La Profecía

Capítulo 16: Argora

I'm heading straight for the castle

They wanna make me their queen.

 

Tomamos un poco más de lo planeado llegar a Argora. Como no tengo ni la más remota idea de en donde está, Ethan y Bash empezaron a discutir sobre con quien debería irme.

—Cómo voy a saber que estará a salvo contigo—Bash mira a Ethan estrechando sus ojos.—No confío en ti.

—El sentimiento es mutuo—Ethan tensa la mandíbula, aún molesto por los golpes que recibió. 

—Mira idiota...—Bash avanza a pasos agigantados hacía Ethan listo para dar pelear. 

—No tengo tiempo para esto—lo detengo.—Voy a ir con Jackson. He tomado mi decisión. Deberíamos irnos ya, en vez de estar perdiendo el tiempo en discusiones tontas.

Jackson me sigue con la mirada hasta que quedo a su lado. Estira su mano para que yo lo tome. Lo sostengo apretándolo con más fuerza de la necesaria. No necesito decir nada. Él siempre ha sido bueno para leer mis emociones. Sabe que muero de nervios. Me dedica una mirada confortadora. Ayuda un poco para calmar el mar de emociones que siento en este momento. No sé lo que me espera cuando saltemos a nuestro antiguo hogar.  

Jack desvía la mirada a Bash antes de irnos. 

<<No hagas nada de lo que puedas arrepentirte.>>  

No entiendo cómo, pero puedo escuchar lo que le dice a Bash telepáticamente. Una parte de mí se pregunta si soy la única que puede hacer eso. Jack regresa la mirada a mí. 

—¿Lista?—asiento, un nudo formándose en mi garganta me impide hablar. 

Cierro los ojos en espera de que saltemos. El aire comienza a revolver mi cabello. La sensación de estar en una montaña rusa llega. Una fuerza empuja mi cuerpo hacía atrás. 

—Estamos aquí—Jack me informa. 

Abro mis ojos no muy segura de que esperar. Parpadeo varias veces enfocando mi vista. Árboles nos rodean, la luz del sol atraviesa sus hojas, veo el pasto bajo mis pies. Estamos en un bosque.

—¿Qué estamos haciendo aquí?—frunzo el ceño sin comprender. 

—¿Pensé que ya lo sabías?

—¿Qué cosa?

—No todos aquí están acostumbrados a ver gente aparecer y desaparecer de la nada.

—Oh—es lo único que sale de mis labios. 

Tiene sentido. Recuerdo lo sorprendida que yo estaba la primera vez que vi a Ethan desaparecer. Todavía me sorprende que podamos hacer eso.

—Hay pocas personas que tienen el poder de hacerlo. Comúnmente solo son personas que vienen del reino. Sí aparecíamos en frente de toda la gente todos se darían cuenta de quién eres. No podemos permitir que sepan de ti. No aún.—mira hacia el bosque.—Ven. Tenemos que seguir.

—¿Qué hay de Ethan y Bash?

—No te preocupes. Ellos nos alcanzarán en el castillo.

Hace un movimiento de cabeza alentándome a seguirlo. Caminamos por el bosque por lo que siento una eternidad. Mis pies están matándome. Siento un fuego en las piernas con cada paso que avanzo. Suspiro aliviada cuando al fin llegamos a la aldea. La sonrisa burlona de Jackson no pasa desapercibida. 

—Todavía faltan unos kilómetros más para llegar—habla sin detenerse. Su sonrisa se enchancha al ver como me apoyo en un árbol para recuperar la respiración.—¿Quién era el anciano de nuevo?

—Cállate. Lo hago para que no te sientas mal por ir tan despacio. 

—Claro—ríe sin disimularlo.—Si hubiera sabido que avanzas a paso de tortuga hubiera aparecido directo en el castillo. 

Levanto la cabeza segura que lo escuche mal. No. Escuche fuerte y claro lo que dijo. 

—¡Qué! ¿Y porqué no lo hiciste? Pudiste ahorrarme todo este camino. 

—Quería pasar tiempo contigo. Extrañaba a mi mejor amiga—me mira sobre su hombro.—No te preocupes, Bash esta hablando con el consejo para anunciarles lo ocurrido con la reina—su sonrisa desaparece siendo remplazado por tristeza.—Además, pensé que sería bueno que vieras el pueblo. 

Paso la vista por todo el lugar, hay mujeres barriendo afuera de sus casas, niños jugando con un improvisado balón, hombres venden cosas en las calles, la gente mayor descansa afuera de sus casas viendo a los niños jugar o simplemente hablando de algo entre ellos. Conforme avanzamos por la calle puedo sentir como todos tornan su mirada hacía mí.

—¿Por qué todos nos están mirando?

—Saben que no eres de aquí—inconscientemente volteo hacia abajo y miro la ropa que tengo puesta. Un claro delatador. Jackson se detiene en una cesta llena de tela.

—¿Cuánto por la capucha?—Jack le pregunta al hombre frente a nosotros.

—Cinco monedas.

Jack toma la capucha de la canasta, mete la mano en su bolsillo y toma unas cuantas monedas que nunca había visto en mi vida.

—Gracias—dice antes de ayudarme a ponerme la capucha.

—¿Qué hay de ti?

—Estoy bien. La gente de aquí ya sabe quién soy.

Todavía puedo sentir las miradas en mí, puedo ver como murmuran cosas entre ellos. Trato de mantener la cabeza baja por lo que resta del camino. Avanzamos hasta que llegamos a una reja de metal. Levanto la mirada para saber en dónde estamos. Un castillo. 

Dos guardias están de pie delante de nosotros. Se vuelven hacia Jackson, quién solo mueve la cabeza. Hacen una señal al otro guardia parado a lado de una palanca. La puerta se eleva dejándonos entrar. La cierran de nuevo tan pronto cruzamos. A pocos pasos más allá veo unos grandes pasillos. Agradezco que Jackson este aquí conmigo ó de lo contrario seguro terminaría perdida.

—Nos están esperando.

—¿Quiénes?

—El consejo.

—¿Hay un consejo?—pregunto un poco preocupada.

—No tienes de que preocuparte, Katie. Todo va a estar bien. Voy a estar ahí para guiarte de ser necesario—asiento más tranquila. 

Seguimos caminando hasta que nos encontramos frente a dos grandes puertas. Dos guardias están de pie a cada lado de ellas abriéndolas. Las cierran en cuánto entramos a un gran salón. Me quito la capucha para ver mejor. Mathew, Phoebe, Owen, Aaron y Bash están aquí. Busco a Ethan por todo el salón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.