La Profecía

Capítulo 28: El precio del sacrificio

I've been building up all these kingdoms for so long

I will not run when destiny comes

 

Tiempo desde que Jackson se fue: Desconocido.

Veces que he regresado a la extracción: 0

Estado de mis poderes: No hay rastro de ellos.

—Y ahora aquí estoy, sentado en el lodo, debí haber muerto, en su lugar salva mi vida…

Veces que el loco canta la misma tonada: 56 y contando.

Gruño harta de escucharlo, ha estado repitiendo las mismas palabras desde que llegamos aquí.

—¡Te puedes callar!

—Vamos, a mí me gusta—William ensancha su sonrisa, me mira recargado en la pared a un lado del orco, empieza a recitar las palabras y mover las manos con dramatismo.

Evito mirarlo, he estado ignorándolo lo mejor que puedo, pero es demasiado persistente. Hay días en los que jala de mi cabello o mis pies, otros momentos aparece a centímetros de mi cara asustándome, es imposible dormir con él a mi lado, y el dolor en mi cuerpo por permanecer tanto tiempo en el suelo no ayuda.

—Ahora estamos aquí, solos. Esperando a que suceda algo, esperando a que la muerte venga, que venga por nosotros…

—Te juro que si no te callas en este instante te matare yo misma.

—¿Así cómo lo hiciste conmigo? —William no tarda en responder, se acerca a mí en el suelo, su mirada es oscura y fría—Dime, Kate. ¿Te gustó matarme? ¿Lo disfrutaste? ¿Dime que sentiste cuando terminaste conmigo? —no respondo abrazando mi cuerpo, protegiéndome de él.

Las rejas se abren alertándonos. Dos orcos entran al calabozo mientras los demás mantienen guardia en las rejas. Miran con asco a mi compañero de celda quien no hace nada más que permanecer en su lugar.

—Mog san vut tem—me informan sin esperar respuesta.

Sé que no puedo negarme a ver a mi hermano, me obligarán a hacerlo quiera o no. Sostienen mis brazos cargándome afuera del calabozo, volteo atrás para ver al orco, para mi sorpresa tiene una expresión de enfado y algo más.

Cubren mi cabeza con una tela para que no pueda ver a donde me llevan, sujetan mis manos con una cuerda para evitar que haga algo, bueno al menos ahora estoy consciente, memorizo las vueltas y los pasos que toman antes de escuchar una puerta abrirse, me sientan en una silla para después quitarme el saco de la cabeza. Parpadeo acostumbrándome a la luz del lugar. Estoy en la misma habitación que me trajeron cuando los demás escaparon de este horrible lugar.

—Espero que el calabozo sea de tu agrado—lo encuentro a unos pasos de mí con las manos en los bolsillos de su pantalón, luce relajado, aunque las marcas debajo de sus ojos digan lo contrario, está desesperado, cansado, agobiado porque le arruine su asqueroso plan.

—¿Qué quieres? —respondo cortante.

—Lo mejor para nosotros, lo sabes. Eso es lo único que siempre he querido.

—Claro, lo único que tú has querido, sin importar quienes salgan heridos en el camino, sin importante dañar a nuestra familia.

—Nuestra familia ya estaba dañada, Katherine. La estúpida de la profeta se encargo de que fuera así—escupe con coraje.

¿Cómo?

—¿No lo recuerdas? —pregunta cuando ve mi cara de confusión. —Ella se encargo de que todos nos temieran, de que nos odiaran y quisieran muertos mucho antes de nacer. Por ella no mantuvieron cautivos en las paredes del castillo, fue por ella que mi padre se negara a darme el reino—la vena en su cuello resalta mostrando su furia, su rostro se torna rojo recordando el pasado como si fuera un trago amargo.

Por eso los aldeanos me miraban de esa forma cuando llegue aquí.

Por eso Jackson se preocupo de mantener mi identidad secreta por un tiempo.

Por eso esas miradas de miedo y de inseguridad cuando escape del castillo para ver lo que estaba sucediendo en Balthon.

Los recuerdos se amontonan en mi mente intentando formar el rompecabezas, pero algo no me cuadra, algo falta.

—Creí que cuando regresaras entenderías mis razones, sabrías que tenemos que estar unidos para ayudarlos…

—Entiende Blake, esta no es la forma de ayudarlos, si detienes esto prometo que te ayudare, prometo…—me levanto del asiento desesperada por hacerlo entrar en razón.

—¡No! No puedes ayudarme porque solo quieres detenerme. Crees que no puedo ver tus intenciones, tu solo quieres quitarme de en medio para quedarte con todo, para ser la heroína frente a sus ojos, pero seré yo quien los salve, quien los vuelva poderosos y fuertes, verán que nosotros nunca fuimos el enemigo.

—Debes parar, si sigues terminaras con todo lo que nuestros padres construyeron…—sigo hablando, rezando por hacerlo recapacitar, pero él ya no me escucha.

—Sabes, mis intenciones primero eran que Ethan te encontrara y te matara, pero luego mis planes cambiaron. Le ordené enamorarte, que te alejara de todos y te hiciera desconfiar de ellos menos de él, para luego romper tu frágil y pequeño corazón, esa sería la única manera para que vieras lo que yo.

—Mientes.

—Solo así puedes entender porque lo hago, porque los convierto.

—¡Cállate!

—Algún día tu misma me pedirás convertirte.

—Nunca, prefiero morir antes que convertirme en alguien como tú.

—Me lastimas, hermana—toca su pecho fingiendo estar herido. —Después de todo tenemos una unión más fuerte que la sangre y eso a ti no te importa.

—Yo no soy tu hermana, mi hermano murió cuando asesino a mi padre—escupo con un dolor en la garganta, aguantando las lágrimas que se asoman en mis ojos.

Me duele, duele saber que nunca tendré a mi hermano de vuelta, duele confirmar que aquel día no solo perdí a mi padre, también perdí una parte de mí, porque eso era Blake para mí, mi otra mitad.  

Sus ojos se tornan oscuros, su rostro se transforma a uno serio y tenebroso, un escalofrío recorre mi cuerpo, trago grueso bajo su pesada mirada, le tengo miedo a la persona frente a mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.