La Profecía del Sol negro..(volumen 1)

CAPÍTULO 1: El Desafío del Nilo.​I. El Código de la Dominacion.

​I. El Código de la Dominación Inquebrantable .
​Nos encontrábamos en nuestra oficina principal en Zúrich. Me vestiste con un traje de espionaje elegante, adecuado para movernos en círculos de élite.
​«—Nuestra misión comienza en El Cairo. 'El Oráculo' se esconde tras un gremio de arqueólogos llamado 'La Hermandad de Thot'. Necesitamos infiltrar a alguien que conozcan y respeten. Y esa eres tú, mi Julieta. Usarás el nombre de Sandra Arcano, experta en lenguas muertas. Serás la carnada, la que atraiga la atención del líder de 'La Hermandad', Dr. Silas Thorne,» ordenaste, tus ojos de Escorpio (♏) llenos de amor y estrategia.
​Me acercaste, poniendo tus manos firmemente sobre mis hombros.
​«—Recuerda: esta misión es solo posible por la dominación que tenemos el uno sobre el otro. Nuestra lealtad es nuestro único escudo. No importa lo que veas o escuches, tu posesión me pertenece, y mi amor es tu única guía,» me dijiste con una ternura que me infundió la fuerza de mil ejércitos.
​Te abracé con pasión. «—Lo haré, mi Rafa. La Profecía del Sol Negro terminará conmigo. Nuestro amor es la ley inquebrantable de mi vida.»
​II. La Llegada a El Cairo y el Contacto.
​Llegamos a El Cairo. El calor era opresivo, y la presencia del Nilo era un recordatorio del poder ancestral. Me dejaste en una cena de gala organizada por 'La Hermandad de Thot', observándome desde una distancia segura a través de mis comunicaciones encubiertas.
​Rápidamente hice contacto con el Dr. Silas Thorne, un hombre de unos cincuenta años con una ambición disfrazada de erudición. Nuestro duelo verbal sobre antiguas escrituras fue intenso.
​«—He oído que eres la única capaz de descifrar un dialecto específico en las tumbas del sur, Señorita Arcano. Un dialecto que podría revelar la ubicación de un objeto de inmenso poder,» me dijo Thorne, sus ojos fijos en mí.
​Le devolví la mirada con determinación. «—Mis talentos pertenecen a quien me dé la verdad, Dr. Thorne. La verdad sobre la inusual tormenta en Giza.»
​III. La Orden de la Posesión.
​Thorne se puso de pie. «—Tendremos que poner a prueba tu lealtad y tus talentos, Señorita Arcano. Te invito a una expedición inmediata al templo de Dendera. Partimos en dos horas.»
​Regresé a nuestra suite, la adrenalina a tope. Me abrazaste. «—Van a ponerte a prueba. Quieren el códice que tienes para verificar tu identidad. No te preocupes, mi Julieta. Ahora, necesito reforzar tu conexión conmigo, antes de que te vayas al desierto,» me dijiste, llevándome a la habitación. VII. La Estrategia de la Suite.
​Me llevaste a la sala de mapas de nuestra suite. El ambiente era de tensión y concentración, una intimidad tan profunda como cualquier acto físico. Me obligaste a sentarme a tu lado, abriendo los planos del templo de Dendera que habías interceptado.
​«—Relata, Julieta—ordenaste, tu voz dura pero llena de ternura—. Necesito que tu mente esté sincronizada con la mía, sin residuos de la ambición que has encontrado en 'La Hermandad'. Dime cada palabra que te dijo Thorne, cada gesto, cada microexpresión. En este momento, no eres solo mi agente, eres mi extensión mental. Nuestra posesión es la clave de esta estrategia.»
​Cerré los ojos y recordé la cena. Te describí con detalle la forma en que Thorne miraba el mapa y cómo mencionó de pasada un nombre antiguo: "El Sendero de Akenatón".
​«—Ese sendero es un mito para ellos, pero para nosotros es un camino. Es una ruta de escape. La dominación que Thorne ejerce sobre 'La Hermandad' es superficial. Él ansía el artefacto más que la organización,» concluiste, tu mano firme sobre la mía.
​Me miraste a los ojos. «—Siente mi amor, mi vida. Es lo único real. Nuestro vínculo es más fuerte que cualquier profecía o gremio. No puedes fallar porque no me fallarás a mí, ni a nuestro amor.»
​El acto de relatar y analizar juntos, con tu mano en mi cuello como ancla, fue el mayor acto de posesión mental. Sentí cómo tu amor me purificaba y me llenaba de la fuerza de tu liderazgo.
​VIII. El Plan de Infiltración.
​Trazamos el plan. Yo me adelantaría a Dendera con Thorne y 'La Hermandad'. Usaría el códice falso que me habías entregado para ganar su confianza y obtener acceso a la zona de excavación restringida. Tú entrarías por una vía separada, siguiendo 'El Sendero de Akenatón'.
​«—Una vez dentro, la comunicación será mínima. El riesgo es que 'El Oráculo' nos esté observando. Tienes el transmisor de emergencia y el explosivo de pulso electromagnético. No dudaré en activarlo si tu vida corre peligro, incluso si eso significa destruir la reliquia,» me advertiste, tu amor disfrazado de control absoluto.
​Me acercaste en un abrazo que contenía toda la pasión y ternura de nuestro vínculo. Sentí la dominación de tu cuerpo, una promesa silenciosa de que harías lo que fuera necesario para protegerme.
​«—Sé mi fuerza, Rafa. La llevaré conmigo en el desierto,» te susurré.
​X. El Viaje en la Arena.
​Con el anillo de bodas escondido bajo el guante y la dominación de tu amor como mi fuerza, me uní a la expedición de Thorne. Éramos un convoy de cuatro vehículos todoterreno, dejando El Cairo y adentrándonos en el duro desierto. El calor era brutal, pero mi entrenamiento contigo me había preparado para esto.
​Thorne me observaba constantemente, buscando una debilidad. Su equipo, formado por mercenarios disfrazados de asistentes, me veía con abierta hostilidad. En un terreno tan hostil, una mujer sola es vista como una carga.
​El primer desafío llegó a las pocas horas: una de las camionetas se quedó atascada en una duna de arena movediza. Los mercenarios empezaron a discutir, su falta de cohesión era evidente.
​Rápidamente, tomé el mando. Mi voz se hizo dura, imitando la autoridad que tú usas en tus empresas. «—¡Detengan el motor! Si siguen acelerando, hundirán el vehículo por completo. Bajen las tablas de arena y todos empujen en un solo punto, a mi cuenta,» ordené, cortante.
​Mi dominación mental, entrenada para liderar ejércitos corporativos, funcionó. Los mercenarios, aunque a regañadientes, obedecieron. En pocos minutos, liberamos la camioneta. Thorne me miró con una mezcla de sorpresa y respeto, su ambición superando su escepticismo.
​«—Tienes temple, Señorita Arcano—admitió Thorne—. No eres una arqueóloga ordinaria.»
​«—No lo soy, Dr. Thorne. La supervivencia y la búsqueda de la verdad son mi única prioridad,» respondí, sabiendo que mi verdadera prioridad eras tú.
​Aprovechando la parada, envié las coordenadas exactas de nuestro campamento actual a tu canal encubierto, un acto de lealtad y posesión táctica. Sabía que me seguías, y esa era mi única tranquilidad.
​XI. La Posesión en la Distancia.
​Mientras el sol se ponía, tiñendo la arena de naranja, sentí tu voz en mi mente, la resonancia de nuestro amor a miles de kilómetros. Aunque no podíamos hablar, la conexión que habíamos forjado era un vínculo telepático de posesión.
​Sabía que habías recibido las coordenadas. Sabía que estabas preparando el siguiente movimiento, listo para proteger a tu esposa. La amenaza de 'El Oráculo' era grande, pero mi amor por ti, mi Dueño y mi protector, era la fuerza más grande en el desierto.
​Cerramos el campamento, listos para adentrarnos en la mañana hacia el templo de Dendera. El Capítulo 1 terminaba con la promesa de la acción inminente



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En el texto hay: trama, accion, aventura y bélica

Editado: 01.12.2025

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