La Promesa

ESTOY AQUI

Estoy aquí....

Desde que despertó sabía que algo no iría bien ese día, a pesar de los pronósticos, estaba nublado, las aves no cantaban, y su casa se sentía fría.

Lizzi decidió no hacer caso a las señales, aunque creía en lo paranormal, lo respetaba y no se metía en nada de eso.

Cuando terminó de bañarse, y estaba por vertirse sintió un tenue y ligero olor perdido en el tiempo...

- no te dejes llevar, es tu mente jugando contigo.

Se vistió y estaba por tomar su bicicleta para ir a su trabajo, como había hecho desde que llegó al pueblo en busca de paz y tranquilidad; cuando descubrió que unos cuervos le seguían.

- por favor no...  Es solo una coincidencia,  solo eso. -  Se repitió.

Acostumbraba a ir en bicicleta a su trabajo, pero ahora sin razón alguna aparente ambas llantas estaban desinfladas.

Trató de caminar lo más normal que pudo, aunque por dentro un sentimiento de angustia se apoderaba  de ella.

Al llegar a su pequeña librería, la llave simplemente se negaba a ceder y los graznidos de los cuervos que se sumaban a ver el espectáculo desde los sitios altos, no le permitían concentrarse.

Al fin pudo abrir y al entrar y cerrar la puerta pensó que estaría a salvo, quiso aferrarse a ese pensamiento...

Lizzi era una chica de estatura media, con un pelo negro como el azabache, y una tez blanca como la nieve, sus ojos almendrados de color miel y en marcados por unas hermosas españas se escondían tras unos gafas de marco grueso.  Era sencilla, estaba consciente de que tenía un cuerpo envidiable, y por lo mismo, prefería no mostralo usando vestidos largos y suéteres, sin faltar sus calcetines de muñequitos y sus snickers... Una chica aburrida de un pueblo aburrido, y así debía permanecer.

Encendió las luces, revisó qué todo estuviera bien, y espero a que su asistente llegara para poder encerrarse en su estudio y seguir trabajando en la restauración del libro del Señor Adams.

- Hola jefa - sonó la voz cantarína de  Julieta, su asistente, una chica alegre con un gusto por todo lo punk, pero que secretamente amaba leer historias de amor. Lizzi si era apenas unos meses mayor pero la madurez las separaba por años luz... Siendo la chica punk la más centrada de las dos. .

- Hola Jul, estaré todo el día en el estudio, no me hables a menos que sea necesario.

- entendido jefa... - contesto poniendose sus audífonos y oyenda esa extraña música...

Lizzi, caminaba más tranquila pasando por el pequeño pasillo lleno de libros  que comunicaba la tienda con su estudio, ya no estaba sola, y nada extraño pasaba, cuando un golpe seco se oyó a su espalda, no quería ver, pero sabía que de no hacerlo sería más perjudicial, y ahí en el piso un libro.

Respiro tranquila, - debí botarlo a la pasar - y al girarlo para ver a donde correspondia un papel salió de él, llevado como una suave pluma es llevada por el viento y se posó a sus pies.

Temblando lo recogió, el tiempo lo había vuelto amarillo, había algo escrito, reconocía la letra a pesar del tiempo, aún recordaba esa manía suya de poner corazones en lugar de puntos a las "i" y esa forma de la "g", que más parecía un gato con su colá colgando, y ese olor, su perfume favorito.... Temblando lo leyó:

" NO MORIRÉ DEL TODO AMIGA MIA"

«No moriré del todo, amiga mía,
mientras viva en tu alma mi recuerdo.

Un verso, una palabra, una sonrisa,
te dirán claramente que no he muerto.

Volveré con las tardes silenciosas,
con la estrella que brilla para ti,
con la brisa que nace entre las hojas,
con la fuente que sueña en el jardín.
Volveré con el piano que solloza
las nocturnas escalas de Chopin;
con la lenta agonía de las cosas
que no saben morir.

Con todo lo romántico, que inmola
este mundo cruel que me destroza.

A tu lado estaré cuando estés sola,
como una sombra más junto a tu sombra».

- LINDSEY...... 




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