La profecía de los dos príncipes - Fanfic Harry Potter -

La Batalla. El comienzo.

En los pasillos circulaba la noticia: Harry Potter estaba cerca. Y no estaba sólo, sus amigos lo acompañaban. La voz de Severus no se había escuchado durante todo el día, sólo se veía su pálido rostro rígido como piedra, mientras registraban todo el castillo.

Al pasar a mi lado, bastó con mover ligeramente su capa para que, Johan y yo fuéramos al laboratorio. Bajamos rápido, sin hacer mucho ruido. Entramos en el lugar, el frasco estaba en lo más alto de la mesada. Lo agarré con cuidado y se lo entregué a Johan. El brujo se lo llevó a un bolsillo interno.

- Recuerda- dije buscando mi bastón con la vista. - ¡Ahí estás!—lo agarré. La capa azul no tardó en cubrirme la espalda- Recuerda Joh, una gota por caído. Eso bastará como para reparar el tejido y encapsular el alma para que vuelva a reconectarse con su cuerpo. Trata de ser cuidadoso, una vez pasadas las siete horas posmortem no se puede hacer nada. El alma se libera por completo del cuerpo al que estuvo sometida. ¿Entendiste?

- ¡Ajá!- dijo solemne.- P…Pero…¿A dónde vas?

 

Lo tomé del brazo.

- Es hora de que vuelva a aparecer.- miré sus ojos verdes- Al gran salón ¿Dónde crees?

 

Empezamos a subir con rapidez por las escaleras. Salimos del reloj y nos enfilamos junto a los profesores.

- ¡Señorita Roses!- exclamó angustiado Slughorn- ¿Dónde ha estado…?

- Trabajando, profesor.- resumí agachando mi cabeza ante la mirada atenta de los mortífagos.

- ¿Siempre estuvo en el colegio?...

- Siempre.- imité una sonrisa.

Dos alumnas de Slytherin me reconocieron y no pudieron ser menos oportunas para saludarme. Uno de los mortífagos me reconoció, salió disparado convertido en una bruma negra, el reloj de arena ya había sido agitado.

Entramos todos, profesores, invitados, mortífagos y alumnos al gran salón principal. Lena y yo estábamos una al lado de la otra. Como en algún momento lo habían estado nuestros mentores, Zelión y Amelhíon. Nuestros pasos estaban acompañados por nuestros bastones ceremoniales, preparados para el fortuito combate.

Severus entró acompañado por sus servidores, marcando sus pasos en el suelo. Parecía tan frío y distante, tan ajeno a la persona que yo conocía que lograba nacer en mí, un antiguo temor. Pero, al igual que Dumbledore, confiaba en él.

Sus ojos negros se posaron en mí. Cambió el peso de su cuerpo sobre el otro pie, estaba nervioso, podía sentirlo. Miré hacia los otros profesores, Minerva Mc.Gonagall me estaba observando; como un gato asechando a un ratón, clavaba sus ojos en mi interior, buscando respuestas.

Johan la miró y carraspeó. Una advertencia para tener en cuenta. Ella desconocía lo que había ocurrido en el subsuelo del castillo y no lo sabría hasta que fuera necesario. Severus avanzaba por el pasillo que habían dejado los alumnos, no podía creer lo que escuchaba. Su tono de voz, las amenazas a todo aquel que haya visto, encubierto a Harry Potter. Sabía que debía mantenerse ajustado al plan, pero ¿Era necesario asustar a todos, incluso a mí?

De repente, y contra todo pronóstico, el joven en cuestión se abrió entre los estudiantes. Harry Potter avanzó por el mismo pasillo en el que estaba Severus, adjudicándole a viva voz la muerte de Albus Dumbledore ¿Sabría este niño el riesgo que tomaba su profesor para protegerlo? Apreté mis puños, la verdad debería saberse, pero ¿Quién era yo para descubrirla?

Un grupo de magos entró por la puerta principal portando sus varitas. El rostro de Severus estaba desencajado. Intercambié miradas con Johan ¿Qué hacer? Si interveníamos, mi presencia estaría al descubierto y no podíamos empezar con algo así en nuestra contra. Lena me tomó de la mano, sin mirarme, murmurando me pidió que me tranquilizara, aunque su bastón negro estaba absorbiendo su aura verde. Se estaba preparando para atacar.

- ¡Qué agallas!- exclamó el joven Potter- ¿Cómo pudo ocupar su lugar? Dígales, dígales qué pasó esa noche. Dígales como lo miró a los ojos, al hombre que confiaba en usted y lo mató ¡Dígales!

Miré a Severus con el corazón latiéndome con fuerza. El mago sacó su varita y apuntó al muchacho ¿Qué se supone que estaba haciendo? Los estudiantes se corrieron, asustados. Lena tejió su protección sobre los alumnos de Slytherin y Ravenclaw, mientras que Johan lo hizo con los de Gryffindor y Hufflepuff.

Minerva Mc.Gonagall avanzó apuntando a Severus con su varita. Lanzó un hechizo de fuego directamente hacia él. Ahogué un grito, avancé unos pasos, conjurando mi aura hacia el exterior, pero estaba bloqueada por los escudos de Lena y Johan. Volvió a disparar su conjuro, Severus se protegió. El hechizo recayó sobre el pecho de los dos mortífagos que lo custodiaban. Severus abrió su capa, se transformó en una bruma negra y salió rompiendo el cristal del gran ventanal.



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En el texto hay: harry potter, profecia, romance equivocado

Editado: 18.07.2019

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