—Entonces, ¿está diciéndome que yo debo construir la cúpula, sacar a Miguel del complejo, traerlo a la universidad, atraerlo a la casa y meterlo adentro del portal?
—Veo que entendiste todo perfectamente— respondió Humberto, complacido.
—¿Usted va a darme las especificaciones de la cúpula? ¿Los diseños de los vitrales?
—No— dijo él a secas.
—¿Qué? ¿Por qué?— casi le grité, exasperado.
—Porque no los conozco.
—Eso no se lo creo— le dije, desconfiado.
—Es la verdad.
—Pero usted sabe todo lo demás...
—No todo, solo conozco algunos de los eventos porque me tocaron en otra línea temporal. Lo único que sé es que este portal solo se puede usar una vez y por una sola persona. Ni siquiera sabía si debía o no contactarte, pero ya pasaron siete años y aún no había señales de que comprendieras en qué estabas metido, así que confié en la profecía y me arriesgué.
—Profecía...— repetí—. Usted... usted es el décimo Antiguo— murmuré.
—Hace mucho que nadie me llama por ese nombre, pero sí, yo soy el décimo Antiguo.
—En el Círculo nunca nadie me habló de usted.
—Estuve en contacto con los demás por muy poco tiempo, es probable que ni siquiera me recuerden, es probable que ni siquiera me consideren un Antiguo.
—¿Conoció a mi madre?
—Marga era una mujer incomparable. Simpatizábamos bastante porque su habilidad y la mía eran parecidas.
—¿Usted es un profeta?
—Algo así— respondió él, evasivo.
—¿Por qué está en este mundo? ¿Por qué no está en el Círculo?
—Bress siempre fue muy posesivo y le interesaba Marga. Me veía como a una competencia que debía eliminar. Como comandaba los portales, no tuvo mejor idea que arrojarme a este mundo por uno de ellos.
—A mí me hizo lo mismo— murmuré.
—Lo sé. La diferencia es que al menos yo sabía quién era. Tú no tuviste esa oportunidad, hasta ahora.
—El viejo Strabons me dijo que usted había traído consigo una copia del Manuscrito de los Orígenes.
—Sí, Marga me lo dio en secreto y me las arreglé para que Bress no lo descubriera. Por aquel tiempo las cosas eran más fáciles porque Bress aún no había ampliado su habilidad. Desgraciadamente, el libro me fue robado y nunca pude recuperarlo.
—Pero el libro está en este mundo.
—Sin duda.
—¿Tiene alguna idea de cómo debo construir la cúpula?
—Ya te dije que no, pero estoy seguro de que lo harás.
Negué con la cabeza.