La Profecía Rota - Libro 3 de la Saga De Lug

CUARTA PARTE: El Señor de la Luz - CAPÍTULO 151

Frido se desplomó en una desvencijada silla del salón principal de su abandonada posada.

—Hablé con Hilda, la cocinera del Templo, Guilder no está aquí— dijo suspirando.

—¿Estás seguro, Frido?— preguntó Lug.

—Te aseguro que si a un sacerdote se le mueve un solo pelo de la cabeza, Hilda es la primera en enterarse, o era… ya no hay ninguno en Polaros.

—Podría estar escondido en otro lado, en las afueras de Polaros, acampando en las sierras…— propuso Dana.

—Guilder es un faberlandiano, la vida al aire libre no le sienta bien. De seguro buscará un lugar cerrado y oscuro para esconderse de la intemperie, de preferencia uno con celdas aisladas para poder tener a su rehén— dijo Tarma.

La palabra “rehén” para referirse a Ana le causó un escalofrío a Lug.

—Esa Hilda podría estar mintiendo. Recordemos que ha estado bajo la influencia de los sacerdotes— sospechó Dana.

Frido negó con la cabeza.

—Como todos los demás, Hilda despertó del hechizo de Math. A sus ojos, yo fui un hereje merecedor de la muerte, pero ahora se da cuenta de lo confundida que estuvo todo este tiempo. Toda la gente de Polaros que me despreció bajo el dominio de la Nueva Religión, me ha recibido ahora como un viejo amigo largamente ausente, al que están contentos de ver otra vez. Ninguno de ellos me mentiría en este asunto. Además, mi investigación no consistió solamente en hablar con la cocinera: hice que Hilda me mostrara todo el Templo, incluso las celdas. Les aseguro que no ha habido actividad en ese lugar en semanas.

—Creo que es hora de que abra un canal con Zenir. Tal vez ellos tengan novedades de Ana— propuso Dana.

—Buena idea— aprobó Lug.

—Ve a la habitación de Akir, es la única decente en toda la posada en este momento— le indicó Frido.

Lug y Dana subieron por las agrietadas escaleras hasta la planta superior, mientras Tarma y Frido se quedaban abajo.

Durante la espera, Frido no pudo evitar el impulso de tratar de arreglar los estantes torcidos y desencajados que apenas se sostenían en la pared que estaba detrás del mostrador. Forcejeó un rato, pero lo único que logró fue que todo se viniera abajo. Descorazonado, abandonó sus inútiles intentos y fue a sentarse junto a Tarma.

—Todo está tan destrozado…—suspiró.

—Tendrás mucho trabajo para poner este lugar en condiciones nuevamente— concedió Tarma—. Será muy arduo si intentas hacerlo solo, pero si quieres, puedo hablar con Eltsen.

—Te lo agradezco, Tarma, pero, ¿qué puede hacer Eltsen?— sacudió la cabeza Frido.

—Eltsen tiene bajo su mando a los mejores constructores de todo el Círculo, Frido. ¿No estuviste tú mismo en su enorme palacio? ¿Quién crees que lo hizo? Te aseguro, amigo, que reparar tu posada será un juego de niños para ellos. No me sorprendería que decidieran tirarla abajo y hacerla entera nueva, con materiales mucho más durables.

—¿Tirarla abajo?— dijo Frido con una expresión de horror en el rostro.

—Solo si así lo quieres, Frido— rió Tarma.

—Sea como sea, no tengo cómo pagar esos arreglos…

—¿Pagar? ¿No lo entiendes, Frido? Es Eltsen el que está en deuda contigo y con todos los que salvaron Faberland. Restaurar tu posada es un precio pequeño para pagar por tus servicios a Faberland.

—Pero yo no hice nada, yo no salvé Faberland…

—Es cierto que fue Lug el que detuvo la guerra, pero tú Frido, tuviste un papel muy importante: la información que le diste a Calpar, el haber traído a Nuada… No pienses ni por un momento que tus servicios quedarán olvidados.

Frido sonrió complacido. Él ya no era un donnadie en un pequeño pueblo, él era ahora un héroe de una épica guerra. Respiró hondo, el pecho henchido de orgullo.

—Acepto tu propuesta, Tarma, gracias.

—Excelente— sonrió Tarma.

Dana y Lug bajaron las escaleras con los rostros perturbados.

 

—¿Qué pasó?— preguntó Tarma con urgencia.

—Zenir, Akir y Randall están de vuelta en Faberland. Rescataron a Ana— explicó Lug.

—Entonces, ¿por qué las caras largas?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.