La Profecía

Capítulo 7: Están aquí

Look up at the stars.

They're like pieces of art.

 

El taxi me dejo no muy lejos de la cafetería. Un mensaje de Bash llega a mi celular. 

¿A que horas te recojo para ir al partido?

El partido. Lo olvide por completo. No tengo ánimos de ir y estar rodeada de gente, no con la paranoia que amenaza en terminar conmigo, pero se lo prometí a Jack. Miro el mensaje más tiempo del necesario. No sé cuanto tarde la cita con Ethan. Lo mejor es que los alcance en el estadio.

Tengo que hacer unos mandados. Te veo en el partido. 

Llego a la cafetería unos minutos antes de lo acordado. Miro a través de la ventana. Aquí está él y no está solo. Una pelirroja está sentada delante de él mirándolo coquetamente. No me muevo. Me quedo parada en la ventana mirándolos como una estatua. Se supone que se encontraría conmigo. ¿Por que está aquí con alguien más? Ella me mira para después decirle algo a Ethan haciendo que se volteé a verme.

Trato de parecer que no los he visto, pero sé que es inútil, en el fondo sé que él me vio. Mis pies empiezan a moverse, alejándome de la cafetería lo más rápido que puedo. ¿Por qué me estoy alejando? ¿Por qué me siento traicionada? Él puede estar con quien quiera. No es nada mío.

—¡Kate!—grita detrás de mí. Cierro los ojos maldiciendo. Ahora está más que claro que me ha visto viéndolos como una extraña. No me doy la vuelta. Me toma por el hombro obligándome a detenerme. Se mueve para que pueda verlo a la cara. Siento como empiezo a sonrojarme de la vergüenza.

—Está bien. Podemos vernos otro día. Es mi culpa que haya llegado temprano. Le prometí a un amigo que iría al partido para verlo jugar...—estoy tan avergonzada que no puedo parar de hablar.

—No, está bien—me corta.—Ella es sólo una amiga. Te estaba esperando cuando llegó y empezó a hablar—noto que su mano todavía está en mi hombro. Su toque se siente caliente en mi piel.

Quiero decir algo, pero no puedo hacer que las palabras salgan de mi boca. Con tan solo el suave toque de su mano puede dejarme completamente muda.

—Ven. Demos un paseo—sonríe parándose a mí lado. No es hasta que suelta mi hombro que vuelvo a respirar.

Paseamos por el parque, él responde a todas mis preguntas y dudas lo mejor que puede.

—¿Cómo es que desapareciste frente a mí la primera vez que te vi?

—Algunos de nosotros tenemos el don de la teletransportación. Te imaginas el lugar donde quieres estar y pocos segundos después estás allí—abro la boca impresionada.—También tenemos el poder de la telequinesis y la telepatía.

—Eso explica muchas cosas—trato de prestar atención a cada palabra que está diciendo, pero tengo una pregunta en específico que ha estado dando vueltas en mi cabeza desde ayer.—Recuerdo que me dijiste que mi... hermano se volvió malo a los nueve años y que él asesinó a mi padre—No puedo creer que esas palabras hayan salido de mi boca.—Estás diciendo que yo tenía nueve años cuando todo eso pasó.

—Si.

—Para entonces creo que era lo suficientemente mayor para recordar.

—La pregunta es...

—¿Por qué no recuerdo nada de lo que pasó y cómo llegue aquí?

—También me he estado preguntando lo mismo. Cuando te vi por primera vez pensé que lo sabías todo, pero luego me di cuenta de que estaba equivocado. Tu madre debió hacer algo para borrar tu memoria.

No. Dudo que mi madre pueda hacer algo así. Mucho menos a mí. Mi teléfono suena en mi bolsillo distrayéndome. Lo saco para ver quién es. El nombre de Bash aparece en la pantalla.

—¿Bash?

—Ya estamos en el estadio. ¿Dónde estás?

—Voy en camino.

Cuelgo antes de que pueda decirme algo más. Ethan me mira con una sonrisa en el rostro.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué me miras así?

—Por nada.

—¿Vas a ir al juego?—Pregunto mientras guardo mi teléfono en mi bolso.

—Iré más tarde.

—Te veo luego entonces—le doy un rápido beso en la mejilla. 

Mi corazón da un salto en mi pecho tan rápido me doy cuenta de lo que hice. Lo lamenté al instante, pero la sensación de mis labios en su mejilla es algo que no puedo explicar. No sé por qué hice eso. Evado su mirada empezando a trayecto a la escuela.

Llego al estadio lo más rápido que puedo. Le envió un mensaje a Molly para que me diga dónde están. Me responde en seguida. Voy hasta donde se supone están sentados.

—Hola—les digo cuando los encuentro en las gradas.

—Kate al fin llegas—Molly me saluda mientras paso a sentarme junto a ella y Bash.

—¿Dónde estabas?—Bash no tarda en preguntarme en cuanto me siento junto a él.

—Te lo dije. Tuve que hacer unos mandados.

Sus ojos me dicen que no cree ni una palabra de la que digo. Me doy la vuelta mirando el partido, ignorando su mirada.

Todos los jugadores salen de la cancha para reunirse con el entrenador. Personas a mi alrededor sostienen letreros apoyando al equipo. Molly le grita a Jackson animándolo. Voltea a vernos con una amplia sonrisa. Levanta su mano saludándonos. Regresa a la cancha para continuar con el partido. No puedo evitar sostener mi respiración cada vez que veo como se golpean. Al parecer todos aquí están de acuerdo con eso.

Después de lo que se siente como una eternidad, el reloj por fin marca los últimos tres minutos, todo el mundo está conteniendo sus respiraciones, Jackson le lanza el balón a Watson, nuestros corazones laten rápido mientras se acerca cada vez más a la zona de touchdown, cuando al fin cruza la línea blanca, la multitud entera grita de felicidad aventando lo que fuera que tenían en las manos. Vemos cómo todas las personas en las gradas empiezan a correr al campo con nuestro equipo celebrando que llegamos a la final. Nos reunimos con Jackson en el campo junto con los demás.

—¿Viste mi letrero? Lo hice esta tarde—Molly se acerca a Jackson emocionada.




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