La Profecía

Capítulo 21: Reencuentro

I see the trouble that I cause.

I feed the throughts you never saw. 

 

Las luces del castillo parpadean amenazando en apagarse en cualquier momento, dejándonos en una completa oscuridad. Los guardias que nos rodean miran en lugar alertas, preparándose para cualquier cosa que pueda suceder. 

Las luces dejan de parpadear, volviendo a la normalidad, miro a Jackson confundida. Él tiene su semblante serio, su vista enfocada en la multitud, como si estuviera tratando de encontrar algo o a alguien, su expresión se endurece, pone su brazo en frente en un instinto protector. 

—¿No es esto agradable?

Una voz masculina y grave se escucha en medio de la habitación, todos se mueven a un lado haciéndolo visible.

—¿Blake?—susurro.

Se ve diferente de cuando éramos niños, creció. Es alto, su cuerpo es grande y fuerte, su cabello es tan negro que ni la luz puede pasar a través de él, sonríe, aunque sé que esa sonrisa no es autentica. Cambió, mucho, pero aún puedo ver al niño que una vez conocí.

—Hola, hermanita.

Ethan aparece frente a mí, usando su cuerpo como un escudo entre Blake y yo, Jackson se queda a mi lado alerta.

—¡Ethan! Aquí estás. No puedes imaginar cuánto me alegro de verte.—Blake lo saluda cómo si nada hubiera pasado, me es difícil creer que Blake este realmente enojado con él por irse.

—¿Qué es lo que quieres?—Ethan responde sin rodeos.

—No te preocupes, no causaré ningún problema, vine aquí para darle a mi hermana la bienvenida que ella merece.—se acerca a nosotros, todos se alejan como si fuera un repelente.

Miro a Ethan parado frente a mí como una roca, lo rodeo para ver mejor a Blake. No sé por qué, pero una parte de mí lo echaba de menos, mis pies se mueven hacia él sin darme cuenta.

<<Kate, no.>>

Ethan me dice.

<<Está bien.>>

Lo miro detrás de mí, luego a Blake, no puedo evitar notar el aura oscura que lo rodea.

—¿No estás ni siquiera un poco contenta de verme?—no respondo. —Estaba esperando una mejor bienvenida de tu parte, ya sabes, después de haberme dejado aquí sin decir adiós.

—Yo no fui él que se volvió oscuro y mató a nuestro padre.—respondo con frialdad. El recuerdo de aquel día me golpea como una cubeta helada. 

Me sorprendo cuando lo veo sonreír, sostiene su estómago con una mano. ¿Se esta riendo? Me mira como si hubiera contado un mal chiste. Todos en el salón contienen su respiración sin saber cómo reaccionar o que hacer. 

—Sabes por que lo hice.

—Por que eres un narcisista de lo peor.—las palabras salen de mi boca antes de que pueda procesar lo que digo, quisiera decir que me arrepiento, pero no lo hago. Se toca el pecho fingiendo estar herido. 

—Creo que no deberíamos discutir asuntos familiares frente a toda esta audiencia.—extiende su mano para que la tome, la miro debatiendo que hacer, susurros nerviosos se escuchan por todas partes, todos nos miran ansiosos. 

<<Kate, no puedes confiar en él.>>

Jackson me dice preocupado, sé que será una decisión imprudente ir con él.

—Ven, te prometo que no muerdo.

Trago saliva con fuerza, no sé lo que me espera una vez desaparezca, sostengo su mano antes de que alguien pueda detenerme. Saltamos lejos del salón, paso la mirada por todo el lugar averiguando dónde me a traído. 

Recuerdo este lugar, solíamos jugar en este cuarto cuando éramos pequeños, nos escondíamos aquí cuando queríamos que nos dejaran solos o queríamos escondernos de nuestros padres, yo principalmente. Nadie sabe dónde está esté lugar, por lo que lo hace el mejor lugar para que él me mate, cierro los ojos maldiciéndome a mí misma. 

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Aunque es difícil de creer, somos más parecidos de lo que piensas.

—No soy nada como tú.

—Me vas a decir que no sentiste nada cuando mataste a mis dragores.

El recuerdo me produce nauseas, estaba feliz de haber terminado con ellos, no más peleas, no más dolor, luego el pesar de lo que hice se apodero de mí poniendo a un lado todo lo demás. Por más que trate de sentir lo contrario, una parte de mí se siente mal que me haya sentido aliviada de haber terminado con ellos. 

—Lo eres, solo tengo que ser paciente para verte cambiar y veras lo que yo.

—Tendrás que esperar sentado, prefiero morir antes de ser como tu. 

Se acerca sin apartar su vista de mí, su rostro tan cerca del mío que puedo sentir su aliento chocar contra mi cara, sus ojos me inspeccionan. 

—No has cambiado.

Pasa su mano por mi rostro, poniendo un cabello suelto detrás de mi oreja, me aparto de su tacto desconcertada. Sin ningún aviso, sostiene mi mano con fuerza acomodándolo con la palma hacía arriba, saca un cuchillo acercándolo a mí, lucho por zafarme de él, aprieta su agarre en mi muñeca inmovilizándome, siento el metal cortar mi piel, sangre emerge de la herida sin remedio. Blake se remueve sacando un pañuelo de su saco, limpia la herida para después guardarlo de nuevo. 

¿Pero que diablos? 

Deja ir de mi mano al fin.

—Le diré a nuestra madre que envías saludos. Tómalo como un regalo de bienvenida.

Se aleja dándome la espalda. Un rayo de esperanza me invade, ella sigue con vida. Blake desaparece antes de que pueda responder, dejándome sola en la habitación.

Salgo del escondite como puedo, es difícil para mí recordar cómo solía salir de aquí. Después de caminar por un pasadizo, logro llegar al pasillo que conduce a mi habitación. A mitad de camino logro ver a un rostro familiar correr a mi dirección. El alivio en su cara es evidente. 

—No debiste de haber ido con él, cualquier cosa pudo haberte pasado.—Ethan dice enojado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.