La Profecía del Regreso - Libro 2 de la Saga De Lug

SEGUNDA PARTE: El Doctor - CAPÍTULO 40

Juliana y yo estábamos desayunando solos en el comedor. Mercuccio estaba trabajando en el jardín del fondo y Nora estaba limpiando la casa.

            —Ayer me dijiste que las cosas habían comenzado a tener sentido, ¿a qué te referías?— le pregunté.

            —Ayer usted me dijo que iba a contarme lo que pasó después de que cayó en el pozo— me retrucó ella—. Quid pro quo.

            —De acuerdo— me rendí—. Desperté en un hospital en el centro de la ciudad. En la habitación conmigo estaba internado el viejo Strabons, el verdadero Augusto Strabons. Él sabía de mí. Me había estado buscando por años. Inclusive conocía algunas de las profecías de mi madre.

            —¿No es demasiada coincidencia?— me preguntó ella, desconfiada.

            —Toda mi vida ha estado marcada por coincidencias extrañas, como si mi destino estuviera predeterminado, como si toda mi vida fuera una especie de rompecabezas donde las piezas van encajando para formar la figura final.

            —¿Y cuál es la figura final?

            —No estoy seguro. En fin, Strabons me ayudó a salir del hospital y me hospedó en su casa. Luego Hermes lo mató. No tuve mucha oportunidad de hablar con él en realidad. Me hizo pasar por su nieto para que pudiera heredar su fortuna.

            —¿Por qué lo mató Hermes? ¿Y por qué está tras de usted y tras de todos lo que lo conocen?

            —Bress era su mejor amigo, me busca para vengar su muerte. Mató a Strabons para que no me pudiera contactar con él, pero llegó tarde, yo ya lo había conocido y había hablado con él. Supongo que como maté a su amigo, él quiere vengarlo haciendo lo mismo con los míos.

            —¿Por qué quería evitar que contactara a Strabons?

            —Porque Strabons era el único que podía ayudarme a volver al Círculo, a encontrar el portal.

            —¿Y no puede usar el mismo portal por donde entró la primera vez?

            —No, es complicado. Los portales tienen una ubicación en el espacio, pero también en el tiempo.

            —Así que no solo es una cuestión de dónde sino también de cuando.

            —Exacto.

            —¿Qué pasa si después de tanto buscar el portal, encontramos su localización pero el punto temporal no es conveniente?

            —Entonces tendremos que buscar otro portal que sirva.

            —Claro— dijo ella sarcástica—. ¿Cómo no lo pensé antes? Seguro que hay cientos de portales por todos lados. No sé por qué nos cuesta tanto encontrar uno.

            —Tengo la impresión de que si desciframos la ubicación del portal en el mapa de Alric, el punto temporal será conveniente.

            —¿Por qué lo dice?

            —Ya te dije, las piezas del rompecabezas de mi vida tienden a encajar. Además, creo que el viejo Strabons ya estaba encaminado a encontrar ese portal. Por algo tenía el mapa de Alric.

            —¿Por qué está tan empecinado en volver? Es decir... después de lo de Dana... ¿Por qué volver a un lugar que representa tanto dolor para usted? ¿Por qué no simplemente alejarse de todo aquello y construir una nueva vida aquí?—. Había una cierta tristeza en el tono de su voz.

            ¿Cómo explicarle que secretamente esperaba salvar a Dana de su cruel destino? Encontrarla otra vez, tenerla en mis brazos, recuperar la vida de felicidad que había imaginado con ella. Aun cuando Humberto me había explicado que era imposible, estaba decidido a violar las reglas, aunque todavía no sabía cómo. Seguía sintiendo que si había llegado diez años antes era porque el destino estaba dándome la oportunidad de salvarla.



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En el texto hay: mundos paralelos, portales

Editado: 12.10.2019

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