La Profecía

Capítulo 24: Monstrum ligno

¿Alguna vez has sentido que es demasiado?

¿Has sentido que no eres suficiente?

 

Ethan hace un ruido llamando la atención del monstruo, sale de su escondite para que pueda verlo. Sin pensarlo dos veces el monstruo arroja un golpe contra él. Ethan lo evade lo mejor que puede para después salir corriendo a dirección contraria, alejándolo de nosotros. Pero el monstruo es más rápido que él, lo golpea arrojándolo por el aire, su espalda choca contra un árbol cortándole la respiración. Ethan cae al piso luchando por recuperarse antes de que el monstruo llegue a él, pero él se mueve rápido. No tengo que ver más para saber que va a aplastarlo.

Salgo de mi escondite juntando toda la energía que tengo, golpeo al monstruo con un rayo, se da la vuelta para enfrentarme. Sus ojos resplandecen de un color celeste fosforescente. El aire se atora en mi garganta, su mirada es penetrante e imponente, es como si pudiera ver hasta mi alma.

Acerca su rostro al mío quedando cara a cara, tan solo unos pocos centímetros separándonos, gruñe con fuerza haciéndome posible ver sus enormes dientes puntiagudos. No me muevo rehusándome a que vea que pude intimidarme, pero dentro estoy muerta de miedo. Es enorme, con un simple golpe puede dejarme inconsciente o romperme los huesos.

Ladea la cabeza a un lado extrañado, me mira como si yo fuera un objeto extraño. Su mano se extiende hacía mí, permanezco en mi lugar sin mover un músculo, el corazón sube hasta mi garganta, sostengo la respiración cuando veo como acaricia mi rostro. Puedo estar perdiendo la razón, pero juro que el monstruo parece sonreírme. Se aparta regresando por dónde vino. No es hasta que desaparece que vuelvo a respirar. Ethan se queja regresándome a mis cinco sentidos. Corro a su lado ayudándolo a levantarse.

—¿Estás bien?

—Creo que me rompí una costilla.

—En serio quieres morir—Jackson llega a nosotros, sus ojos miran el camino dónde el monstruo desapareció.

—¿Qué era eso?—pregunto con la adrenalina aún en mi sistema.

—Un monstrum ligno. Nunca había visto uno, solo los he visto en los libros antiguos—Ethan me explica estabilizándose.—Muchos han intentado capturarlo, pero ninguno ha vivido para contarlo.

—¿Cómo conseguiste que se fuera?—Jack me pregunta.

—No lo sé. Él. Solo. Se. Fue.

Fue tan extraño. No sé cómo, pero logré sentir tantas emociones con su tacto. Tristeza, alivio, nostalgia, tormento, dicha... Esta herido, algo debió pasar para que este sufriendo y actuando de esta manera. Sus actos gritan miedo y peligro, pero sus ojos transmiten otra cosa totalmente diferente.

Ethan se queja de un dolor en su abdomen.

—Seguro que estás bien—Jack le pregunta a Ethan.

—Si, podemos seguir si así lo desean.

—No—Jack contesta secamente. Abro la boca para hablar, pero él habla primero callándome.—Te lo dije, si las cosas se complican o corres peligro nos regresamos. Ya lo deje pasar una vez, no puedo hacerlo de nuevo. Lo siento Katie, pero no voy a permitir que continúes con este viaje.

—Pero...

—Dije que no. Regresamos a Argora ahora mismo.

—Estamos tan cerca. No podemos irnos ahora.

—Claro que podemos y vamos a hacerlo.

—No voy a regresar.

—¿Quieres apostar?—se acerca a mí, retrocedo fuera de su alcance.

—No puedes obligarme.

—Claro que puedo. Juré protegerte y eso es lo que voy a hacer.

—También juraste proteger a mi madre—aprieta su mandíbula, sus manos se hacen puños controlando su enojo, le he dado en el clavo.—¿O me mentiste sobre eso también?

Sus ojos me miran advirtiéndome que si continuo con esto no va a ser agradable para ninguno de los dos.

—¿Por qué no nos tomamos unos minutos para pensar en esto?—Ethan habla queriendo aligerar la tensión que se construyó entre nosotros.

—No hay nada que pensar. Vamos a continuar.

—Maldita sea Katherine—gruñe molesto. Nunca me había llamado por mi nombre completo. Esta realmente cabreado.—Te amo, pero a veces quiero entrar en esa cabeza dura que tienes y poder hacerte entender que solo quiero protegerte, que esto lo estoy haciendo por tu bien. Si tu madre supiera que te estoy ayudando a entrar a la boca del lobo me mataría.

—Puedes irte si el remordimiento es tan grande.

—Dios, es como hablar con la pared—se mueve hablándole a alguien en el cielo. Se da la vuelta dándome la espalda.

Respiro hondo relajándome. Entiendo sus razones para querer que me vaya, en verdad que lo hago, pero no puedo hacerlo. Busco las palabras que sé lo ayudarán a entender las mías.

—Escucha Jackson, no pienso darme por vencida. Hay una posibilidad de que ella este viva, y también cabe la posibilidad de que Blake este torturándola. Ya perdí a mi padre por su culpa, no puedo perderla a ella también, es la única familia que me queda—un nudo se forma en mi garganta. Se queda callado aún sin mirarme.—Te necesito Jack.

Me mira sobre su hombro negando con la cabeza. 

—Estas arriesgándote demasiado. 

—Soy la elegida. ¿No? Estoy aquí para salvar a todos, eso incluye a mi madre. 

—¿No voy a hacerte cambiar de opinión?

—No. 

Suspira derrotado. Agarra sus cosas del suelo cargándolas sobre su hombro. 

—¿Estás seguro que puedes continuar?—le pregunta a Ethan ignorándome por completo. 

—Si.

—Continuemos entonces. 

Pasa a mi lado sin mirarme. Ethan se acerca a mí angustiado. 

—Ya se le pasará. No puede estar enojado contigo para siempre. 

—Si—sonrió débilmente.

Seguimos nuestro camino por el bosque. Viajamos en silencio con la tensión aún presente entre nosotros. Avanzamos por los árboles hasta que un extraño olor llega a nosotros.

—Estamos cerca.—Ethan nos informa. 

Una incertidumbre me invade, no sé lo que vaya a ver cuando lleguemos. ¿Qué tan si Jackson tiene razón y es mucho peor de lo que imagino?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.