La profecía de los dos príncipes - Fanfic Harry Potter -

El rostro en la tormenta

 

La voz de una intrusa logró despertarme sin miramiento alguno. Me levanté con el cabello castaño todo enmarañado, semi inconciente, aún podía ver mi sueño: el antiguo altar de la iglesia en París brillando, cautivándome como el primer día. Una extraña sombra masculina invadió la escena, levantó su mano y me apuntó con su varita. Luego, cayó al suelo, diluyéndose. 

- Señorita Roses...- la voz de una muchacha terminó la tarea que había comenzado.- Señorita Roses, el profesor Snape me envió para que la condujera al salón principal. ¿Señorita Roses? 

- Dame un minuto, por favor. - me levanté de un salto. ¿Por qué no había venido él mismo a conducirme al salón principal? ¿Dónde quedaban sus buenos modales?

Enfurecida, bufando, me cambié de atuendo: pantalón negro, blusa y medio corsé rojos. Abroché mi capa negra desde la rosa de oro que encajaba en mi garganta, arreglé mi cabello e hice aparecer un espejo para verme. Contrastaba demasiado con todas las jóvenes y profesoras del lugar, pero esa vestimenta era como las túnicas que desfilaban por el colegio. Agarré mi bastón y salí, di frente a frente con la jovencita que me esperaba, pasando su peso de un pie al otro.

Al verme, la joven respiró. Sonrió, y caminó por el pasillo. La seguí sin mediar palabra hasta el salón de usos múltiples de la Casa Slytherin. Sentado en uno de los sillones, Severus Snape, levantó su cabeza para encontrarse con mi cara de pocos amigos. Si  él era desagradable, yo sería más. 

- Buenos días, señorita Roses.- se puso de pie, con las manos cubiertas por la túnica. - ¿Ha pasado una buena noche? 

- Profesor Snape, límitese a lo protocolar. Buenos días. Gracias por la sierva que me ha mandado para escoltarme hacia el salón principal, no hacía falta. 

Frunció el entrecejo y miró a la joven que temblaba a mi lado. Aquella chica tenía apenas doce años, una niña para mis ojos. Snape seguramente se había ganado el odio de más de uno de sus alumnos. El respeto nada tenía que ver con el miedo. 

- Váyase a clases...-susurró Severus a la niña. Sus ojos negros se clavaron en los míos- Como guste. - Me indicó con su mano la puerta principal del área de Slytherin- Si sigue ese pasillo, encontrará el salón principal. Tenga cuidado de no perderse. Las cosas pueden volverse...extrañas. 

Se dio vuelta de golpe y pasó a mi lado hacia donde quedaban nuestras habitación. Tragué saliva, respiré profundamente y salí de allí con la amargura de haber comenzado el día con la peor predisposición que podía tener.

 

Caminaba hecha una furia hasta que el cabello claro de mi amigo se asomaba por la escalera principal. Johan sonrió al verme, pero enseguida pudo sentir las vibraciones que provenían de mi aura.

- ¿Buenos días? ¿Qué te ocurrió? ¿Pudiste hablar con Amelhíon?

- Lo odio...- dije entre dientes.- Lo odio. Lo odio...

- ¿A quién? - me tomó de los hombros, sus ojos verdes comenzaban a tranquilizarme. Siempre habían tenido ese efecto.

Al verme más tranquila me tomó el brazo, como antiguamente las damas se aferraban a los caballeros y entramos juntos al salón principal. Los alumnos no tardaron en percatarse de nuestra presencia. Tres chicos de la casa Gryffindor observaban a Johan y cuchicheaban entre ellos, mientras un joven de cabello casi blanco, muy parecido en facciones a Lucius Malfoy, me miraba como si conmigo se hubiera ganado un premio. De Slytherin, seguro.

- Ellos de allí son Harry, Ron y Hermione, son buenos chicos. Han pasado por mucho...

- ¡Hey, Johan! ¡Buen día!- saludó la joven del grupo.

Hecho una furia, Snape llegó desde el pasillo central del salón hasta la mesa de los profesores. Parecía estar inmerso en sus pensamientos, en otro plano. Tomó asiento, se llevó las manos al mentón cubriendo sus labios mientras intercambiaba miradas con el joven Slytherin.

- ¡Vaya! Me hace acordar a alguien...- dijo Johan al ser testigo del comportamiento de Severus Snape. - ¿Pero a quién?...- reinó el silencio y me miró de arriba hacia abajo.- ¿Qué te pasaba esta mañana?

- Es un cerdo.- me limité a decir.- Me imagino que la señora Mc.Gonagall te dio los buenos días, y te trajo hasta aquí...

- Nop. Llegué solito. Va, Harry me indicó dónde quedaba ¿Por qué....?

Minerva Mc.Gonagall nos interceptó delante de la mesa. ¿Me podría haber equivocado con respecto a Snape?



#7147 en Fanfic
#17992 en Fantasía
#3806 en Magia

En el texto hay: harry potter, profecia, romance equivocado

Editado: 18.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.