La Profecía

Capítulo 22: Confía en mi

And the tears come streaming down your face

When you lose something you can't replace

I will try to fix you

 

—Continuamos mañana al amanecer—Jackson nos dice dejando sus cosas en el suelo.

Gracias a Dios, mis pies están matándome. Me dejo caer al suelo recuperando el aire, estiro mis músculos relajándome. Jack se mueve en su lugar acomodando sus cosas en el suelo. Ethan hace lo mismo sacando una cobija de su mochila, la pasa alrededor de mis hombros calentándome del endemoniado frío que hay esta noche. Ellos fueron más listos en traer su equipo de viaje. 

—Sigo sin entender. ¿Por qué no podemos solo aparecer ahí?

—Porque te recuerdo que mandaste guardias a atacar Condor, no es sutil que lleguemos junto con ellos. Tenemos que ir por nuestro lado, además es de noche, no veremos nada si aparecemos ahí ahora, es mejor esperar la luz del día—Jack se encarga de recordarme. 

—Es mejor, así no nos verán venir.

—Necesitas descansar, recuperar tus fuerzas—Ethan dice a buscando algo en su mochila. 

Tiene razón, si queremos entrar y salir vivos de Condor, tengo que tener la energía para pelear de ser necesario. Me cubro con la cobija lo mejor que puedo, juntos mis manos frotándolas para calentarlas. Ethan se sienta a mi lado, pasa su mano por mi espalda, acaricia mi brazo pegándome más a su cuerpo. No dice nada, mantiene su vista en el cielo. Aunque no lo diga, sé que esta molesto. 

—¿Estás enojado?

—No. No estoy enojado. 

—¿Entonces porqué siento que lo estás?—levanto la mirada para verlo. 

—Me duele que no hayas confiado lo suficiente en mi como para decirme que te ibas—escucho lo herido que esta en su voz. 

—Sabía que no ibas dejarme hacerlo. 

—Y aún así aquí estoy apoyándote.

Sus ojos encuentran los míos, esos ojos que me derriten siempre que me ven.

—Puede que haya intentado hacerte cambiar de opinión—admite.—Pero también entiendo que está en ti ir y ayudar a las personas que más quieres. Solo te pido que la próxima vez confíes en mí. Te ayudaré no importa lo que decidas. Puede que no esté de acuerdo, pero lo haré.

Juntos mis labios con los suyos, mi pecho se calienta lleno de cariño. No sabe lo que sus palabras significan para mí. No sé cómo lo hace, pero me encuentro enamorándome cada vez más de él. Tengo miedo de estar sintiendo mucho en tan poco tiempo que llevo de conocerlo. Después de todo le estoy dando el poder de destrozarme a alguien que hasta hace unos días conocí. 

—¡Hey, chicos! No sé ustedes, pero me muero de hambre—Jackson grita.

Me aparto de Ethan para ver a mi amigo acariciarse la panza como si eso ayudara a calmar el hambre que tiene.

—Debemos encontrar algo de comer.

Ethan se levanta del suelo, se acerca a su mochila para sacar una cuerda negra.

—¿En que nos va a ayudar una cuerda?—pregunto.

—Nos ayudará atrapando nuestra cena.

¿Acaba de decir atrapar? Lo veo colocar la trampa sosteniéndolo a un árbol.

—¿Y ahora qué?

—Tu espera aquí, Jackson y yo vamos a buscar leña para encender una fogata.

—Puedo ayudar.

—Lo sé, nos vas a ayudar a cuidar la trampa. Si pesca algo antes de que regresemos no dejes que se escape. 

—Si necesitas algo tan solo grítanos—Jackson me dice.

—Volvemos enseguida—se aleja hacía el bosque. Lo veo detenerse como si olvidara algo. Se inclina en el suelo para darme un rápido beso en los labios.—No vayas a ninguna parte.

—¿A dónde más podría ir?

Se aleja sin decir nada más. Me quedo en mi lugar esperando, deseando una taza de chocolate caliente, con una galletas con azúcar, arropada entre un montón de cobijas que aplastan mi cuerpo y mantienen el calor apresado entre ellas, casi puedo saborearlo. 

El sonido de la trampa me regresa a la realidad. Me levanto del suelo para ir a la trampa. Un conejo blanco está boca abajo, luchando por su vida, su pata ha sido capturada por la cuerda. Sin poder evitarlo, me encuentro reflejada con el pequeño animal, ambos luchamos por ser libres de nuevo, aunque en el fondo sabes que es inútil. 

No puedo soportar verlo así por más tiempo. Corro hasta la mochila de Ethan, meto la mano buscando lo que sea que me ayude a cortar la cuerda, saco una navaja. Corto la cuerda tomando al conejo entre mis brazos para que no caiga al suelo de un golpe. Se remueve entre mis manos.

—Tranquilo. Voy a ayudarte—le explico al peludo. 

Antes de que pueda liberar al animal, siento como si arrastrarán todo mi cuerpo a otro lugar. Mi visión cambia. La luz del día ilumina el lugar, nieve blanca cubre todo a mi alrededor. Busco al conejo en mis manos, pero también se ha ido. 

¿En dónde estoy? 

Un ruido se escucha no muy lejos de mí. Avanzo siguiendo el ruido. Me detengo al ver la espalda de un niño pequeño parado en frente de mí. Espero a que diga algo, se queda inmóvil en su lugar, miro mi alrededor buscando algún adulto que esté con él, pero no hay nadie. 

—¿Estás perdido?—pregunto gentilmente. No quiero asustarlo.

Se gira en su lugar para que pueda verle la cara. Retrocedo trastabillando con mis propios pies. No puedo creer lo que estoy viendo. Intento hablar, pero nada sale de mi boca. Reconozco a Blake.

—Vamos, Kate, no es tan difícil.

Quiero decir algo, pero no puedo. Es como si estuviera atrapada en un recuerdo. Palabras salen de mi boca sin ser consiente de ellas.

—No quiero lastimarlo, Blake. No me ha hecho nada malo—miro a mi hermano con lágrimas en los ojos. 

—Que no te haga nada ahora, no te garantiza que no te hará algo después.

Acerca el cuchillo que sostiene para que lo agarre yo. Niego con la cabeza negada a aceptarlo. Blake termina por enterrar el cuchillo en el animal, matando al conejo frente a mí. Cierro los ojos con fuerza, no puedo ver esto, no quiero.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.