La Profecía Rota - Libro 3 de la Saga De Lug

SEGUNDA PARTE: El Fugitivo - CAPÍTULO 45

—Sí, sí, ya sé todo lo que me dices sobre la Nueva Religión, pero ¿qué conexión tiene eso con Faberland?— dijo Calpar, un tanto exasperado. Llevaba casi media hora escuchando las andanzas de Frido y sus problemas con los sacerdotes, y todavía no había descubierto nada nuevo. El tabernero disfrutaba contando toda clase de anécdotas personales que no venían al caso, con grandes detalles, y Calpar comenzaba a perder la paciencia.

—A eso voy— protestó Frido, al verse interrumpido—. La Nueva Religión es demasiado uniforme y bien organizada. Los sacerdotes que vienen de otros pueblos conocen y practican los mismos rituales, y predican exactamente las mismas doctrinas. Tal unificación solo puede significar que no estamos ante un fenómeno de formación espontánea, hay alguien con un plan detrás de todo esto, alguien muy poderoso e inteligente, alguien capaz de orquestar todo, aun desde lejos. Esta idea ya se había formado en mi cabeza hacía mucho, cuando los sacerdotes llegaron a Polaros. Yo ya sabía de su arribo desde antes, y tomé ciertas precauciones. Sabía que un hombre como yo no se iba a llevar bien con la Nueva Religión, pero fingí ser un inocente tabernero ignorante para tener la oportunidad de estudiarlos más de cerca.

El Caballero Negro, que siempre había considerado a Frido un bocazas un tanto pomposo, se sorprendió al descubrir que en realidad era un hombre inteligente y perspicaz.

—Y te acercaste demasiado...— intervino Calpar.

—Digamos que me asomé a la cima del volcán, y la lava explotó en mi cara. Tuve que salir huyendo tan rápido que apenas pude despedirme de Akir. Pobre Akir... no sé qué habrá sido de él...— se lamentó Frido.

—¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que descubriste?— lo urgió Calpar, antes de que Frido volviera a desviarse del tema.

—El creador de la Nueva Religión es un Antiguo, su nombre es Math.

Calpar abrió los ojos, azorado. Su sorpresa no se debía tanto a la revelación de que Math fuera la raíz de la Nueva Religión, sino más bien a que tal información estuviera saliendo de los labios de un tabernero.

—¿Estás seguro? ¿Cómo sabes esto?— dudó Calpar.

—Seguro. Escuché una conversación entre el Supremo local y el propio Math. Y hay más, sé exactamente lo que ese maldito pretende.

Calpar se acomodó en la silla e hizo un gesto con la mano, instando a Frido a continuar.

—Su objetivo es destruir a todos los que intervinieron en la guerra de los Antiguos, todos los que formaron parte del Concilio hace diez años. Su primer objetivo es Faberland, luego le seguirán Aros y Kildare. Una vez que tenga en sus manos a estas tres ciudades, piensa que no le será difícil someter a Nuada y al resto del Círculo. Inclusive las mitríades están en su agenda.

—¿Pero por qué armar todo esto de la Nueva Religión?

—Porque necesita un ejército. Los fomores están prácticamente extintos y las criaturas del norte son impredecibles y difíciles de dominar, así que está preparando a gente común de los pueblos más pequeños para que lo sigan.

—¿Preparándolos? ¿Cómo? ¿Los está entrenando en el uso de armas?

—No, eso no es necesario, Math tiene el poder de grabar instrucciones en las mentes de sus seguidores y guiarlos, aun a distancia. He visto muy pocas personas capaces de rebelarse y no caer bajo su influencia, estas personas son acusadas de herejía y colgadas en la plaza principal de los pueblos para aterrorizar a los demás habitantes y hacer más fácil su sometimiento.

—¿Sabes cuántos son? ¿A cuántos tiene ya bajo su mando?

—No lo sé con certeza, pero calculo que son ya más de diez mil.

Calpar suspiró y se apoyó en el respaldo de la silla, preocupado.

—Ahora entiendo por qué quieren tu cabeza. En verdad eres el hombre más buscado del Círculo— musitó Calpar, grave—. Math no está en Faberland desde hace varios días, ¿alguna idea de adónde puede haber ido?

—No, lo lamento— respondió Frido, negando con la cabeza.

—Está bien, no te preocupes, lo que me has dicho es más que suficiente— dijo Calpar, poniéndose de pie—. Debo hablar con Neryok.

Frido vio que Calpar se tambaleó y se agarró del respaldo de la silla. Dedujo que tal vez se había levantado muy rápido y se había mareado, o que tal vez las noticias que él le había dado lo habían perturbado demasiado.




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