Satisfaciendo curiosidades - Primera parte -

El sol se asomaba tembloroso entre las nubes, el aire estaba denso, caloruso, tanto que me costaba respirar. Me apoyé en una de las columnas cercanas al jardín interno del colegio, a uno de ellos. Me llevé la mano al pecho, Johan me agarró del brazo, asustado.

- ¿Estás bien?

- Sí, Jon... El hechizo me desestabilizó.

- ¿El hechizo o Snape? Nela hay algo extraño en todo esto.- me mostró un banquito- Ven, siéntate. Estás agotada. 

Me senté en el banquito y me quedé contemplando el cielo que luchaba con el resto de la tormenta. Suspiré tratando de renovar energías, pero me costaba concetrarme. ¿Qué había sido todo eso? El rostro cadavérico entre las nubes era un mal presagio en todas partes del mundo. 

- ¿Por qué Amelhíon y Elizabeth nos pidieron que viniéramos a Hogwarts?- susurré llevándome la mano al mentón. Sin mirar a mi amigo, que ahora estaba sentado frente a mí, continué.- No lo entiendo. Parece que aquí tienen más problemas que nosotros ¿Para qué querría Elizabeth las joyas? ¿Con qué fin?- miré a Johan.- ¿Mc. Gonagall te ha comentado algo...? 

- Antes que nada, Nel. ¿Pudiste hablar con monsieur Du Cruçerois? 

Asentí.

- Pero no fue de mucha utilidad para nuestra misión. Hablamos de otra cosa...

- ¿De qué? Si se puede saber...

Junto a nosotros, pasaron los tres jóvenes conocidos por Johan, provenientes de la casa Gryffindor. El muchacho que me había ayudado con Snape se quedó mirándome fijamente. La muchacha que estaba con ellos, Hermione, se acercó a nosotros. 

- Buen día- saludó mirando a Johan - Necesitamos hacerles una pregunta, si no es molestia, claro.- dijo mirándome.

- Ron, Harry, vengan ustedes también. Nos estábamos poniendo al día con mi amiga. Vengan, que no hay secretos entre los brujos...

- Pero ella, ella es de...- el pelirrojo me señalaba, asustado, como quien ve a un fantasma.- Slytherin. 

Harry le dio un ligero golpe en el brazo.

- Ron, ellos están de visita. Ninguno pertenece a las casas. 

- ¡Pero ayudó a Snape! - exclamó el aludido- ¡Nadie ayuda a Snape! 

- ¿Por qué?- Los tres chicos y Johan me miraron.

- Porque no es el mejor profesor del mundo y ha hecho cosas que dan para pensar si está de nuestro lado o de...ya saben quién.- Hermione se sentó a mi lado, mientras miraba el broche de rosa que brillaba con los rayos tímidos del sol- ¿Tiene poderes? - lo señaló.

- Sólo protocolares.- sonreí- Toda bruja que pertenezca a la familia Roses lleva en su capa una rosa. Algunas, la llevamos de oro; otras de plata o estanio... Depende del rol que cumplamos. Nuestra magia está aquí- señalé mi corazón.- En nuestra alma, en nuestro espíritu. No en el cuerpo. - miré con complicidad a Johan- Lo sé, somos bichos raros.

- ¿Y entonces, pueden encantar, hacer levitar, manipular elementos...? - preguntó Ron.

- Somos como ustedes, Ron- atajó Johan.- Sólo que nuestro origen mágico es otro. Nada más.

- Ni nada menos. ¿Quién es "ya saben quién"?- pregunté mientras observaba como pasaban con rapidez Albus y Severus por uno de los pasillos. - Tengo una pregunta más urgente, chicos ¿Saben quién es el príncipe mestizo? 

Ron y Hermione miraron a Harry, quien sacó un libro ajado de pociones avanzadas. Sin decirme nada, me lo entregó. Abrí con cuidado la tapa y leí la inscripción:

"Este libro es propiedad del príncipe mestizo."

Miré a Johan y le mostré la primera página del libro. 

- No entiendo...

- Amelhíon me dijo que existe una profecía. Una, que involucra al príncipe mestizo ¿Saben de quién se trata? - miré a Harry.

- No. Bueno, sabemos que estudio alguna vez en Hogwarts, pero no sabemos más. 

- ¿Qué decía la profecía?- preguntó Hermione.

- Lo siento, preciosa. No puedo decírtelo.- respondí con una sonrisa mordaz.- Chicos ¿Ustedes tienen clase no? 

Asintieron. 

- Vayan, en otro momento seguimos con la charla. Johan, ven conmigo...- me levanté de golpe. 

Los chicos saludaron a Johan, a mí me ignoraron por completo. Perfecto. Suspiré, tomé aire, volví a suspirar y me volví a sentar. Sin mirarlo, le indiqué a Johan que se sentara de nuevo a mi lado. 

- Según Amelhíon, el príncipe mestizo y la princesa de la rosa se encontrarán y el Orden que estaba establecido cambiará. Sol y luna, noche y día; cada uno sacará la luz y la oscuridad del otro. - me llevé las manos a la rodilla, nerviosa- Y hay algo más- lo miré- Amelh cree que yo soy la princesa de la rosa.