—lo enfrento molesta, lo miro directo a los ojos.—Si te escucho aceptaré que todo lo que sucedió fue real. Que mi amiga murió por mi culpa. Que alguien la asesino por mi culpa. Yo. No. Puedo. Si ti escucho, no solo significa que mi madre me ha estado mintiendo todo este tiempo, sino que mi vida es una completa mentira y eso es algo que no puedo aceptar. Todo lo que me digas es producto de tu imaginación. Tiene que serlo—empiezo a decir, todas las emociones que siento rebasándome.

—Sé que esto es difícil, créeme que lo entiendo, pero todo es cierto—se acerca un paso a mí.—Necesito que entiendas el peligro que corres. No estás a salvo...

—¿Y lo estoy contigo?—lo interrumpo.

La imagen de él salvándome de Snake viene a mi mente. Una imagen que quiero borrar de mi cabeza, aún puedo sentir las secuelas del choque en mi cuerpo.

—Debes saber lo que está pasando. Tenemos que terminar la conversación de anoche. Por favor.

Lo miro en frente de mí suplicándome con la mirada. Me doy por vencida. Nunca creeré que el accidente del coche fue por culpa de un venado no importa cuánto lo intente. No he dormido bien desde ese día. Me guste o no tengo que escucharlo. Tengo que saber lo que está sucediendo. Asiento aceptando su propuesta.

—Bien. Te lo contaré todo. Pero no aquí—mira a los estudiantes que caminan por el pasillo, baja la voz para que solo yo pueda oírlo.—Te veo en la cafetería que está a unas pocas cuadras de aquí.

De pronto tengo miedo, miedo de lo que pueda decir, miedo a la verdad. ¿Y si no soy lo suficientemente fuerte para escucharlo?

—Tranquila. Todo va a estar bien—me conforta. Lo miro unos segundos. ¿En verdad puedo confiar en él?

—¿Me voy a arrepentir de esto?—me atrevo a preguntarle.

—No.—dice confiado—Te veo en la cafetería a las seis. ¿Si?

—A las seis—confirmo.

—Un consejo antes de irme. No confíes en nadie—me advierte antes de dejarme sola en el pasillo.

¿Qué? ¿No? ¿Qué?

Sin poder evitarlo miro a los alumnos que pasan a mi alrededor. Cualquiera de ellos pudo haber atacado a Alexa. Cualquiera de ellos puede ser su asesino. Aprieto mi mochila a mí pecho queriendo protegerme con ella. Puedo sentir sus miradas en mí. Siguiéndome con cada movimiento que hago. No puedo respirar. Su asesino puede saber de mí. Puedo ser yo la siguiente. Yo...

—Katie. ¿Estás bien?—Jack me pregunta consternado. 

Sin pensarlo lo rodeo en un abrazo. Sin hacer más preguntas me rodea con sus brazos. Susurra algunas palabras tranquilizándome. Él es lo único seguro que conozco, es mi mejor amigo, una de las personas en las que más confió, me aferro a él queriendo alejar todos esos pensamientos que me tormentan. No me deja ir hasta que se asegura que estoy bien. Me aparto de él apenada.

—¿Quieres hablar?

Niego con la cabeza.

—Esta bien. No tienes que hablar si no quieres. Pero si hay algo en lo que pueda ayudar puedes decírmelo. Lo que sea. Estoy aquí para ayudarte—me abraza de nuevo con fuerza.

—Puedes acompañarme a mi siguiente clase—pido sin querer estar sola.

—Por supuesto—se aparta de mí para tomar mi mochila.

—No es necesario que cargues mis cosas.

—Es un honor hacerlo. Así que calla y camina—me incita con un movimiento de cabeza. Agradezco al destino de haberlo conocido. No sé lo que haría sin él en estos momentos. Se detiene a un lado de la puerta del salón entregándome mis cosas.—Estaré aquí cuando la clase termine. ¿Esta bien?

—Gracias.

—Te veo más tarde—se despide con un movimiento de mano. Lo veo marcharse a su clase. Entro al aula una vez que los alumnos me hacen imposible verlo. Camino hasta mi lugar sentándome a un lado de Will.

—Hola, compañera—dice animado mientras dejo mis cosas en frente de mí.—No te ves bien. ¿Un día difícil?

—Se podría decir.

Los ojos todavía me dolían de tanto llorar anoche.

—En ese caso te deseo buena suerte. Odio cuando eso me sucede.

—Gracias. En realidad creo que la necesitaré.

Tengo la mirada fijamente el pizarrón por unos segundos con una pregunta en mi cabeza.

—Will, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro—sigue escribiendo en su cuaderno.

—¿Nunca has tenido la sensación de que no eres de aquí? ¿De que eres de otra parte?

Detiene lo que está haciendo para mirarme.

—Todo el tiempo Kate. Quiero decir, he soñado con ser de otro planeta que no fuera este. Pero, ¿por qué la pregunta?




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