La Promesa

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 12

LAYLA

Hace tres años....

Las luces deslumbrantes y la música ensordecedora me envolvían, intensificando el pánico que ya me invadía. No tenía idea de cómo había terminado aceptando la loca idea de Vianney y Natalia de infiltrarnos en una fiesta exclusiva para universitarios.

—Layla, toma —me entregó una de las credenciales falsas que consiguió a través de uno de los chicos con los que suele salir—. Vamos, quita esa cara, por favor.

Intenté relajarme, pero la sensación de estar fuera de lugar seguía pesándome. No podía evitar sentir que en cualquier momento nos descubrirían, y que todo este plan improvisado sé vendría abajo. Sin embargo, las risas despreocupadas de mis amigas parecían borrar cualquier preocupación, como si estuvieran totalmente seguras de que todo saldría bien.

—Relájate, ¿sí? —agregó Natalia con una sonrisa divertida—. Nos vamos a divertir, ya verás.

Me obligué a devolverles una sonrisa, aunque mi mente seguía trabajando a mil por hora, imaginado todos los escenarios posibles en los que esto podía salir mal.

Respiré hondo y decidí seguirles la corriente. Me colgué la credencial falsa al cuello, cómo si eso fuera suficiente para calmar la inquietud en mi pecho. Vianney y Natalia me rodearon, risueñas y emocionadas, mientras nos abríamos paso entre el bullicio de la fiesta.

La entrada estaba vigilada por un par de chicos que parecían más interesados en la música y las chicas que en revisar las identificaciones. Aun así, mi pulso sé aceleró cuando uno de ellos me miró de arriba abajo, antes de darme un asentimiento despreocupado. Apenas crucé el umbral, solté el aire que no sabía que había estado conteniendo.

—¿Ves? Te dije que no pasaría nada —Vianney me guiño un ojo, llevándose a Natalia de la mano hacia la pista de baile, dejándome sola por un momento.

El ambiente se hizo más vibrante mientras la música retumbaba y las luces de la fiesta bailaban al ritmo del DJ. Vianney y Natalia, siempre tan llenas de energía, ya se habían mezclado con la multitud en la pista de baile. Yo, en cambio, me mantuve más cerca de la barra, observando el bullicio con una bebida en la mano.

Desde mi posición, podía ver a Vianney bailar animadamente con un chico alto, de cabello oscuro, que parecía no tener problemas en seguirle el ritmo. Sonreí ante la escena, pensando que quizá la noche no sería tan mala después de todo. Pero mi optimismo fue fugaz.

De repente, una chica rubia, visiblemente alterada, aparició en la pista de baile. Se plantó frente a Vianney y la empujó, apartándola del chico con una mirada furiosa.

—¡Apártate de mi novio! —le gritó la chica, su voz rompiendo el ritmo de la música.

Vianney, lejos de achicarse, le devolvió la mirada con una sonrisa sarcástica. —Tranquila, que solo estábamos bailando —respondió con un tono burlón que solo avivó la furia de la chica.

El ambiente se tensó de inmediato. La chica de abalanzó sobre Vianney, empujándola de nuevo, pero esta vez con más fuerza, lo que provocó que ambas cayeran al suelo. Vianney, sin pensarlo dos veces, se levantó y le devolvió el empujón, y de ahí todo se descontroló.

Natalia, que estaba cerca, se metió en medio intentando separar a las dos, pero en el proceso terminó recibiendo un empujón que la hizo tambalear. Yo, al ver la escena, dejé mi bebida y corrí hacia ellas, tratando de apartarlas antes de que la cosa fuera a más.

—¡Vianney, basta! ¡Natalia, ayudame! —traté de intervenir, agarrando a Vianney por la cintura mientras la chica seguía intentando lanzarse sobre ella. Pero el caos ya había llamado la atención de la gente alrededor, y pronto se escucharon gritos y empujones que aumentaban el tumulto.

La pelea se hizo un desastre en cuestión de segundos. Gente filmando con sus teléfonos, otros riendo, algunos tratando de calmar la situación y, en medio de todo, yo intentando evitar que Vianney y la chica rubia siguieran lanzándose golpes.

Y como si la situación no fuera lo suficientemente mala, escuché el sonido inconfundible de sirenas acercándose. El caos de la fiesta se convirtió en una estampida cuando varias patrullas se detuvieron frente al lugar y los oficiales empezaron a desalojar a todos.

—¡Levanten las manos! ¡Sepárense ahora! —ordenó uno de los policías con una voz autoritaria, mientras otro apartaba a Vianney y la chica.

Sin embargo, para nosotras, ya era demasiado tarde. Antes de poder siquiera explicar lo que había pasado, uno de los oficiales nos puso las esposas y nos escoltó hacia la salida. La adrenalina de la pelea se convirtió en pánico cuando las puertas de la patrulla se cerraron tras nosotras.

Nos metieron a todas en la parte trasera de una patrulla, Vianney aún con la respiración agitada y Natalia tratando de calmarla, mientras yo solo pensaba en cómo explicaría esto cuando llegáramos a la comisaría.

♡*♡∞:。.。 。.。:∞♡*♡

—Ya le expliqué que fue ella quien se me abalanzó —insistió Vianney por tercera vez, la furia reflejada en su voz.

—Entiendo, señorita Preston, pero lo que quiero saber es qué hacían en una fiesta donde se estaban consumiendo bebidas alcohólicas, siendo ustedes tres menores de edad —el comandante la miró con severidad.



#2067 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, drama, secretos .

Editado: 06.11.2024

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