La profecía de los dos príncipes - Fanfic Harry Potter -

Una cena perturbadora

Cerré tras mi último paso la puerta de la habitación y grité. Lo hice como nunca, como si mi vida dependiera de ello. Grité para desahogarme, para alivianar la carga. Llegado el momento, y esperaba que eso nunca ocurriese ¿Yo tendría que asumir el trono de las Roses? ¿En serio? ¿Yo? Abrí la maleta que contenía la capa azul de Amelhíon. Me senté en el suelo contemplándola, hipnotizada. 

La capa de brujo, azul como la profundidad marina, azul como la templanza. La capa de monsieur Amelhíon Du Cruçerois convertida en una manta protectora de almas. La más fina en su clase, y a la vez, la más pesada para llevar sobre las espaldas. Miré mi rostro en el espejo, la evidencia del llanto todavía seguía visible. Sin tocar el rostro, coloqué mis dos manos cubriéndolo.

- Que todo dolor se vaya, y venga la paz, que todo dolor se vaya y venga la paz...- murmuraba, mientras en mi cabeza pasaban uno tras otro, los encuentros que había tenido con el profesor Severus Snape. 

¿Por qué mi presencia no era bienvenida? Si le caía tan mal como me lo había dicho ¿Por qué me ayudaba, por qué me había curado la mano, si con enviarme a la enfermería bastaba? No lo entendía. Era grosero, soberbio, desencantado con la vida, como si le debiera favores, ¿Por qué nacían de él esos sentimientos de cuidado, de protección? ¿Quién era Severus Snape en realidad? 

Me tiré en la cama mirando el techo, que parecía un pedacito de cielo. Al parecer cambiaba según el estado de ánimo: cuando había llegado parecía una tormenta, con rayos y relámpagos. Y ahora, ya más serena, comenzaba a despejar, dejando entrever las estrellas y la enorme luna llena. ¡Cómo deseaba estar en Venecia! O en París, en el cabaret de Marie, aunque ella ya no estuviera. Jugando con Johan para medir nuestras capacidades, o lo que fuera. 

Alguien tocó a la puerta. 

- ¡Quién quiera que sea, váyase!- grité y la tormenta volvió a aparecer en el techo. 

- Soy yo Nel...- Johan estaba agitado...- Ábreme la puerta, por favor.

A regañadientes, me levanté de la cama y le abrí la puerta. Entró con el cabello enmarañado, la ropa rasgada y sin zapatos. Lo miré de arriba hacia abajo, riéndome. El brujo rubio, proveniente de los caminos, como su antecesora, me fulminó con sus ojos verdes. 

- No me río. Al parecer a los de Slytherin les molestan los Gryffindor.

- ¿Recién te diste cuenta de eso, Joh? - Agarré mi bastón y le apunté.- Quedate quieto, por favor. - ¡Habiller! ¡Remonter dans le temps!- Vestir, volver en el tiempo. Dos hechizos fáciles de conjurar si uno estaba en aprietos.- Ahora que estás bien. Que quede claro: ¡Nosotros no pertenecemos a las casas! Sólo nos asignaron una protección. O como yo lo veo, una habitación en el castillo porque al parecer mi protección quiere que me vaya a cosechar rabanitos al polo norte. 

- ¿Siguen las cosas mal entre Snape y tú? Deberías vernos a mí y a Minerva. Me recuerda a mi abuelita, Christine... - miró hacia mi cama- ¿Esa es la capa de Amelhíon? ¿Cómo pudiste traerla? Yo me olvidé la mía...

Puse los ojos en blanco.

- Por lo menos dime que trajiste la copa...

- ¡Sí!..Creo que sí. No he tenido tiempo para fijarme. ¿Pudiste averiguar algo más? 

- Un poco creo- me senté en la cama.- Ven...

Johan se sentó y respiró profundamente. Era bueno reecontrarnos después de lo sucedido. Se oyeron pasos en el pasillo.

- ¿Nela? - preguntó asustado cuando vió que el picaporte se movía. 

Me puse de pie y esperé lo peor. 

La puerta se abrió de par en par, como si un hechizo la hubiera abierto. El rostro de Severus apareció como si se tratara de un fantasma. No tenía puesta la túnica que le cubría casi todo el cuerpo, parecía mucho más alto de lo que recordaba. Parpadée para poder volver en mí ante el temor y retrucarle la invasión, pero eso no fue necesario. Snape se acercó a nosotros, mirando a Johan con desdén. 

- El profesor Slughorn...-comenzó a decir Snape.- Me temo que el profesor Slughorn ha organizado un encuentro al atardecer. Al parecer...- miró a Johan- Desea que sean acompañados por la profesora Mc.Gonagall y por mí. Desafortunadamente. 

- Si no quiere ir, no vaya- contesté alejándome de él- No tiene porqué. Puedo cuidarme muy bien sola...

- Eso no parecía cuando tuve que parar su sangrado ¿Sabe qué poción se había echado encima? 

- Un error lo comete cualquiera...- me puse a su altura.- ¿No quiere ir? No vaya. No tiene la obligación de hacerlo. - levanté el bastón- Ahora si me disculpa- miré a Johan- si nos disculpa, profesor Snape, tenemos cosas que hacer.  

Me agarró del brazo, le sostuve la mirada. Johan se levantó y murmuró: 

- L¨oubli...

Snape me soltó de golpe. Confudido, miraba la habitación, nos miró a nosotros.



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En el texto hay: harry potter, profecia, romance equivocado

Editado: 18.07.2019

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