La Batalla. El Final.

Al no sentirme ligada a mi cuerpo, floté hacia el exterior. Todo se veía diferente, miles de partículas de diferentes colores, energías del pasado y del futuro, que se unían formando una red espiritual que sólo los espíritus podían percibir.

Harry Potter sostenía la cabeza de Severus, junto a sus dos amigos. Me alegraba pensar que, quizás, la serpiente Nagini no había sido demasiado efectiva en su tarea.

- Míra…- pronunció con dificultad Severus.- Mírame…- le dijo a Harry y su cuerpo perdió la poca vitalidad que aún quedaba en él.

Poco a poco su espíritu abandonó su cuerpo. Sus ojos inexpresivos me miraron.

- ¿Qué…? - miró su cuerpo inerte y a Harry Potter corriendo hacia afuera- ¿Qué ha pasado? ¿Nela?- se acercó a mí, su caricia se asemejaba a una brisa de primavera, ya no sentía su calor.- ¿Por qué me seguiste?

- Era eso o quedarme en las mazmorras. – respondí con rapidez, llevé mi mano a su rostro fantasmagórico.

- Estás muerta por mi culpa…

- No por mucho, mira…- señalé la entrada.

A hurtadillas, Johan y Sybill entraron en la habitación. Sybill guiaba una luz con su varita, mientras Johan intentaba verme en su copa. La maga ahogó un grito al reconocer los cadáveres.

Johan se acercó a mi cuerpo. De sus ojos verdes se escapaban lágrimas silenciosas.

- ¿Quién pudo hacerte algo así, Nel? – miró el cuerpo de Severus – Al parecer no le fue tan bien…

El mago contemplaba la escena sin poder creer lo que sus ojos espirituales podían percibir. Johan sacó entre sus cosas un frasquito diminuto.

- Ve, verás Nela.- decía mientras sostenía mi cabeza.- Hurté un poquito de tu poción cuando te descuidaste. ¡Era injusto no tener una muestra! ¡Me matarás! Sé que debés estar enojada….

“Para nada, Joh. ¿Furiosa? sí. ¿Con ganas de devolverte a París en el primer portal que abra? Sí. Pero no quiero matarte. No todavía.”

Levantó con cuidado mi cabeza y, usando un gotero, me suministró la gota indicada.

- Así que… ¿Volverás?- preguntó Severus alejándose.

- ¿De qué hablas?

- Volverás a la vida. No te veré nunca más. ¿A dónde se supone que debo ir?- hablaba rápido, con la pena visible en lo que quedaba de su aura.

Me acerqué a él.

- Puedes reencontrarte con Lily, volver al castillo. En siete horas se abrirá la puerta al Astral y podrás irte donde quieras. O…

Coloqué mis manos sobre las suyas.

- Volver conmigo.

Me miró y se volteó.

- No lo sé…

- Sería volver a comenzar, renacer…- el hilo de plata volvía a unirme a mi cuerpo, atrayéndome hacia él- Haré la prueba, espera a que despierte, Severus…

Pero Sybill se había adelantado. Del cuerpo inerte del mago surgió un resplandor de luz. Su hilo de plata lo volvía a conectar a su materia.

- ¿Así que…? ¿A vivir después de todo? – sonrió. - ¡Qué don maravilloso te acompaña, Nela Roses!

- Snape…- pronuncié sonriendo mientras comenzaba a entrar en mi cuerpo- Nela Snape.

Silencio absoluto.

El rostro de Stephanía riéndose al pronunciar el hechizo de muerte volvió a perturbar mis pensamientos. Levanté mi tronco y cabeza buscando la primera bocanada de aire, provocando que los dos salvadores dieran un salto, llenos de temor.

- ¡Nela!- gritaron Johan y Sybill, contentos.

Se acercaron para abrazarme. Al sentir su calor, les respondí entre sonrisas el abrazo. Luego, miré a mi amigo.

- Tienes razón, te mataré…- bajó la cabeza- Gracias Joh, como siempre, me has salvado el pellejo.

- ¿Para qué estoy sino?

Miré hacia donde estaba Severus, aún no despertaba. Trastabillando, me acerqué a él sentándome a su lado, mientras le acariciaba el nacimiento de su cabello ennegrecido.

- Abre los ojos, mi sol…- susurré. – Por favor, ábrelos…