La Profecía

Capítulo 10: Confrontación

It feels like a tear in my heart

Like a part of me missing.

 

El silencio se vuelve largo e incómodo. Nunca antes hemos estado tan callados. Noto como empezamos a alejarnos del pueblo. No puedo evitarlo más, tengo que preguntar. 

—¿A dónde me llevas Jack?—no responde.—¿Jackson?

—Ya casi llegamos.

—¿A dónde exactamente?—lo miro asustada.

—Por favor. Te explicare todo cuando estemos ahí.

Trato de ver a donde vamos, pero no puedo ver nada más allá de los árboles. Estaciona el carro en frente de una cabaña. Miro a Jackson buscando una respuesta. Evade mi mirada saliendo del carro. Sin saber que más hacer lo sigo afuera.

—Están esperándote—me informa parado en frente de la puerta.

¿Esperándome? ¿Quiénes? 

Afuera de la cabaña puedo ver que han pasado años desde que alguien estuvo aquí. Abre la puerta dejándome entrar. La cabaña no está tan mal en el interior, en medio de la habitación cuelga un gran candelabro de cristal, debajo del candelabro hay una mesa con pocas flores decorándolo, las escaleras a mi lado parecen conducir a algunas habitaciones. Logro escuchar voces viniendo de la habitación a nuestro lado.

—Por aquí—Jackson guía el camino. 

Abre otra puerta dejándome ver lo que hay adentro de esta habitación. Un grupo de personas aparecen discutiendo sobre algo. La chimenea es lo único que calienta este lugar.

—Tenemos que movernos. Ahora—Bash está aquí. No puedo verlo a los ojos, no todavía.

—Estamos aquí—Jackson anuncia. Todos guardan silencio de inmediato. 

—Kate—mi mamá rodea la mesa para acercarse a mí, sus brazos me rodean en fuerte abrazo. ¿Qué está haciendo ella aquí?

—¿Qué está pasando?—pregunto una vez que deja de abrazarme.

—Ya conoces a Sebastian—apunta con la mano hacia él. Bash no voltea a verme, en cambio mira el suelo, no lo culpo por ello. Mi madre sigue presentándome a todos los que están en la sala.—Ellos son Mathew, Phoebe, Owen y Aaron.

Cada uno de ellos mueve la cabeza en forma de saludo.

—Es un placer su alteza—Mathew me dice con una pequeña sonrisa en su rostro. Lo miro confundida.

¿Su alteza? 

—¿Qué es todo esto? ¿Qué es lo que estoy haciendo aquí?—miro a mi madre en frente de mí.

 <<¿Cómo puedo decírtelo?>> 

La escucho decir telepáticamente.

—¿Decirme qué?—me atrevo a preguntarle. 

No me importa que sepa que puedo escuchar lo que dice en su mente. Lo que realmente me importa es saber qué es lo que está sucediendo aquí. ¿Quiénes son estas personas? Me doy cuenta de que todos en la habitación me miran sorprendidos y preocupados, incluyendo Bash.

—¿Desde cuándo... Desde cuando puedes hacer eso?—mi madre logra decir.

—No hace mucho.

—La decisión está cerca. La profecía se está cumpliendo—Owen dice obteniendo la atención de todos en la habitación, comienzan a hablar entre ellos, me doy cuenta de que mi madre mira hacia abajo no muy agradable de escuchar esas palabras.

—No si puedo hacer algo al respecto—digo callándolos a todos. Me miran perplejos. Es muy tarde para dar marcha atrás.

—¿Cómo sabe de la profecía?—Mathew pregunta, pero lo ignoro.

—¿Cómo sabes de ello?—Bash vuelve a preguntar. Por primera vez desde que llegue aquí me mira a los ojos.

—¿Importa?

—Por eso me preguntaste sobre tu marca la otra noche, ya lo sabías, tu memoria está regresando.—mi madre dice sin creerlo. 

¿Mi memoria? 

La miro con incredulidad. Así que todo lo que Ethan me dijo era cierto, mi madre me borró la memoria de alguna manera. Entonces la historia es cierta, soy la princesa perdida, soy la que salvará a todos de la oscuridad, de mi hermano, del asesino de mi padre. Después de todo lo que pasó aún me negaba a creerlo. Creo que no sirve de nada seguir negándolo, acaban de confirmar mi peor temor. 

—Al principio no quise creerlo—admito con nudo en la garganta.—Ahora me doy cuenta de que mi propia madre y a los que creí eran mis amigos, me han estado mintiendo toda mi vida—siento como el aire comienza a escasear en mis pulmones. 

—Esto no es como tú crees...—ella intenta explicar, pero la corto molesta con todos.

—No, ¿en serio? Darme cuenta de que la gente que más quiero en este mundo me ha estado ocultando la verdad sobre quién soy durante todo este tiempo. No entiendo como pudieron verme a la cara todos los días y fingir que todo esta bien—veo a cada uno de ellos enojada.—Que existe esta profecía en la que dice que soy yo quien debe salvar a un reino entero de la oscuridad—Lágrimas de ira y frustración comienzan a caer por mi rostro.—¿Se me olvido algo? Oh sí. También hay un señor oscuro que aparentemente es mi hermano gemelo que, por cierto, quiere matarme. ¿Y nadie pensó que era conveniente decírmelo? Perdónenme si estoy un poco molesta.

Todos en la habitación se quedan en un completo silencio. Miro a mi mamá a mi lado, no aparta la mirada de mí en ningún momento. Abre la boca para hablar, pero yo no quiero escucharla, no quiero escuchar a nadie. Abro la puerta para salir de la habitación. Estar aquí me asfixia. Salgo de la cabaña buscando aire fresco. No me doy cuenta de que alguien me sigue hasta afuera.

—Kate, por favor—Bash suplica.

—¿Sabes lo mal que me sentí conmigo misma por lo que te hice hoy?—me doy la vuelta para poder verlo a los ojos. Lágrimas de enojo siguen resbalando por mi rostro sin poder detenerlas.—Pero sabes, creo que lo que todos ustedes me hicieron fue mucho peor.

—Lo hicimos para protegerte—se acerca unos pasos, retrocedo alejándome de él. 

—¿En serio? ¿Cómo no saber que alguien me quiere muerta es protegerme?—se queda callado sin respuesta. 

—Por favor vuelve adentro. No es seguro que estés aquí afuera.

—No me digas—río secamente. 

—Entiendo que estés molesta, pero tienes un deber que cumplir. Debes regresar a la junta. 




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