La Profecía Rota - Libro 3 de la Saga De Lug

TERCERA PARTE: El Sujetador de Demonios - CAPÍTULO 93

Lug volvió a gritar el nombre de Cormac en la inmensidad de arena de la playa. Había corrido casi sin parar desde el palacio. Al fin, lo vio salir de atrás de una enorme formación rocosa hacia el oeste. Impaciente, Lug corrió hacia él al verlo.

—Necesito tu ayuda— le pidió Lug, jadeante.

—¿La reina?

—La reina está bien, pero Ana está inconsciente, tienes que ayudarme, tiene que ser rápido, antes de que la reina vuelva a caer— las palabras de Lug salían a borbotones.

Cormac frunció el ceño sin entender las atolondradas palabras de Lug.

—Cálmate— le dijo Cormac con las manos en alto—. ¿Qué pasó? ¿Quién es Ana?

—Ana es la nieta de Zenir.

—¿La nieta de Cathbad? No sabía que tuviera descendencia.

—Casi nadie lo sabe, es una larga historia. Por favor, tienes que ayudarla.

—Explícame lo que pasó.

—Ana es una Sanadora, como su abuelo; conectó su habilidad con la reina para hacerla despertar. Logró su cometido, pero ahora yace inconsciente y no podemos despertarla.

—¿La tocaste? ¿Te conectaste con ella?— le preguntó Cormac, alarmado.

—No estaría aquí si lo hubiera hecho. Por eso vine a verte, dime cómo puedo ayudarla.

—No puedes. Si te conectas con ella, Wonur te matará. Lo más seguro es que lo haya hecho a propósito para tentarte a que la sanes. Wonur debe haber percibido que Ana era más importante para ti que la reina.

—¿Qué voy a hacer?

—No puedes hacer nada. Lo único que puedes hacer es seguir con el plan y arreglar el encuentro con Wonur.

—No puedo dejar a Ana así, no puedo— dijo Lug, al borde de la desesperación.

—Entiendo que estimes a Ana, pero ella no es esencial. Debes concentrarte en la reina y en la cita.

—Ana es esencial. Ana me salvó la vida cuando Math me atravesó con mi espada, si no fuera por ella estaría muerto, tengo que ayudarla.

—Si ella no te hubiera sanado, tú mismo te habrías sanado.

—¿De qué hablas? No puedo sanarme a mí mismo, eso le daría a Wonur la oportunidad de entrar en mí.

—¿Quién te dijo semejante cosa?

—Todos.

—¿Todos? ¿Quiénes son todos?

—Calpar…—dijo Lug, tratando de recordar quién más lo había convencido de la imposibilidad de sanarse a sí mismo.

—Debí imaginarlo— resopló Cormac—. Myrddin es un tanto paranoico con respecto al uso de las habilidades. No me malentiendas, después de las experiencias nefastas que ha tenido con la suya, no lo culpo.

—¿Estás diciéndome que tengo la capacidad de sanarme a mí mismo? ¿Sin consecuencias funestas?

—Desde luego. Si puedes influir en la mente de otros, es obvio que también puedes controlar la tuya. Tu invocación del lago para protegerte lo prueba.

—Pero si intentara sanarme a mí mismo, la oscuridad…

—Para poder sanarte a ti mismo debes conectarte con tu centro, bajar hasta lo más hondo de tu ser. Algunas personas nunca se atreverían a arriesgar un contacto como ese porque tienen miedo de lo que puedan encontrar en lo profundo de su ser. Algunos ya saben lo que van a encontrar, y por eso hacen bien en evitar semejante contacto. La oscuridad podría atraparte, sí, pero eso podría pasar solo si hubieras pactado con la oscuridad. Myrddin quedó manchado para siempre cuando hizo el pacto. Aun al renunciar a él, parte de Wonur aun está dentro de él, y se manifiesta cuando usa su habilidad. Pero tú nunca pactaste, la única forma en la que Wonur puede influirte es a través de otros que tengan o hayan tenido conexión con él.

—Por eso Calpar se puso como loco cuando tuve la conexión con Nuada— dijo Lug, más para sí que para Cormac.

—Si se alteró, tenía buenas razones para hacerlo. Alguien con tu poder puede llegar muy hondo en la mente de otros, puede liberar fuerzas reprimidas, fuerzas oscuras. Para ti es mucho más peligroso conectarte con otros que conectarte contigo mismo.

—¿Pero qué hay de Zenir?

—¿Qué hay con él?

—Él fue el único que no pactó…

—Exacto.

—No entiendo.

—Myrddin y Cathbad son hermanos.

—Lo sé pero...

—Con el pacto, Myrddin ha podido vivir por más de doscientos años.

—Pero Zenir y Calpar parecen más o menos de la misma edad…

—Exacto.

—¿Cómo es posible si Zenir nunca pactó?

—Zenir es un Sanador. Como Sanador ha podido mantener su cuerpo sano, ha regenerado sus células constantemente, y así ha podido mantenerse vivo por muchos años. Esa es una de las razones por las que la oferta de inmortalidad de Wonur nunca lo atrajo.

—Eso significa que Ana puede sanarse a sí misma— comprendió Lug—, es solo que no lo sabe.

—La única forma de hacérselo saber es conectándose con ella, y no puedes hacer eso— le advirtió Cormac.




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