La Profecía De La Llegada - Libro 1 de la Saga De Lug

SEGUNDA PARTE: El Marcado - CAPÍTULO 45

El sol no terminaba de salir aun, y las sombras siniestras de las sierras de Rijovik se proyectaban oscureciendo la hermosura del valle. Pero ya cerca del mediodía, la claridad inmaculada del cielo sin nubes y el campo lleno de unas extrañas florecillas amarillas nos levantaron el ánimo a pesar del cansancio y la mala alimentación.

—¿Qué son?— pregunté, señalando aquella alfombra amarilla que se extendía por cientos de metros cuadrados.

            —Son lireis— respondió ella, maravillada—, son el símbolo del fuego y del sol. Pensé que se habían extinguido hacía mucho tiempo, después de...

            —¿Después de qué?— le insté a seguir.

            —Después de la guerra de cúpulas.

            —¿Cúpulas como la de Cryma? ¿Qué guerra es esa?

            —Las cúpulas controlaban el clima, lo cual ayudaba a las cosechas. Eran beneficiosas para todos. Casi todo el Círculo se volvió dependiente de ellas. Quién controlara las cúpulas, controlaba toda la economía del Círculo. Era una oportunidad de poder que los Antiguos no podían dejar pasar. Bress se apoderó de las cúpulas y las usó para forzar la sumisión de los distintos pueblos y ciudades. Muchos se rindieron a él, pero hubo algunos que se negaron a ser sus esclavos. Bress usó las cúpulas para borrarlos de la faz del Círculo.

            —¿Cómo?

            —En algunos casos, fue misericordioso y provocó tornados que barrieron poblados enteros en minutos. Pero en otros casos, provocó lluvias torrenciales incesantes que causaron inundaciones donde muchos perecieron ahogados, o sequías extremas que obligaron a los pobladores a rendirse, emigrar o perecer. Los cambios climáticos bruscos hicieron que muchos pobladores enfermaran y murieran en lenta agonía. Calores extremos, fríos extremos, exterminaron a una gran parte de la población, y prácticamente, devastaron todo el Círculo.

            —Pero el Círculo logró sobreponerse— dije, abarcando el valle con el brazo.

            Ella negó con la cabeza:

            —Tú ves al Círculo hermoso ahora porque nunca habías visto nada igual de donde vienes, pero esto no es nada comparado con la maravilla que colmaba este lugar antes de la guerra. El Círculo nunca pudo reponerse del todo, de ello son testigos los inmensos desiertos inhabitables del oeste, la escasez de bosques que antes poblaban estas tierras por doquier, la desaparición de numerosas especies únicas...— explicó ella con amargura.

            —¿Cómo lograron frenar la guerra?

            —Los habitantes destruyeron todas las cúpulas.

            —Y perdieron todos sus beneficios.

            —No había otra solución. Era preferible perder los beneficios de las cúpulas a dejar que los Antiguos las usaran para destruirlo todo. Muchos inclusive comenzaron a pensar que el objetivo de la instalación de las cúpulas había sido la dominación y la destrucción desde el principio.

            —¿Qué clase de tecnología usaban?

            Dana se encogió de hombros:

            —No tengo idea. Solo los que las construyeron saben cómo funcionan.

            —Por lo que he visto del Círculo hasta ahora, no me parece que nadie tenga la tecnología suficiente para construir lo que describes. ¿Fue obra de los Antiguos?

            —No, fue obra de Faberland.

            —¿Quién es Faberland?

            —Una ciudad. Los faberlandianos no son originarios del Círculo. Bress los trajo desde otro mundo a través de uno de los portales.




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