La Profecía De La Llegada - Libro 1 de la Saga De Lug

SEGUNDA PARTE: El Marcado - CAPÍTULO 77

Nuada caminaba de un lado a otro de la tienda, sosteniéndose la cabeza con su mano izquierda mientras que el guante de plata que simulaba su mano derecha colgaba inerte de su costado. Dana lo seguía con la vista azorada, sin comprender lo que pasaba. Zenir se había recostado hacia atrás en su silla y había cerrado los ojos tratando de calmar su respiración. Calpar miraba a Nuada con los puños y los dientes apretados. El Caballero Negro no aguantó más y explotó:

            —Ahora sabemos por qué Bress lo dejó vivir. ¡Está contaminado!

            —¿Qué significa eso?— pregunté con urgencia. Calpar se volvió hacia mí en su silla y me lanzó una mirada furiosa, como si tuviera que explicar las cosas a un retrasado mental por milésima vez. Tragué saliva y me hice para atrás, pegando la espalda a la silla en un intento de alejarme de sus ojos iracundos que parecían querer taladrarme.

            —¡Ya te lo expliqué!— gritó exasperado—. La conexión con alguien que está en contacto con la oscuridad puede contaminarte, incluso matarte. Sobreviviste a la conexión, pero Bress dejó una parte de su oscuridad dentro de ti. Por eso no necesitó matarte. Estás contaminado. Es solo cuestión de tiempo para que vuelvas a su lado y te unas a él.

            —Nunca me uniría a él— protesté con los dientes apretados.

            —¡No es una cuestión de voluntad! ¿No lo entiendes?

            —Conozco a Lug— intervino Dana de pronto—. Lo conozco íntimamente. No hay una pizca de oscuridad de él.

            —Dormir con él no significa conocerlo— murmuró Nuada con tono helado. Dana bajó la vista. Sentí deseos de pararme allí mismo y golpearlo. Dana me sostuvo la muñeca con fuerza, adivinando mis intenciones. Apreté los labios, haciendo un esfuerzo por permanecer callado.

            —Todo lo que ha hecho desde que lo conozco es ayudar a otros, sanar a otros. Lug ha demostrado ser incapaz de cualquier acto de violencia— continuó Dana.

            Zenir abrió los ojos de pronto.

            —Los unicornios...— murmuró para sí.

            Calpar no lo escuchó.

            —Su habilidad ampliada es prueba suficiente. Que hasta ahora no haya demostrado su lado oscuro, no significa nada— declaró el Caballero Negro—. Tarde o temprano lo hará y nos traicionará a todos.

            —Tal vez no— dijo Zenir en voz alta, apoyando una mano sobre el hombro de Calpar. Luego se volvió hacia mí:— ¿Por qué no nos cuentas cómo fue la conexión?

            Nuada detuvo su caminar nervioso y paseó su mirada entre Zenir y yo. Interesado, volvió hasta su silla y se sentó.

            —Cuéntanos— me animó.

            Tragué saliva y me aclaré la garganta.

            —Estábamos en el bosque. Me hizo sentarme frente a él en el suelo y unir mis manos con las de él. Cerré los ojos como él me lo pidió y comencé a sentir toda la vida que me rodeaba de un modo profundo. Sentí el bosque en todo su esplendor. La complejidad de todo lo que me rodeaba era tal que me sentí muy abrumado, y él me guió para que pudiera desentrañar patrones individuales. Me ayudó a enfocar mi concentración. Pude sentir un árbol en particular y luego un pájaro. Pude doblegar sus voluntades a la mía.

            —Bress te abrió la mente para que pudieras comenzar a percibir y usar tu habilidad— comentó suavemente Zenir.

            —Sí, me dijo que había abierto la puerta.

            —Ahora piensa Lug, trata de recordar, esto es importante— me habló Zenir—. ¿Usaban ellos alguna joya con una perla?



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En el texto hay: mundos paralelos, fantasiaepica

Editado: 24.03.2018

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