La Profecía

Capítulo 34: Cualquier cosa puede suceder

Say you'll remember me standing in a nice dress

Even if it's just in your wildest dreams

 

—¿Estas segura de querer ir? —Molly me mira dudosa.

—Si.

Mi amiga ha estado esperando y preparando este día desde que supo del evento, no quiero arruinárselo.

Ambas nos arreglamos y preparamos en su casa, es extraño regresar aquí después de todo lo vivió estos últimos días, pero me alegra estar de vuelta. La campana suena, lo que significa que Jackson llegó. Molly sonríe entusiasmada, sale del cuarto corriendo escaleras abajo.

La encuentro abriendo la puerta cuando logro llegar abajo, Jack la mira con asombro y un amor desbordado. Una punzada de dolor me invade sin poder evitarlo, me alegra verlos tan felices, se lo merecen. Pero una parte de mí, la más grande, desearía poder sentir lo mismo, que Ethan entre por esa puerta, me abrace, me bese y me diga que todo esta bien.

Lo quiero…

Lo necesito…

Lo extraño…

Punto.

—Te vez hermosa—Jack alaga a mi amiga con ojos de borreguito enamorado, las mejillas de Molly se tiñen de rosa sonrojándose. —Tú tambien te ves hermosa, Katie.

Voltea a verme parada al final de las escaleras.

—Gracias, Jack Jack.

Sus ojos se aguadan de repente.

—¿Estás bien? —pregunto consternada.

—Si, es solo que… creí que no volvería a escuchar ese apodo.

Me acerco a él para abrazarlo, Jack nunca a llorado frente a… nadie en realidad, siempre se ha mostrado muy fuerte y sereno, pero en estos momentos puedo ver un poco de esa vulnerabilidad que se esfuerza en ocultar. Rodea mi cintura abrazándome como si tuviera miedo de que desapareciera de nuevo.

—Te amo mi pequeña traviesa.

—Y yo a ti, Jack Jack.

Solloza.

Puedo perderlo todo, incluso a mí misma, pero no a él, no a mi familia.

—Vamos, vamos, no es momento para ponernos así, la fiesta nos espera—Molly nos anima controlando las lágrimas que nublan sus ojos.

—Tienes razón, amor mío—Jack se aparta mostrando una sonrisa de felicidad. Pone un brazo para que Molly lo tome, extiende el otro hacia mi dirección, rodeo mi brazo aceptando el suyo gustosa. —Ya quiero ver la cara de todos cuando me vean entrar con las doncellas más hermosas de todo el mundo.

Mi amiga niega con la cabeza riendo, le da un casto beso lleno de amor.

—¡Esperen una foto! —escuchamos el grito de Esther, se acerca corriendo con el teléfono en las manos. —Una foto antes de irse.

—Mamá…

—Nada de mamá—imita la voz de mi amiga, lo que nos hace reír a Jack y a mí—Quiero mi foto, Molly Montero.

—Pero ya vamos tarde.

—Y más tarde van a llegar si no dejas de quejarte.

—Molly solo es una foto—trato de convencerla.

—Está bien, tómala rápido.

Los tres posamos para la gran foto que toma Esther que sonríe de oreja a oreja complacida.

—Las quiero temprano en la casa—sentencia.

—No te preocupes, Esther, yo me encargo de que así sea.

—¡Jack! —se queja mi amiga.

—Por eso te quiero hijo—apremia Esther a mi amigo, ambos se miran en complicidad.

—Odio cuando se juntan ustedes dos.

Esther se acerca despidiéndose de los tres, luego Molly se encarga de arrástranos afuera de la casa.

—¡Se divierten! —Esther grita emocionada.

 

*_*_*_*

 

Varios de nuestros compañeros entran a las instalaciones junto a nosotros. Todo el pasillo está decorado con globos, y un gran póster de bienvenida que cuelga del techo. De pronto mi visión se distorsiona, todo lo que estaba en el pasillo desaparece. Volteo a ver a mis amigos, un nudo se forma en la boca de mi estomago cuando no los veo.

Un aullido fuerte y claro se escucha.

Mi cuerpo se tensa, el aire se atora en mi garganta, el miedo corre por mi sistema. Higgins convertido en lobo aparece frente a mí, mostrándome sus dientes, esperando a que me mueva para atacarme.

—¿Kate?

Alguien me llama, pero no puedo verlo, no puedo apartar los ojos del él.

—¿¡Kate!? ¡¿Estás bien?! —la voz de Jack me regresa a la realidad. Tiene el ceño fruncido, preocupado.

Sostengo su brazo con demasiada fuerza, arrugando su saco, regreso la vista al pasillo donde vi al lobo. Desapareció. Todo fue un horrible recuerdo.

—Si… Estoy bien—logro decir, finjo una sonrisa para calmarlo.

Asiente no muy convencido.

Seguimos nuestro camino hasta el gimnasio, la música que toca la banda suena fuerte, retumbando por todo el lugar, animando la fiesta. Varios alumnos no se hacen esperar y bailan en medio de la pista. El salón entero está decorado con globos y estrellas de colores dorados y plateados.

—¿Quieres bailar? —me anima Molly.

—Tal vez luego. Pero vayan ustedes, sé que esta canción te gusta—mis amigos se miran angustiados. —Estoy bien, lo prometo.

—Está bien, Jack—mi amiga se acerca a él para susurrarle algo que termina por convencerlo.

—Grítame si necesitas algo, lo que sea ¿me escuchas?

—Si papá—me burlo.

—Aunque te burles.

—Ella va a estar bien, Jackson—Molly intercede de nuevo guiñándome un ojo.

Jack planta un beso en mi frente para después ser arrastrado por su novia a la pista de baile. Sonrió al verlos bailar y disfrutar de la velada, son estos simples momentos que me alegran la vida. Si ellos están bien, yo estoy bien.

Sin querer, mis ojos se encuentran con Bash al otro lado del gimnasio junto a Cynthia, por lo que deduzco que vinieron juntos. Creo que por fin entendió las cosas. Parece sentir mi mirada porque sus ojos pasean por todo el lugar buscándome, sus orbes conectan con los míos en segundos.

Intenta pararse para venir a mí, niego con la cabeza, aún no le perdonó lo que pasó en mi cuarto. Sin hacer caso a mis ordenes se levanta, su semblante se endurece, aprieta los puños molesto mirando algo detrás de mí.  




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